> Hinduismo Sagrado: Hinduismo Esotérico: el TANTRA (तंत्र)

jueves, 24 de noviembre de 2022

Hinduismo Esotérico: el TANTRA (तंत्र)


El Tantra predica la idea de que la energía divina se encuentra dormida e impotente dentro de todos nosotros, pero que bien puede ser despertada y estimulada a través de ritos, ejercicios y prácticas espirituales diseñadas específicamente para este fin, sean de tipo ortodoxo (convencional) o heterodoxo (transgresor). 

A través de la experimentación personal, las prácticas tántricas buscan dirigir las energías universales hacia el individuo para expandir su conciencia y liberarlo del plano físico; la ilusión del mundo. Por ello es que el Tantra es uno de los aspectos más profundos y complejos dentro de la cosmología hindú y budista, siendo netamente un movimiento de carácter esotérico que busca promover el desarrollo espiritual a través del éxtasis y la experimentación. Dentro de sus ritos y prácticas, a grandes rasgos, encontramos la realización de posturas yóguicas, ejercicios de respiración y control de los sentidos, trance, meditación, visualización, mudras, mantras, geometría sagrada, alteración de la conciencia, estimulación de los chakras, éxtasis, sexo ritual, adoración e interiorización de una Deidad para evocar los poderes inherentes a Ella (devatayoga)


  • ¿Qué es el Tantra?

El Tantra es un movimiento que difunde el conocimiento y la liberación espiritual a través de la práctica y la experimentación. De hecho, etimológicamente la palabra "tantra" (तंत्र) se traduce del sánscrito como "tejer" o "telar", y proviene de los compuestos "tan", que significa "expandir" o "extender", y "tra", que significa "herramienta" o "instrumento". Por lo tanto, el "Tantra" es aquella herramienta que se utiliza para expandir la conciencia con el fin de experimentar y reconocer la interconexión con lo Divino. 
 
Las primeras tradiciones tántricas se originaron y desarrollaron en la India alrededor de los siglos IV y V, promulgadas por la comunión entre los cultos Shivaístas (adoradores del Dios Shiva) y Shaktistas (adoradores de la Diosa Shakti), quienes históricamente han sido las principales corrientes practicantes del Hinduismo Esotérico, concentrándose en el misticismo, la meditación, las prácticas ascéticas, y la elaboración de textos por medio de un lenguaje críptico que involucra terminología alegórica destinada a ser entendida por verdaderos adeptos. En aquel entonces, e incluso en la actualidad; el iniciado en el tantrismo debía estudiar estos temas y textos con un maestro especializado que esté dispuesto a compartir sus enseñanzas. Recordemos que el Tantra es una corriente estrictamente esotérica, o en sánscrito, "rahasya" (रहस्य), que significa "reservado", "intimo", u "oculto". 

Muchos de los libros tántricos se encuentran codificados con el fin de ocultar sus secretos ante los ojos de los ignorantes y curiosos. Las escrituras tántricas no han sido concebidas por alguien sino que han sido percibidas a través de visiones y profundas meditaciones por los grandes sabios, y luego reveladas a la humanidad. La bibliografía tántrica es sumamente rica, abarcando casi todos los temas que conciernen a un ser humano, ofreciendo indicaciones sobre las múltiples formas de adoración, meditación, disciplina espiritual, hatha yoga, medicina, astrología, música, danza, arquitectura, poesía, devatayoga, kundalini yoga, la física sutil del ser humano (especialmente del sistema nervioso y los chakras), técnicas de control de la respiración, erotismo místico y el arte de la alquimia (es decir, la transmutación y sublimación de las energías en el cuerpo humano). La filosofía tántrica abarca todos los niveles del Universo y considera de gran importancia el estudio de la ciencia, especialmente la astronomía, biología, anatomía, medicina, música, arte y arquitectura, intentando trasladar todos los procesos de estos campos al área de la meditación, la filosofía y la espiritualidad, asimilándola como si fuesen una. 

El Tantra predica que todos los factores existentes dentro del macrocosmos se encuentran estrechamente conectados con aquellos pertenecientes al microcosmos, existiendo una correspondencia entre las leyes y los fenómenos de varios planos que se manifiestan como ser y vida. Básicamente, todo a nivel microscópico es un espejo de lo macroscópico, y viceversa.

