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Bhakti-Yoga: Identidad, Fundamentos y Sabiduría del Movimiento Hare Krishna


"El hombre poco inteligente no indaga acerca de la vida trascendental; en cambio, pregunta sobre muchos temas que no están directamente relacionados con su existencia eterna. Desde el mismo comienzo de su vida, el ser humano pregunta a su madre, a su padre, maestros, profesores, a los libros y a muchísimas otras fuentes, pero no obtiene la información correcta acerca de su verdadera vida.”

[Bhaktivedanta Swami Prabhupada]


El pasaje anterior expresa una crítica al enfoque superficial o materialista de gran parte de la humanidad, especialmente hacia quienes se centran en temas triviales o temporales [MAYA = ILUSIÓN], sin cuestionarse lo fundamental: la naturaleza trascendental de la existencia.

El conocimiento espiritual proviene de los textos védicos, en los cuales se establecen distintos tipos de etapas y obligaciones que resultan necesarias para alcanzar el propósito espiritual, y así, sacarle el mayor provecho posible a la existencia humana. 

En la presente publicación se nombran y definen los principales prospectos del movimiento Hare Krishna.


Swami Prabhupada

  • Alma y Cuerpo

El primer paso verdadero en el sendero de la autorrealización y la comprensión espiritual consiste en aprender y comprender que nuestra identidad real está separada del cuerpo en el cual habitamos. “Ahaṁ brahmāsmi": 'no soy este cuerpo, sino un alma espiritual', es una comprensión esencial para todo aquel de quiera trascender.

De acuerdo con la antigua filosofía Sāṅkhya —la metafísica védica—, existen distintos elementos materiales que constituyen todo lo que percibimos en el mundo físico. 

La tierra, el agua, el fuego, el aire y el éter forman los llamados pañcha mahā-bhūtas, los cinco grandes elementos materiales de la naturaleza. Nuestro cuerpo físico está formado por estos cinco elementos en proporciones variables. Por ejemplo, el agua representa aproximadamente el 80% de la composición corporal. El éter se manifiesta en los espacios vacíos y cavidades internas del cuerpo. El fuego, por su parte, se expresa en el sistema digestivo, así como en el procesamiento visual del color a través de los ojos. 

Sin embargo, el Bhagavad-gītā aclara que este cuerpo compuesto de materia no lo es todo. Más allá de esta combinación de elementos materiales, se encuentra el alma espiritual (ātman), cuya presencia se manifiesta a través de la conciencia. 

La conciencia es el síntoma innegable de la existencia del alma. Un cuerpo sin conciencia es, en efecto, un cuerpo sin vida. Tan pronto como la conciencia abandona el cuerpo, la boca ya no habla, los ojos no ven, los oídos no oyen, y la vida cesa por completo. Es un hecho evidente: la conciencia es esencial para la animación y vitalidad del cuerpo.

Así como el calor y el humo son síntomas de la existencia del fuego, similarmente podemos entender que la conciencia es el síntoma del alma. 

La energía del alma o del yo verdadero es producida en forma de conciencia. En verdad la conciencia comprueba que el alma está presente en el cuerpo.

Podemos comprender que el cuerpo no es más que una máquina temporal, un vehículo diseñado para transportar aquello que llamamos alma espiritual. En esta analogía, el alma sería como el combustible que da energía a la máquina, mientras que la conciencia actuaría como el motor que la mantiene en funcionamiento. 

Cuando una pieza de la máquina se avería, puede ser reparada o reemplazada, y el mecanismo continúa operando. Pero si se le quita el motor o el combustible, la máquina se vuelve inservible. 

De la misma manera, cuando llega el momento de la muerte y la conciencia abandona el cuerpo, este ya no puede ser revivido. El alma es distinta del cuerpo, y mientras permanezca en él, el cuerpo manifiesta signos de vida. 

Pero en ausencia del alma, no hay posibilidad de animación. Entonces surge la gran pregunta: ¿Qué sucede con el alma en el momento de la muerte?


  • Transmigración del alma


En el Bhagavad-Gītā se lee:


"Aquel que ha nacido, es seguro que va a morir, y, después de morir, es seguro que volverá a nacer".

"Jamás hubo tiempo alguno en que yo no existiera, ni tú, ni todos estos reyes; así como en el futuro ninguno de nosotros dejará de existir. Tal como el alma encarnada pasa continuamente en este cuerpo, de la niñez a la juventud, y luego de la juventud a la vejez; el alma pasa de manera similar a otro cuerpo al morir. Una persona sensata no se desconcierta ante tal cambio. [...] Nadie puede destruir a esa alma imperecedera".

"Así como una persona se pone ropas nuevas, abandonando las viejas, el alma acepta de manera similar nuevos cuerpos materiales, abandonando los viejos e inútiles. El alma nunca puede ser cortada en pedazos por ningún arma, ni quemada por el fuego, ni humedecida por el agua, ni marchitada por el viento. [...] Sabiendo esto, no puedes afligirte por la muerte del cuerpo.".


Y en el Garuda Purana encontramos:


"La muerte es segura para los que nacen y el nacimiento es seguro para los muertos. Esto es inevitable y, por lo tanto, un hombre sabio no debería lamentarse por ello".



El hinduismo enseña que al interior de todos y cada uno de los seres vivos, existe una partícula divina denominada "alma", la cual es eterna e inmortal. Śrīla Prabhupāda ilustra esta verdad filosófica mediante diversas analogías. Por ejemplo, una gota de agua del océano posee las mismas cualidades que el vasto mar, y una pepita de oro comparte las mismas propiedades que una gran mina de oro. En ambos casos, la naturaleza esencial es idéntica, aunque la cantidad o magnitud difiere considerablemente. De la misma manera, el alma espiritual comparte cualidades con Dios —como la eternidad, el conocimiento y la bienaventuranza—, pero nunca en la misma medida o plenitud. Como almas individuales, poseemos atributos similares, pero jamás alcanzamos la magnitud ilimitada del Señor Supremo.

Y también afirma que nuestro cuerpo físico es simplemente una especie de herramienta o vehículo que el alma utiliza para efectuar karma (acciones) en el mundo material, y, por lo tanto; es pasajero y perecible. 

La muerte se considera otro cambio más del cuerpo, siendo el cuerpo un vehículo temporal, y el alma, un elemento eterno que no puede ser cortado ni aniquilado de ninguna forma. 

En el momento que el cuerpo perece de acuerdo a la naturaleza material y al tiempo, el alma pasa a otro cuerpo que se determina de acuerdo a su Karma, o en otras palabras, a los resultados de sus actividades a lo largo de la vida. Esto se conoce como " reencarnación " o "transmigración del alma ". Así, el alma va continuamente de cuerpo en cuerpo, experimentando distintas formas de vida. A veces como animales, otras como seres humanos, otras como plantas. Y eso ocurre de acuerdo a sus propios deseos y reacciones a sus propios actos.