El principio tántrico encarna la verdad de que hay armonía, acuerdo y correspondencia entre los varios planos de manifestación, vida y ser, y que cada uno de los elementos que conforman el cosmos provienen de la misma fuente, y las mismas leyes, principios y características se aplican a cada unidad o combinación de unidades, siendo la Diosa Shakti aquella fuerza motriz que nutre y sostiene el cosmos a través de su energía femenina, y el Señor Shiva el principio masculino que se materializa y expresa para poder crear, destruir y regenerar. En efecto, en la cosmología tántrica, todo el universo se percibe como creado, penetrado y sostenido por dos fuerzas fundamentales que se encuentran permanentemente en una unión perfecta e indestructible: Shiva y Shakti.

Por ello es que el macrocosmos se concibe como un sistema complejo de reacciones que mediante técnicas ritualistas se pueden atraer para organizarse dentro del cuerpo individual del adepto, que equivale al microcosmos. Esto es muy similar a lo que expresaron los alquimistas y ocultistas europeos con el postulado hermético: "como es arriba, es abajo", y los filósofos taoístas con el "yin y el yang". Esta es la diferencia fundamental que introduce el Tantra, basado en una concepción que favorece la unidad entre los dos principios, opuestos en apariencia, pero unidos indisolublemente en cada acto de la creación. La unión eterna e indestructible entre Shiva y Shakti da nacimiento a todo el macrocosmos, tanto en su aspecto estable y estático como en su aspecto dinámico.

El Tantra no tiene que ver con fantasía o psicodelia. Lo que describe y mapea es un mundo de realidades, un mundo que sólo puede ser visitado siguiendo las prácticas extáticas y espirituales más profundas. Este mundo está ahí para ser encontrado; pero quien no la haya visitado no puede tener idea de cómo es, porque no hay forma de examinarlo desde el exterior. 

El Tantra puede transformar a un practicante en una especie de superhombre, que no solo se ha liberado de la ilusión del mundo físico, y por lo tanto del karma y del sufrimiento, sino que también es capaz de gobernarlo y de controlar sus fuerzas secretas, los "siddhis". Por estas razones, desde los tiempos más remotos, se afirma que los maestros del tantra poseen habilidades sobrenaturales al haber dedicado sus vidas a la estimulación de los mismos. 


El Tantra igualmente es conocido por el sexo ritual y el erotismo místico, sin embargo, tal como ocurre con el "Kama-Sutra"; su verdadero objetivo se ha desvirtuado y malinterpretado aquí en Occidente. La verdad es que vivimos tiempos sin precedentes en donde el sexo vende y reinan los buscadores de placer, por lo que resulta fácil difundir la mentira de que el Tantra únicamente trata sobre sexo.

El Tantra no es un movimiento que busca obtener placer y una mejor calidad de vida sexual, como erróneamente algunos piensan, al contrario; el tantra enseña a manejar las energías sexuales con el fin de dirigirlas al desarrollo espiritual, requiriéndose de mucha disciplina y autocontrol, siendo el orgasmo un efecto colateral o de menor importancia. E incluso, a un nivel mucho más profundo y complejo, el Tantra también enseña que el contacto genital o las relaciones sexuales ni siquiera tienen que suceder para que ocurra una experiencia trascendental. Los seres humanos pueden experimentar "'maithuna" (unión sexual) de manera metafísica, intercambiando la energía sexual a través de los cuerpos sutiles. Es ahí cuando ocurre esta transferencia de energía que la pareja, encarnada como Diosa y Dios, experimenta la dicha a través de la unión sexual de los cuerpos sutiles.  

El objetivo del sexo tántrico es lograr un contacto espiritual o energético. Esta práctica es lenta, involucrando ejercicios de meditación, respiración y hatha yoga, sin nunca tener como objetivo el mero alcance del orgasmo, ya sea en solitario, en pareja o de manera metafísica; el objetivo siempre será espiritual.

Sin embargo, el hombre de Occidente, motivado por la lujuria y el placer, ha desvirtuado el verdadero mensaje del Tantra, tal como lo ha hecho con otro importante libro hindú, el Kama-Sutra. El Kama-Sutra data del siglo II - III, y abarca un gran compendio de filosofía y espiritualidad enfocada en la naturaleza del amor, la realización emocional, el Dharma y el provecho de la energía sexual. Sin embargo, en Occidente se cree erróneamente que el Kama-Sutra es un únicamente libro de posiciones sexuales y erotismo, siendo esa apenas la punta del iceberg. 

El hombre occidental, motivado por la lujuria, no ahonda en las verdaderas enseñanzas tántricas ni del Kama-Sutra. De la misma manera que los gigantes de la publicidad responden a las tendencias dando a la gente más de lo que quiere, muchos maestros contemporáneos de sexualidad están sacando provecho de nuestra naturaleza obsesionada con el sexo y apelando a nuestros deseos, enseñando erróneamente que el Tantra y el Kama Sutra equivalen a sexo y placer. 

Para aprender las lecciones tántricas con respecto al sexo místico, debemos entender las analogías entre el ser humano y el Universo. Así, la sexualidad imita en menor escala un proceso cósmico permanente y extático, que manifiesta todo el Universo desde el Absoluto Trascendente Divino. En el Tantra, la experiencia sexual es vista como una unificación del aspecto masculino Eterno (Shiva) con el aspecto femenino Eterno (Shakti). En esta nueva perspectiva, el pecado desaparece, no existe realmente, y es reemplazado por una felicidad extática y un amor infinito que va más allá del goce físico. El coito o el contacto genital se convierte en un acto profundamente espiritual y que incluso se utiliza como una disciplina meditativa. Así, en el tantra no hay lujuria, lascividad u obscenidad, sino que disciplina, control y simbolismo, siendo el placer sexual un efecto secundario. La mujer se transfigura en un símbolo viviente; ella es la manifestación de la Divina Madre del Universo en la Tierra. También transfigurado, el hombre encarna el Principio Masculino Eterno, Shiva. 

Es por todas estas razones que en el arte tántrico siempre podremos observar escenas de sexo, retratándose incluso a los mismos Dioses en este acto. El sexo pierde obscenidad y lujuria y se transforma en un proceso alquímico que eleva la conciencia, induce a estadíos meditativos y replica el proceso natural de procreación entre Shiva y Shakti. 

La comprensión de la visión tántrica sobre la sexualidad requiere una mente abierta y un desarrollo espiritual interno. Aquellos que tienen una mentalidad puritana y que consideran al sexo como un pecado que debe evitarse, o aquellos que solamente buscan satisfacer sus genitales y obtener placer, pueden perder la oportunidad de obtener verdaderos beneficios a través del Tantra, del Kama-Sutra, y de otras escuelas orientales que aborden el tema de la sexualidad. 



La unión de Shiva y de Shakti, tanto dentro como fuera del Tantra, se venera mediante una manifestación andrógina o hermafrodita que condensa la energía y la polarización de ambos Dioses: "Ardhanārī", que significa "El Señor mitad mujer". 

Por lo tanto, el Hinduismo en general concibe la evolución y procreación cósmica como una polarización dentro del Ser Supremo, que es Dios, el Absoluto Inmanifestado, en sus dos aspectos fundamentales: estático y cinético; Shiva y Shakti. Shiva es la semilla u origen del universo multidimensional, que da lugar a todas las demás categorías ontológicas, y Shakti es la energía dinámica que nutre y brinda cinetismo.


A continuación explicaré en términos generales una breve reseña histórica con respecto al surgimiento del Tantra en la religión Hindú.