En el Bhagavad-gītā leemos:

"Aquellos situados en la modalidad de la bondad ascienden gradualmente a los planetas superiores; los de la modalidad de la pasión viven en los planetas terrenales; y los que están en la abominable modalidad de la ignorancia descienden a los mundos infernales".
"La conciencia de uno en el momento de la muerte, determina el tipo de cuerpo de uno en la próxima vida". 
“Cuando uno muere después de hacer Karmas Mixtos en la modalidad de la pasión, nace entre aquellos ocupados en actividades fruitivas; y cuando uno muere en la modalidad de la ignorancia, nace en el reino animal”.


El conocimiento referente a la ciencia del alma se considera el ABC, o en otras palabras, conocimiento básico y esencial en la vida espiritual, el inicio de la autorrealización.

Y en las escrituras védicas se describen tres atributos fundamentales que caracterizan la personalidad de Dios (Bhagavān), y que también están presentes —aunque en forma limitada— en la naturaleza intrínseca del alma espiritual (jīva):


1. Sat - Eternidad: El alma por naturaleza es eterna, no está sujeta a las 3 facetas del tiempo (pasado, presente y futuro) que hacen que el cuerpo nazca o muera. En realidad el alma siempre ha existido, y nunca dejará de existir, no tiene principio ni fin. Bajo las condiciones de este mundo material la vida permanece bajo el flujo del tiempo, y por ende experimentamos la muerte como si fuera nuestra única realidad, cuando en verdad el alma no esta sujeta a este cambio. 

2. Cit - Conocimiento, o plena conciencia: El alma posee plena conciencia en sí misma por naturaleza. Aunque esa conciencia pueda estar limitada por el cuerpo y la mente, en su estado puro el alma tiene una conciencia clara de sí misma y de Dios. Está cualidad distingue al alma de la materia, la cual no posee conciencia. 

3. Ananda - Bienaventuranza o plena felicidad: El alma está naturalmente llena de felicidad al relacionarse con Dios, reconociendo su verdadera identidad. La busqueda de la felicidad en el mundo material es un reflejo desvirtuado y distorsionado de esta cualidad espiritual. En su estado puro, el alma experimenta un gozo ininterrumpido mediante el servicio devocional (bhakti).


En resumen, el alma es eterna (Sat), consciente (Cit) y llena de dicha (Ananda). Estas cualidades no son adquiridas, si no que son inherentes al alma por naturaleza, aunque estén temporalmente cubiertas por la energía material. El proceso del Bhakti-yoga busca despertar esta naturaleza original y reestablecer nuestra relación con Krishna, Dios.


  • Bhakti-Yoga

Deme 5 segundos de su tiempo para hacerle una breve pregunta introductoria:

¿Cuál es la primera idea o imagen que se le viene a la mente al escuchar la palabra "Yoga"?

Probablemente pensó en algo como esto:



O esto:



Pero lamento decir que dicha concepción es errónea, siendo más bien una tergiversación de la palabra "yoga" en occidente.

Los trabajos físicos que involucran ejercicios de flexibilidad, elongación y respiración, como los que se aprecian en la fotografía, se conocen con el nombre de "Hatha Yoga", y cada ejercicio se conoce como "Āsana" (del sánscrito: "postura").

Sin embargo, sería incorrecto definir al yoga como un simple trabajo físico, porque en realidad no lo es. 

Yoga significa "unión" o "vínculo", y en las escrituras védicas se menciona que existen varias ramas o corrientes de yoga. Y para un mejor entendimiento, podrías definir yoga como "camino".

Así tenemos:

1. Karma-yoga: Camino espiritual basado en la acción correcta y virtuosa, ejecutada sin apego a los frutos ni motivaciones egoístas, y entregando todos los resultados a lo divino. En este sendero, el practicante actúa con una actitud de entrega, transparencia y gratitud hacia Dios, cumpliendo con su deber (Dharma) de manera desinteresada. El karma-yogui no busca recompensas materiales, sino que consagra cada acto como una ofrenda espiritual, purificando así su conciencia y acercándose a la liberación. 

2. Jñāna-yoga: Camino de la sabiduría metafísica, un sendero introspectivo e intelectual que se cultiva a través del estudio y la lectura de los textos sagrados.

3. Aṣṭāṅga-yoga: Éste es un camino que a su vez se divide en varias ramas, la mayoría de ellas estando asociadas a la meditación profunda, a la comprensión y aplicación de reglas y regulaciones, a la práctica física de asanas, etc., con el fin de alcanzar el estado de Samādhi, un punto de trance en donde el devoto conecta con Dios. 

4. Bhakti Yoga: Camino de la devoción, adoración.  Aquí, el devoto aspira a una relación personal y amorosa con Dios, yendo más allá de un deber, de un conocimiento o de una meditación silenciosa. Bhakti Yoga es la entrega total a Dios, a Krishna; se le ama, se le sirve y se le ora, practicando todas las normas y principios regulativos asociados al culto.


Y así podemos seguir nombrando varios tipos más de yoga. Pero de momento nos quedaremos con estos cuatro, y en especial, con el último mencionado.

"Bhakti" significa "devoción amorosa", y "yoga", como ya vimos, significa "unión" o "vínculo".

Sólo a grandes rasgos cito a continuación algunas prácticas de esta senda:


A. Cantar diariamente el Mahāmantra Hare Krishna.

B. Ofrecer toda la comida a Krishna antes de comerla.  

C. Estudiar las escrituras a diario.  

D. Seguir una rutina de vida regulada (por ejemplo; dejar de comer cualquier tipo de carne, no beber alcohol, no apostar ni participar en juegos de azar, no mantener relaciones sexuales ilícitas, etc.). 

E. Aceptar a un maestro espiritual genuino (guru) y seguir sus instrucciones.

F. Cultivar constantemente el recuerdo de Krishna (smaraṇam).



El bhakti yoga es ese proceso que tiene como propósito entender a Krishna y relacionarnos con el de manera pura, conociendo sus distintos aspectos trascendentales como el nombre, la forma, las cualidades y actividades. 

Es sustancial entender que todos por naturaleza espiritual somos sirvientes. De hecho, es la cualidad que nos une con todas las demás entidades vivientes. Todos servimos de una u otra manera. Por ejemplo, servimos a nuestra nación, a nuestra familia, a nuestro jefe de trabajo, a nuestra mascota, etc. Mismo sí decimos que no somos sirvientes de nadie, pues en realidad estamos siendo sirvientes de nuestros propios deseos. 

Esta cualidad de ser sirviente viene directamente del alma, que por naturaleza tiene esta condición. 

Sin embargo, el identificarse como "sirviente" en este mundo material es una posición un tanto indeseable, ya que se considera una actividad denigrante. Normalmente se ve “mal” ser un sirviente, ya que no es una posición que anhelemos, por el contrario, nos gustaría ser servidos por alguien más. Y esto ocurre porque estamos bajo la energía ilusoria (maya) de pensar que somos igual de importantes que Dios mismo, por lo que, de manera caprichosa, deseamos ser servidos. Pero identificarse como sirviente de Krishna es distinto, ya que esto se basa a través del amor genuino y natural del alma por Dios, y no al capricho y al abuso que puede provenir de esa posición de alguien condicionado por la ilusión. A diferencia del servicio en el plano material, el servicio amoroso a Krishna es reciproco, ya que Kṛṣṇa es la fuente del amor genuino.


“Bhakti, o servicio devocional, quiere decir ocupar todos los sentidos en el servicio del Señor, la Suprema Personalidad de Dios, el amo de todos los sentidos. Cuando el alma espiritual ofrece servicio al Supremo, se producen dos efectos secundarios: se libera de todas las identificaciones materiales, y sus sentidos, por el simple hecho de ponerlos al servicio del Señor, se purifican”


Todo poseemos cinco sentidos materiales básicos —la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído— junto con una mente, una inteligencia y un ego ilusorio que nos otorgan una identidad falsa y engañosa. 

Estos ocho elementos conforman las capas que cubren al alma condicionada, unas superpuestas sobre otras. 

La mente, considerada la soberana de los sentidos, alberga nuestros deseos, pensamientos y emociones, los cuales se expresan a través de esos sentidos materiales. De esta manera, la mente es una herramienta que puede conducirnos tanto hacia la autorrealización como a un mayor enredo en el mundo material. 

Todo lo que experimentamos a través de la vista, el tacto, el olfato, el gusto y el oído influye y nutre nuestro nivel de conciencia. Por eso, si aspiramos a una existencia con un propósito trascendental, alimentando nuestra conciencia con Krishna, es fundamental aprender a dirigir y conectar nuestros sentidos hacia el verdadero dueño de los sentidos: Krishna. Al hacerlo, nuestra vida alcanzará un verdadero éxito. 

Esto es, en esencia, la "Conciencia de Krishna", un estado en donde se le reconoce como fuente suprema y objeto de veneración y servicio.

Pero en nuestra condición actual, en este plano, no solo hemos olvidado a Krishna, sino también la relación eterna que mantenemos con Él. 

Cada uno de los innumerables seres vivientes posee, desde siempre, una conexión específica e inmutable con Krishna, conocida como svarūpa, que representa nuestra identidad original y verdadera. A través de la práctica constante del servicio devocional, y a medida que avanzamos gradualmente en este proceso, podemos revivir plenamente ese svarūpa. 

Cuando este despertar se completa, se alcanza la svarūpa-siddhi, o la perfección total de nuestra identidad espiritual original. 

Al comenzar a entregarnos sinceramente al servicio devocional a Krishna, la relación directa con Él comienza a reactivarse. Aunque este tema es complejo, en esencia se puede afirmar que cada alma mantiene una relación única, personal y eterna con Él. Conforme el servicio devocional se purifica —liberándose de cualquier motivo egoísta— el alma espiritual revive su vínculo natural con Krishna, volviéndose más pura y firme con el tiempo. 

Estas relaciones pueden manifestarse en cinco formas principales, que en este plano material experimentamos de manera distorsionada debido a nuestro condicionamiento bajo la influencia de la energía ilusoria:


- Relación neutral: La neutralidad se refiere a una conexión basada en la veneración y admiración respetuosa hacia alguien. Es como la relación que mantenemos con personas que consideramos importantes en nuestra vida, a quienes admiramos y a quienes deseamos conocer mejor. Puede tratarse de un artista, un deportista o cualquier figura que nos inspire. De manera similar, el alma espiritual que avanza en el servicio devocional puede recuperar esta relación neutral con Dios, manifestada como respeto, admiración y reverencia. Esta actitud es el fundamento esencial de cualquier proceso espiritual. A través de este svarūpa (identidad espiritual), el alma se encuentra en armonía con Dios y le ofrece un servicio devocional puro y amoroso. 

 

- Relación de servidumbre: La identidad del sirviente representa un nivel más profundo que la neutralidad, pues implica una mayor cercanía y compromiso. Así como un sirviente se dedica con lealtad a satisfacer las órdenes de su amo, el alma que desarrolla su svarūpa como siervo de Dios va más allá de ello: llegando a sentir satisfacción en obedecerlo. En esta relación, Dios actúa como un amo amoroso que cuida, protege y provee para su siervo. La reciprocidad es la esencia de esta conexión: el sirviente se esfuerza por conocer y cumplir el deseo de su amo con dedicación y amor genuino. 

 

- Relación amistosa: La amistad con alguien es una muestra de afecto más íntima y profunda que la servidumbre o la neutralidad. Los amigos llegan a considerarse familia elegida, compartiendo confianza, apego y espontaneidad. En los textos sagrados, como el Bhāgavata Purāṇa, se narra cómo Krishna comparte momentos de juego, alegría, bromas y hasta discusiones con sus amigos íntimos, rompiendo la formalidad de la distancia entre lo divino y lo humano. El alma espiritual puede despertar esta identidad de amistad con Dios a través del servicio devocional, disfrutando una relación llena de cariño y familiaridad. 

- Relación parental: Esta relación se comprende plenamente en quienes han experimentado el cuidado y la responsabilidad de ser padres o tutores. Supera la amistad porque implica una entrega total al cuidado, protección y amor incondicional hacia el hijo. Krishna, como fuente de todas las relaciones, puede ser visto como el hijo espiritual del alma devota, que asume la responsabilidad de protegerlo y cuidarlo. En el Bhāgavata Purāṇa, se describen historias donde Krishna es atendido y amado como un niño por sus padres espirituales, reflejando esta conexión profunda y eterna. 

 

- Relación conyugal: La más elevada y completa de las relaciones es la conyugal, en la cual se integran y trascienden las anteriores. El amor conyugal se caracteriza por una intensidad y entrega total, donde la pareja vive para amar y ser amado, anhelando mantener ese amor vivo. En el plano material, sin embargo, este amor a menudo está condicionado por intereses egoístas que, al perder fuerza, pueden deteriorar la relación y volverla vacía o insípida. En contraste, la relación conyugal espiritual con Krishna representa un amor puro, eterno y desinteresado, que no depende de condiciones ni expectativas mundanas.