La literatura Shivaísta se divide tradicionalmente en tres senderos o corrientes: el “sendero supremo” (atimārga), el “sendero del mantra” (mantramārga), y el “sendero de los clanes” (kulamantra). El atimārga fue promulgado por tres grupos principales: los "Pāñcārthika Pāśupatas", los "Lākulas" o "Kālamukhas", y los "Kāpālikas" o "Mahāvratins". Estos eran grupos de yoguis ascéticos que buscaban la liberación a través de la práctica, y que también tenían fama de tener poderes mágicos y la capacidad de efectuar milagros o proezas inhumanas (puesto que se dedicaban a desarrollar los siddhis), siendo probablemente quienes constituyeron el primer contexto en el que se desarrollaron las prácticas que luego caracterizaron las tradiciones tántricas posteriores. Los Kāpālikas, que también datan del siglo V, fueron una gran influencia en el desarrollo de las tradiciones tántricas hindúes y budistas, debido a la naturaleza antinómica y transgresoras de sus prácticas. Por su parte, los Mantramārgas se subdividían en otras corrientes: los "Mantrapīṭha", centrados en la veneración de  Bhairava, un aspecto furioso de Shiva, y los "Vidyāpīṭha", centrados en los diversos aspectos de la Diosa Shakti, y que también destacaron por su naturaleza antinómica. Ellos tomaron prestado de la tradición Kāpālika la costumbre de meditar y de vivir en cementerios y campos de cremación, junto con la veneración de Yoginīs (maestras espirituales) y Ḍākinīs (espíritus y Deidades femeninas), existiendo una armonía entre lo masculino y femenino. Tanto las prácticas violentas como las sexuales, eróticas y transgresoras, fueron esenciales en este tipo de cultos, junto con la devoción de Dioses coléricos, feroces y contradictorios que se manifiestan como aspectos secretos de Shiva y de Shakti. El Budismo Tántrico absorbería estos aspectos del movimiento Kulamārga.

Como podemos apreciar, el culto a Shiva y Shakti estaba contrastado por dos tipos de corrientes, una ortodoxa, y una transgresora o heterodoxa. Este es posiblemente el origen de la distinción en las tradiciones tántricas e hindúes que se conocen como "El Sendero de la mano izquierda" (vāmācāra) y el "El Sendero de la mano derecha" (dakṣiṇācāra), que los ignorantes confunden erróneamente con los términos de magia negra y magia blanca, respectivamente. 

Los devotos del camino de la mano izquierda son los que principalmente adoran los aspectos feroces de Shiva y de Shakti, como Bhairava, Bhairavi, Chamunda, Kali, Tārā, Yama, y Chinnamastā,  y que utilizan los cementerios y los campos de cremación para vivir o meditar. De igual modo, enfatizaban la ruptura de los tabúes sociales con respecto al consumo de carne, alcohol, estupefacientes y sexo ritual. Pero esto no debe tergiversarse. Los seguidores del sendero izquierdo suelen ser estrictos ascetas que se dedican al desarrollo espiritual de manera muy disciplinada, rechazando los lujos y las comodidades del mundo en un intento de emular a Shiva, quien es descrito como un estricto yogui y ermitaño, por lo que las costumbres de la mano izquierda solo deben ser practicadas por adeptos espiritualmente avanzados. Con esto, los vāmācāras predican que cuanto más se borra la línea entre lo limpio y lo impuro, lo santo y lo profano, lo bueno y lo malo, más poderes y desarrollo espiritual se adquiere.

Un ejemplo de ello son los Aghoris, una corriente Shivaísta extremadamente ascética que a menudo habitan en cuevas, cementerios, bosques y crematorios, generalmente deambulando semidesnudos o con viejos harapos, totalmente alejados de las comodidades de la vida moderna, alimentándose de cualquier limosna o carroña que puedan encontrar. Sin embargo, existen muchos prejuicios e infundio en torno a los Aghori, principalmente evocados por la prensa amarillista de Occidente que los retrata como personas salvajes e incivilizadas, pero lo cierto es que los Aghori son eruditos muy pacíficos que han dedicado sus vidas al desarrollo espiritual, buscando liberarse de las ataduras de la codicia, la obsesión, la ira, el placer sensual, el materialismo y el miedo a la muerteA cualquiera que critique a los Aghori deberíamos replicarles; ¿Crees que vivir en los bosques y en los campos de cremación, lejos de la comodidad del mundo, lejos de esa cama acogedora, es fácil? ¿Crees que el apego a la nada, incluso a un trozo de tela, ya sea en los furiosos monzones, o en los fríos inviernos, o en los abrasadores veranos, es fácil? Si realmente entendemos la conciencia elevada de los Aghori y de los otros seguidores del sendero izquierdo, entonces entenderemos sus motivos detrás de cada acción. Un Aghori o vāmācāra genuino es realmente opuesto a la imagen preconcebida que alimenta la prensa amarillista, y la mayoría de los críticos obtienen su conocimiento gracias a internet. Solo escriba "aghoris" en el buscador de Google para ver la enorme cantidad de artículos amarillistas que los describen como caníbales y necrofílicos, o a los vāmācāra como practicantes de la magia negra. Muchas personas desconocen que estos adeptos ni siquiera tienen la necesidad de cubrirse con cenizas y de andar desnudos, y que incluso pueden llevar vidas normales como cualquier persona. 