Estas relaciones están ahí, dormidas en el corazón, y solo a través del servicio devocional se pueden volver a revivir.


  • Pero entonces: ¿Quién es Krishna? 

Krishna es un Dios cósmico que habita eternamente en el plano trascendental de Vaikuṇṭha, el Reino Celestial en donde no existe ni el tiempo, ni la muerte, ni el sufrimiento. 

Pero en eras pasadas, antes del inicio de esta era oscura y caótica conocida como Kali Yuga, el Señor Krishna descendió a este mundo en forma de avatar para caminar entre nosotros. 

Y no lo hizo por necesidad propia, sino por compasión hacia las almas caídas, atrapadas en el ciclo interminable de nacimiento y muerte (saṁsāra). 

Krishna no solo vino a purificarnos del karma que nos mantiene encadenados al sufrimiento, sino también a dejarnos el conocimiento, los métodos y las herramientas necesarias para enfrentarnos a esta era de ilusión, ignorancia y desconexión espiritual, además de ofrecer consuelo, refugio, y un sendero práctico para reconectarnos con dicho estado trascendentalista, incluso desde este mundo caído. A través del bhakti-yoga (el camino del amor devocional), nos tendió la mano para regresar con Él a Vaikuṇṭha, y detener de una vez por todas el eterno ciclo de nacimiento, sufrimiento y muerte.

Así es como vemos que Krishna se manifiesta en la antigua cultura védica como la forma original de Dios, la Personalidad Suprema. 

Lejos de ser una manifestación secundaria o un avatar, Krishna es el origen mismo de todas las demás encarnaciones divinas, incluyendo a Vishnu, Rāma, Naṛasiṁha y otros.

Y dentro de la vasta literatura en torno a su imagen, las principales fuentes sagradas que nos describen sobre su materialización, características, enseñanzas y obra, son: el "Bhāgavata Purāṇa" y el "Mahābhārata", y dentro de éste último existe una sección de ciencia teológica que se ha transformado en la "Biblia" de los Hare Krishna producto de su profundidad y trascendencia, el "Bhagavad-gītā", que se traduce como "Canto del Señor". ¿Por qué? Porque lo que se plasma en dichas páginas fue una revelación personal y directa que Krishna le hizo a su discípulo Arjuna. 

Krishna, al ser una potencia suprema, tiene una relación eterna con cada alma de manera individual y única. Y el proceso del Bhakti-yoga nos capacita para poder despertar esa relación eterna con Dios a través del amor, la devoción y el servicio.

Para más información sobre Krishna, visite mi artículo anterior:





  • Características del Conocimiento Trascendental


Krishna nos brinda un capítulo completo en el Bhagavad Gita dedicado a describir las características del conocimiento trascendental, partiendo desde la base de como este conocimiento ha sido transmitido, revelado y preservado en el tiempo. 

El Señor Krishna declara que este conocimiento es purificador y liberador, diseñado para apaciguar la angustia de la ilusión material y a reducir a cenizas el fuego de las reacciones pecaminosas, y sobre todo, y de un modo perfecto, ofrecer la iluminación de nuestra verdadera identidad espiritual.

Y por lo mismo, las escrituras señalan dos facetas importantes para la comprensión y reconexión perfecta: "saber" y "hacer". El saber es conocimiento, y los hechos son la práctica. 

A medida que el saber aumenta, complementado al mismo tiempo con la parte práctica, todo se va direccionando hacia un campo de evolución mayor, hacia una experiencia directa y viva. De este modo se llega al "ser".

El "ser" es el resultado final de vivir de forma espiritual, la cúspide de la autorrealización. 

Por ello en su Canto, Krishna dice:


“En este mundo no hay nada tan sublime y puro como el conocimiento trascendental. Dicho conocimiento es el fruto maduro de todo misticismo, y aquel que se ha vuelto experto en la práctica del servicio devocional disfruta de ese conocimiento internamente, a su debido tiempo. ”


Y Prabhupada complementa:


"La ignorancia es la causa de nuestro cautiverio, y el conocimiento es la causa de nuestra liberación. El conocimiento trascendental es el fruto maduro que se obtiene del servicio devocional, y cuando uno se sitúa en ese estado, no tiene que buscar paz en ninguna otra parte, pues disfruta de paz interna". 


El conocimiento disipa la ignorancia que nos mantiene cautivos y esclavos en este mundo material. Podríamos definir a la ignorancia como un par de grilletes que nos atan a padecer una realidad ilusoria en donde sólo correremos tras diversos placeres temporales.

El conocimiento actúa como una herramienta que es capaz de romper dichos grilletes y liberarnos de este cautiverio.

En las antiguas escrituras védicas (la base filosófica del Bhakti-yoga) se presentan distintos pramāṇas (medios para adquirir conocimiento) y cultivar así una relación más fuerte con Krishna. 

Prabhupada dijo:

“Filosofía sin religión es especulación mental, y religión sin filosofía es sentimentalismo”.

El sentimentalismo espiritual se basa en la emoción del momento, haciendo que la fe dependa del estado anímico. En tiempos de crisis —sea económica, de salud, social, etc.— solemos volvernos hacia Dios buscando consuelo: “Querido Dios, por favor ayúdame, no entiendo por qué estoy pasando por esto”. Esta oración, aunque sincera, nace del deseo urgente de alivio, esperando una respuesta inmediata. 

Sin embargo, esta actitud puede carecer de comprensión filosófica: olvidamos que el sufrimiento es parte de la realidad material y consecuencia de nuestro karma, adquirido incluso en vidas pasadas. Si no comprendemos esto, fácilmente nuestra fe se debilita cuando no vemos resultados inmediatos. 

Por ello, el conocimiento espiritual es esencial: actúa como un soporte firme —una tercera pierna— que sostiene la fe cuando las emociones tambalean. Nos permite comprender la naturaleza del sufrimiento y mantener viva nuestra relación con Dios, incluso en medio de la adversidad.

Como ya se mencionó, en la tradición védica existen varios pramāṇas presentados para que el ser humano adquiera conocimiento valido y poder absorber de forma ecuánime la religión/filosofía. Sin embargo, vamos a centrarnos en los 3 más sobresalientes y principales.

- Pratyakṣa (percepción directa): Define al conocimiento que se adquiere a través de los cinco sentidos básicos, es decir, la experiencia sensorial directa. Toda experiencia comienza con la percepción sensorial: ver, oír, tocar, oler o saborear son las primeras formas de interacción con el mundo, y sin ellas no podríamos ni siquiera empezar a cuestionar o filosofar. Sin embargo, el conocimiento obtenido solo por los sentidos está limitado, pues nuestros sentidos son defectuosos por naturaleza. Vemos, por ejemplo, que el sol parece ser del tamaño de una moneda, cuando en realidad es inconmensurablemente más grande. O el hecho de que nuestro oído solo capta una estrecha franja del espectro sonoro. La percepción directa es un método válido pero no debe ser el único, siendo más bien complementario a los otros. 

- Anumāna (Inferencia lógica): Es el conocimiento que se obtiene por medio de la mente, la deducción y el razonamiento lógico, la hipótesis. Este método permite extender lo que se percibe directamente (pratyakṣa), ayudándonos a interpretar, validar o incluso cuestionar nuestras percepciones.  Por ejemplo, si desde la distancia observamos humo, inferimos que debe haber fuego. Esta deducción se basa en la relación previamente observada entre humo y fuego. Sin embargo, este tipo de conocimiento depende de que las premisas sean correctas. Si la base es errónea, la conclusión también lo será. No todo lo que parece humo implica fuego; podría tratarse de vapor, emisiones industriales, o incluso humo artificial generado por una máquina. Por ello, la inferencia lógica no puede considerarse como una verdad absoluta ni definitiva, sino como una herramienta útil que debe ser utilizada con discernimiento. Su validez depende enteramente de la solidez de las premisas y del contexto en el que se aplica, por lo que también es complementaria. 

- Śabda (Fuente autorizada): Conocimiento revelado que se transmite de Dios a través de un sistema conocido como paramparā, sucesión discipular. Prabhupada comenta: “Lo perfecto es recibir el conocimiento que proviene de las fuentes autorizadas. Nosotros aceptamos lo que se menciona en un programa de radio ya que lo emiten las autoridades de la estación. No la rechazamos ni tenemos que verificarla, pues proviene de fuentes autorizadas". Y la principal fuente autorizada para impartir conocimiento, es el gurú, que significa "disipador de ignorancia". El propio Krishna recomendó la instrucción de un gurú, ya que es alguien que, habiendo atravesado exitosamente todo lo anterior, ha visto la verdad.

Sin embargo, esto no es suficiente, pues requerimos tener la certeza de que el maestro espiritual sea fidedigno y esté respaldado a través de las dos garantías subsiguientes:

"Sadhu" (Persona Santa): Hace referencia a personas avanzadas en la práctica del Bhakti y la realización espiritual. Estas personas son la viva imagen de cómo el proceso espiritual realmente transforma el corazón, pues su comportamiento y cualidades muestran la bondad y las virtudes trascendentales. Ellos reflejan que las enseñanzas del Bhakti realmente son una verdad comprobable a través del propio comportamiento.
"Sastras": Escrituras autorizadas. Son la base objetiva, sagrada y normativa del conocimiento trascendental. Las escrituras védicas nos permiten conocer con certeza el reino espiritual y dan las afirmaciones necesarias para comprender a Krishna por completo, dando las pautas para poder encontrar al maestro espiritual genuino y reconocer la importancia de asociación de los Sadhus en nuestra vida. Lo que se plasma en un sastra se mantiene inalterable con el tiempo. 

Entonces, el gurú enseña de acuerdo a los śāstras, y a su vez, se encuentra alineado con el ejemplo de la vida de los sadhus.

En uno de los textos más representativos del Bhakti llamado Śrī Caitanya-caritāmṛta, se da un verso que declara esta unión:

“Haz que tu corazón esté en armonía con las palabras del sādhu, del śāstra y del guru”.

Esta triple verificación del conocimiento trascendental protege al practicante de caer en malinterpretaciones personales de las escrituras védicas, encontrarnos con falsos Gurus que nos desvíen del camino.

  • Dharma

Dharma significa literalmente “aquello que sostiene o mantiene el orden”, tanto en el universo como en la vida individual. Por esta razón, suele traducirse como “virtud”, entre otros sentidos. De ahí derivan epítetos como el del Dios Yama, conocido como "Dharmarāja" —“rey del Dharma” o “rey de la virtud”—, quien personifica la justicia y el cumplimiento del deber.

El Dharma de todos los seres humanos incluye la veracidad, la compasión, la paciencia, el autocontrol y el sentido de devoción. 

Cuando alguien no está alineado a estos conceptos su vida se vuelve caótica y perturbada. 

Y por ello, Dharma también se suele traducir como "Deber", y bajo esta concepción existen 2 perspectivas o enfoques: "Sva Dharma" o "Deber Individual", y "Sanatana Dharma" o "Deber Eterno".

- Sva Dharma (Individual): Se refiere a los deberes y responsabilidades que le corresponden a una persona de acuerdo a su naturaleza individual (svabhāva), ocupación, circunstancias particulares, naturaleza adquirida (guna) y actividades hechas en vidas pasadas (karma). Por ejemplo, en el Bhagavad-gītā, Arjuna debe seguir su sva-dharma como kṣatriya (guerrero), aunque eso implique luchar contra familiares, porque su deber en ese momento es proteger el orden y la justicia.

- Sanatana Dharma: Este deber sobrepasa cualquier limitación material. No importa la casta, el género, país o posición, pues a diferencia del sva-dharma, que está condicionado a lo físico (tiempo, edad, lugar, cultura) el Sanatana-Dharma no. Amar y servir a Krishna es el objetivo de Sanatana-Dharma, y nadie puede estar ajeno a ello. Todos los seres vivos, por naturaleza, son sirvientes eternos del Señor Supremo, y redescubrir ese vínculo es el propósito esencial de la vida humana. Sanātana-dharma también imparte la valiosa enseñanza de que debemos integrar el servicio devocional en nuestra vida diaria. No se trata únicamente de actos religiosos formales, sino de cultivar una actitud constante de entrega, amor y conciencia de Dios en todas nuestras acciones, pensamientos y palabras. Así, el trabajo, las relaciones y los deberes cotidianos pueden transformarse en ofrendas espirituales cuando se realizan con la intención de agradar al Señor Supremo.

  • El enredo en este mundo material

Krishna enseña en el Bhagavad-gītā que este mundo material es solo un reflejo distorsionado de nuestra verdadera realidad espiritual. El alma, originalmente pura y llena de cualidades divinas, se ve cubierta por la identificación errónea del cuerpo y la mente. 

Nuestros atributos esenciales —sat (eternidad), cit (conocimiento) y ānanda (bienaventuranza)—, se ven oscurecidos por las condiciones del mundo temporal: creemos que morimos, vivimos en la ignorancia, y perseguimos una felicidad efímera que siempre se nos escapa.

"Se debe entender que el alma condicionada está fuertemente atada por las sogas de la ilusión. Un hombre que está atado de pies y manos no puede liberarse por sí solo; él debe recibir la ayuda de una persona que no esté atada. Como los atados no pueden ayudar a los atados, la persona que venga al rescate debe estar liberada. Por consiguiente, solo el Señor Krishna o Su representante genuino, el maestro espiritual, pueden soltar al alma condicionada. Sin esa ayuda superior, uno no se puede librar del cautiverio de la naturaleza material”

En las escrituras védicas se describen 4 condiciones que atan al alma en esta naturaleza material:

1. Tendencia a cometer errores: "Errar es humano". Erramos porque muchas veces estamos negados o enceguecidos. No escuchamos advertencias y corremos detrás de un objetivo con una venda sobre los ojos. Muchas veces erramos porque pecamos de vanidad, soberbia, orgullo.

2. Tendencia de caer en la ilusión: Nada de lo que nos rodea es realmente auténtico: todo forma parte de maya, la gran ilusión, una realidad aparente que engaña a los sentidos y nos mantiene distraídos. El primer y más fundamental error al caer en esta ilusión es identificarnos con el cuerpo físico, cuando en verdad no somos el cuerpo, sino el alma que lo habita. El cuerpo no es más que un vehículo temporal, mientras que nuestra esencia es eterna. Pero cuando estamos inmergidos en este error, nos dedicamos a satisfacer el cuerpo, y no lo trascendental. 

3. Tendencia a engañar a los demás: Siempre queremos aparentar, mostrar una imagen y vivir de apariencias. A pesar de que tengamos limitaciones, querremos siempre manifestar lo que no somos y presumir, mentir, engañar. 

4. Sentidos Imperfectos: La percepción de los sentidos puede ser engañosa. Prabhupada ya dio el ejemplo del Sol. A simple vista parece del tamaño de una moneda; pero en realidad es 109 veces más grande que nuestro propio planeta. Los sentidos materiales actúan como puertas que nos conectan con el mundo externo, pero al mismo tiempo, son los lazos que nos atan a una percepción distorsionada de la realidad. A través de ellos, interpretamos lo visible, lo audible, lo táctil, lo gustativo y lo olfativo, pero esta interpretación está teñida por maya, la ilusión. En lugar de percibir la verdad espiritual, los sentidos nos arrastran hacia lo efímero y lo superficial, haciéndonos creer que el placer sensorial es el objetivo supremo de la existencia. Así, permanecemos atrapados en un ciclo constante de deseo, disfrute y frustración, incapaces de ver más allá del velo de la ilusión.

Todos los seres de este mundo padecemos estos cuatro defectos, y es importante saber identificarlos. Solo entonces podremos conocer nuestras verdaderas capacidades a la hora de dar aquellos pasos en la vida que pueden llevarnos a comprender la Verdad.


  • Maya, la energía ilusoria

Aquello que no es lo que parece ser.

Maya representa la apariencia engañosa de la realidad, el poder que hace que lo temporal y material se perciba como si fuera eterno y verdadero.

Un ejemplo ilustrativo y contemporáneo de maya puede encontrarse en la película Matrix. De hecho, el concepto central de la película —una realidad simulada que oculta la verdadera naturaleza del mundo— refleja claramente la idea de maya como ilusión.

En una escena emblemática, Neo se distrae observando a una seductora y bella mujer vestida de rojo, solo para descubrir que era parte de un programa diseñado para poner a prueba su percepción. Este engaño simboliza cómo los sentidos pueden ser fácilmente manipulados por la ilusión. Por otro lado, el personaje que traiciona a sus compañeros lo hace a cambio de una cena jugosa dentro de la Matrix, prefiriendo el placer sensorial de una ilusión (la satisfacción de la lengua) antes que afrontar la dura verdad. Esto ejemplifica cómo el deseo por las gratificaciones temporales —vista, gusto, confort— puede encadenar al alma en una prisión perceptiva, alejándola de su verdadera naturaleza.

Si profundizamos aún más en los textos védicos descubriremos que todo es Maya. Yo no soy Juan, yo no soy Pedro, yo no soy hombre ni mujer, yo no soy esto ni aquello. Todas éstas son identificaciones corporales y materiales se encuentran relacionadas con la ilusión pasajera, así como el mismo apego y disfrute e identificación con el cuerpo físico. Bajo la influencia de māyā, caemos en la ilusión de que somos los controladores y disfrutadores del mundo que nos rodea. Esta falsa percepción nos lleva a pensar que todo existe para nuestro placer y dominio, cuando en realidad somos simples testigos dentro de un orden mayor. Māyā nos envuelve en el ego falso, haciéndonos olvidar nuestra verdadera identidad espiritual y nuestro rol como sirvientes del Absoluto. Mientras permanezcamos atrapados en esta ilusión, continuaremos alimentando deseos efímeros y alejándonos del propósito eterno del alma. Esto trae consigo innumerables muertes y nacimientos, muchos de ellos, en el reino animal o en planetas infernales por siglos y siglos hasta purificar el mal karma y tener nuevamente la oportunidad de ser humanos. 


Krishna dice:

“El alma espiritual que está confundida por la influencia del ego falso se cree la autora de actividades que en realidad son ejecutadas por las tres modalidades de la naturaleza material [sattva-guna (bondad) / raja-guna (pasión) / tama-guna (ignorancia)]”

Y Prabhupada comenta:

“La entidad viviente, por ser trascendental, no tiene nada que ver con esta naturaleza material. Aun así, como ha quedado condicionada por el mundo material, está actuando bajo el hechizo de las tres modalidades de la naturaleza material. Debido a que las entidades vivientes tienen diferentes tipos de cuerpos, en función de los diferentes aspectos de la naturaleza material, son inducidas a actuar conforme a esa naturaleza. Esa es la causa de las variedades de felicidad y aflicción que existen”.

Aquí se adjunta una tabla resumen sobre las 3 modalidades de la naturaleza material:




Entonces, Sattva-guna es el cultivo de virtud. 

Raja-guna es el cultivo de pasión o de lo que podríamos definir como "pecado" en el sentido tradicional de la palabra.

Y Tama-guna es el cultivo de ignorancia. 

No hay ninguna actividad en el plano material que no esté influenciada bajo el hechizo de estas 3 energías controladoras. 

Las 3 Gunas coexisten entre sí en todas las personas:

"A veces, la modalidad de la bondad se vuelve resaltante, venciendo a las modalidades de la pasión y la ignorancia, ¡oh, hijo de Bharata! A veces, la modalidad de la pasión vence a la bondad y la ignorancia, y, en otras ocasiones, la ignorancia vence a la bondad y la pasión. De ese modo, siempre hay una competencia por la supremacía”. 

Y todas ellas, al generar su respectivo Karma, traen consecuencias incluso una vez que hallamos fallecido físicamente, sean positivas o negativas.


  • Superando la energía ilusoria

Krishna dice que aquellos que se entreguen a su imagen y veneración podrán atravesar las barreras ilusorias de maya.

Tal y como no se puede encarcelar a alguien que tiene el amparo del juez de la suprema corte, de la misma forma si alguien tiene el refugio de Krishna, el Señor controlador de todas las energías, no es posible encontrarse bajo el yugo de maya.

Y el Bhakti-Yoga, es decir, el Camino de la Veneración, es la herramienta más eficaz para ello. 

“Esta energía divina Mía, integrada por las tres modalidades de la naturaleza material, es difícil de superar. Pero aquellos que se han entregado a Mí, pueden atravesarla fácilmente”.

“Aquel que se dedica por entero al servicio devocional, firme en todas las circunstancias, trasciende de inmediato las modalidades de la naturaleza material y llega así al plano del Brahman”.

  • La importancia de acudir a un Gurú

Cuando una persona desea aprender algo, lo que suele hacer es buscar a alguien que sea experto en el tema, es decir, un maestro que le enseñe. Si quiere aprender música, buscará un buen músico que esté dispuesto a enseñarle; si desea aprender un idioma; tendrá que buscar a un intérprete que lo domine. 

Asimismo, si queremos conocer la ciencia de Dios y toda la temática espiritual, tendremos que dirigirnos a un experto en esos temas. Esa persona experta es el maestro espiritual, el Guru.

Como leímos en párrafos anteriores, el gurú tiene las cualidades de conocimiento y virtud, además de haber experimentado la verdad. Y en congruencia con los sadhus y escrituras, su mensaje y comportamiento debe reflejarlo.  

Krishna es llamado ādi-guru, que significa “el primer gurú”. Sin embargo, incluso en su encarnación en el plano material, Krishna aceptó desde temprana edad a un maestro espiritual: el sabio Sandipani. Aunque no necesitaba instrucción alguna —pues Él es la fuente suprema de todo conocimiento y virtud—, quiso, a través de su ejemplo, enseñar el valor del respeto al maestro espiritual y la importancia del aprendizaje disciplinado. Al actuar así, también eligió vivir dentro del marco humano, facilitando nuestro entendimiento y emulación de su camino.

"Mi querido Pārtha, el que dice ser Mi devoto no lo es. Solamente la persona que afirma ser devota de Mi devoto es en verdad Mi devota. Nadie puede acercarse directamente a la Suprema Personalidad de Dios. Debemos acercarnos a Él a través de Sus devotos puros. Por lo tanto, en el sistema de las actividades vaiṣṇavas, el primer deber es aceptar a un devoto como maestro espiritual y después prestarle servicio".

Es muy difícil tener una entrevista personal con el rey; pero si nos hacemos amigos de un conocido íntimo del rey, esa persona podrá acercarnos al rey. De modo similar, no es posible acercarnos a Kṛṣṇa sin la simpatía y la recomendación de Su devoto puro, el maestro espiritual.


  • Características del maestro espiritual y del devoto

Srila Prabhupāda dijo: 

“Si vas a buscar oro, debes conocer sus características, porque si no te van a engañar. Del mismo modo, debes conocer las características que tiene un guru para no ser engañado”. 

Especialmente en la era actual, dominada por el materialismo y la hipocresía, existen muchas personas sin escrúpulos que aceptan la posición de maestros espirituales sin reunir los requisitos mínimos necesarios. 

Algunas de las características más importantes que debe tener un maestro espiritual genuino son:

1. Devoto puro de Krishna: Su vida entera —acciones, palabras y pensamientos— está dedicada a Krishna. Srila Prabhupāda explicó que un verdadero guru es alguien completamente entregado, el más “adicto” a Krishna. 

2. Parte de una sucesión discipular auténtica: No se puede ser un maestro genuino sin haber sido antes un discípulo genuino. El conocimiento espiritual se transmite de maestro a discípulo en una cadena ininterrumpida que comienza con Krishna mismo. Esta tradición se llama guru-paramparā. Los maestros fueron primero devotos, y luego, al volverse expertos en la práctica y el conocimiento espiritual, se convirtieron en guías para otros. Así, instruyeron a nuevos discípulos, quienes con el tiempo también se transformaron en maestros. Este proceso se ha repetido durante siglos y milenios, manteniendo viva una cadena ininterrumpida de transmisión espiritual hasta nuestros días.

3. Fiel a las Escrituras reveladas: Un verdadero maestro no inventa ideas propias ni especula. Enseña lo que ya está revelado en las escrituras y nos ayuda a comprenderlo con claridad. En su mensaje no habrá contradicción ni lugar a interpretaciones. 

4. Ācārya: Enseña con el ejemplo. No solo habla, sino que vive lo que enseña. Su vida es una inspiración práctica. No dice: “Haz lo que digo, pero no lo que hago”; su conducta confirma sus palabras. 

5. Controla sus sentidos: Según el Upadeśāmṛta, quien domina el habla, la mente, la ira, el paladar, el estómago y el deseo sexual está calificado para guiar a otros. Muchos pretenden ser maestros sin tener este autocontrol básico, pero el verdadero buscador debe saber distinguir entre un guía sincero y un farsante. 

6. Disipa las dudas de sus discípulos: Gracias a su conocimiento profundo y experiencia, el maestro espiritual explica con claridad las enseñanzas de Krishna, ayudando al discípulo a superar sus dudas. 

7. Representa a Krishna, no se cree Krishna: El maestro espiritual genuino nunca afirma ser Dios, sino que se presenta humildemente como Su sirviente. Si alguien dice ser Dios, o que todos lo somos, no puede ser aceptado como gurú.

Pero no solo el maestro debe estar preparado. También el discípulo debe dar la talla. Si el maestro está cualificado, pero el discípulo es un irresponsable, no hay garantía de que las enseñanzas que el gurú imparta vayan a dar fruto.

1. Sumisión: El discípulo debe adoptar una actitud humilde de sirviente ante el maestro espiritual, viéndolo como un representante de Krishna. Esta disposición debe estar libre de orgullo o vanidad, abriendo así el corazón para recibir el conocimiento trascendental. 

2. Preguntas: Una característica esencial del estudiante sincero es su deseo genuino de adquirir conocimiento espiritual. Esto se manifiesta a través de preguntas inteligentes y la atención plena al escuchar. Para el discípulo genuino, las enseñanzas del maestro espiritual son como oro: las atesora en el corazón y las aplica con devoción en su vida diaria. Tal como señala Prabhupāda, no deben hacerse preguntas absurdas o desafiantes, ya que no traerán beneficio alguno. 

3. Servicio: El discípulo auténtico mantiene siempre un ferviente deseo de servir al maestro espiritual de manera práctica. Las preguntas dirigidas al gurú deben estar acompañadas de sumisión y servicio desinteresado. Existen dos formas de relacionarse con el maestro espiritual: vapu y vāṇī. Vapu se refiere al servicio directo a la forma física del maestro espiritual, mientras que vāṇī es el servicio a través de seguir sus instrucciones, incluso en ausencia de su presencia física. Ambos son esenciales y complementarios en el camino devocional.



  • Sistema de Sucesión Discipular y las 4 Sampradayas

Como antes hemos mencionado, el maestro genuino está conectado con la línea de sucesión discipular (paramparā) que proviene de Dios mismo. En el Pādma -Purana se explica que existen cuatro líneas de sucesión discipular autorizadas. Estas líneas o escuelas específicas de sucesión de discípulos se denominan sampradāya. 

El Pādma - Purana nos dice:

“El mantra recibido del gurú no dará ningún resultado si no procede de una sampradāya autorizada.”

El maestro espiritual inicia al discípulo con un mantra (sonido espiritual que libera la mente del condicionamiento material); pero si el mantra no se recibe de la sampradāya autorizada, no hay ninguna garantía de que vaya a cosecharse ningún buen fruto. 

Las escrituras védicas mencionan las cuatro sampradāya autorizadas:

1. Brahma-sampradāya: Es la escuela discipular que viene de Krishna  a través de Brahma, el creador del universo material. Dentro de esta sampradaya se destaca la escuela de pensamiento Dvaita Vedanta, fundada por Madhvacharya, y también la tradición Gaudiya Vaishnava de con Chaitanya Mahaprabhu, que es el Señor Krishna mismo, actuando como devoto y maestro ideal. Swami Prabhupada, maestro y fundador de ISCKON, también pertenece a esta línea. 

2. Lakshmi-sampradāya: Es la línea discipular que viene a través de la Diosa de la fortuna Lakshmi. En los últimos siglos este linaje discipular se propaga a través de los seguidores de Śrī Rāmānujācārya. 

3. Rudra-sampradāya: Esta línea discipular viene a través del Señor Shiva, la deidad encargada de la destrucción del universo y a quien el Bhāgavata Purāṇa reconoce como el más grande de los vaiṣṇavas.

4. Kumāra-sampradāya: Viene a través de los cuatro Kumāras, Sanaka, Sanātana, Sanandana y Sanat- kumāra, los cuatro hijos célibes de Brahma. 

Así pues, es de vital importancia que el maestro espiritual esté vinculado con alguna de las sampradāya que se mencionan en las Escrituras. Podríamos decir que estas sampradāya están homologadas por la Suprema Personalidad de Dios, y esto nos garantiza que la información que recibiremos acerca de la ciencia espiritual será válida.

  • Dīkṣā-guru, Sikṣā-guru y Vartma-pradarśaka-guru

Se reconocen 3 tipos de gurús:

A. Dīkṣā-guru: Este es el maestro que otorga al discípulo la iniciación formal, dándole un mantra y comprometiéndolo con los votos del sādhana-bhakti (práctica devocional). A través de esta iniciación, el discípulo establece una relación eterna con el dīkṣā-guru, quien lo conecta con el paramparā (sucesión discipular). Cabe decir que un discípulo solo puede tener un maestro iniciador.

B. Śikṣā-guru: Se trata del instructor. Este gurú no necesariamente es quien inicia, pero sí es quien proporciona enseñanza, esclarecimiento y corrección durante la vida espiritual. Puede haber más de un śikṣā-guru, y su función es educar, inspirar y orientar en la práctica diaria del bhakti, complementando o reforzando la guía del dīkṣā-guru.

C. Vartma-pradarśaka-guru: "El que muestra el camino". Es quien enciende la chispa inicial y quien nos habla o sumerge por primera vez en esta senda. Lo interesante aquí es que el Vartma-pradarśaka-guru no necesariamente es alguien con autoridad eclesiástica formal, llámese gurú o maestro, puede ser incluso un amigo, un familiar, un libro, etc. Śrīla Bilvamaṅgala Ṭhākura, por ejemplo, recibió instrucciones espirituales de una prostituta, Cintāmaṇi, y gracias a esas instrucciones, su vida cambió completamente. En este caso, la prostituta actuó como vartma-pradarśaka-guru.

  • La Iniciación Espiritual

En la ceremonia de iniciación, el maestro se compromete a liberar al discípulo del enredo material y a llevarle de regreso a Dios. 

El discípulo, a su vez, se compromete a seguir las instrucciones del maestro espiritual y a practicar el proceso de servicio devocional conforme a su guía. 

El maestro espiritual entrega el mantra al discípulo, y el discípulo se compromete a cantarlo un mínimo de veces al día. 

En el movimiento para la Conciencia de Krishna, los candidatos a la iniciación se comprometen a cantar un mínimo de 16 vueltas de japa (rosario de 108 cuentas) del mantra Hare Krishna.

También hacen voto de seguir los cuatro principios regulativos, con los cuales podrán controlar sus sentidos y sus impulsos materiales. Estos cuatro principios son, como vimos: abstenerse de comer carne, huevos y pescado; abstenerse de toda clase de drogas (incluidos el alcohol, el café, el tabaco, etc.); abstenerse de vida sexual ilícita; y no practicar juegos de azar. 

Por medio de sus instrucciones y a través de la iniciación, el maestro espiritual planta en el corazón del discípulo la semilla del bhakti (el amor por Dios). 

Sri Caitanya Mahāprabhu compara el desarrollo del bhakti a una enredadera que crece poco a poco hasta llegar a los pies de loto de Krishna. El maestro espiritual planta la semilla de esa enredadera y da al discípulo el proceso y las instrucciones necesarias para que la planta de la devoción crezca.

El discípulo debe regar esa semilla siguiendo el proceso de cantar y escuchar acerca de Krishna.

También debe proteger a la planta de las malas hierbas que crecerán a su alrededor. Tendrá que arrancar las malas hierbas del orgullo, la duplicidad, la lujuria, el deseo de fama y adoración personal, etc., porque si no lo hace, esas malas hierbas impedirán el crecimiento de la planta de la devoción. Si el discípulo sigue correctamente el proceso bajo la guía del maestro espiritual, la enredadera de la devoción atravesará todas las cubiertas del universo material y llegará hasta los pies de loto de Krishna. 



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