Por su parte, los dakṣiṇācāras son aquellos seguidores que se apegan al hinduismo clásico y ortodoxo, siguiendo los métodos convencionales de puja (adoración) y de sādhanās (ejercicios espirituales), generalmente adorando a los aspectos pacíficos de los Dioses, como Vishnu, Sarasvatī, Krishna o Lakshmi, acatando el sistema de varṇāś (castas), y evitando los sistemas transgresores. Los dakṣiṇācāras se enfocan principalmente en el aspecto teólogo de la religión, acudiendo a los templos, estudiando las escrituras y siguiendo las normas convencionales. Para diferenciarlos de manera simple, los vāmācāras practican una especie de chamanismo clásico, mientras que los dakṣiṇācāras profesan una religión más teóloga y convencional. 

En el caso del Tantra, al ser una corriente que motiva la experimentación personal, es recurrente que existan más vāmācāras que dakṣiṇācāras. Desafortunadamente, hoy en día, el Tantra representa para la mayoría de las personas un movimiento tenebroso y controvertido, debido a una multitud de malentendidos y conceptos erróneos que ocurrieron en las mentes de algunos de los “reputados” investigadores occidentales.

Un desarrollo similar también ocurrió en las tradiciones budistas; hubo una tendencia a neutralizar los elementos más transgresores de la práctica tántrica, a menudo transformando la práctica de rituales externos a visualizaciones completamente interiorizadas, mientras que por otro lado se practicaban los rituales que involucraban técnicas  más fuertes de control y meditación asociadas con el erotismo, la muerte, los campos de cremación, y la retención y transformación de fluidos sexuales a través de complejos ejercicios yóguicos. Durante el siglo X se desarrolló una nueva escuela de Shivaísmo; la Escuela No dual de Cachemira. La Escuela No dual del Shivaísmo de Cachemira integró elementos tanto de las tradiciones transgresoras no dualistas como del Śaiva Siddhānta dualista más ortodoxo. Posteriormente nacería la corriente Natha o Adinath que también involucró ambas prácticas. El nacimiento de estas escuelas contribuyó notablemente a la formación de lo que actualmente conocemos como Tantra.

De igual modo, los cultos de Shakti también mantuvieron fuertes tendencias tántricas tanto ortodoxas como transgresoras, conservando prácticas rituales y contemplativas originarias de los círculos tántricos derivados de Shiva. La tradición Shakti está estrechamente relacionada con la tradición de Shiva, y la base textual de muchas tradiciones de estos movimientos tienen sus raíces en las tradiciones Vidyāpīṭha y Kaula, orientadas hacia la Diosa y sus aspectos furiosos.

De particular importancia histórica es la transmisión Kaula en el Sur de la India, que constituye los tantras del clan de la Diosa Śrī, mientras que en el Norte y el Este se dieron origen a los tantras del clan de la Diosa Kālī. Estas se convirtieron, con mucho, en las tradiciones tántricas más populares de Shakti. El primero, centrado en la hermosa y erótica Diosa Śrī, una tradición ortodoxa, "diestra", que se hizo particularmente popular en el sur de la India. Es también la tradición que dio origen al Śrī Yantra, un diagrama místico formado por nueve triángulos entrelazados que es probablemente una de las imágenes tántricas más extendidas y conocidas. 


La tradición Kālīkula, centrada en una manifestación feroz y grotesca de Shakti, dio lugar a las tradiciones de práctica centradas en Kālī, una de las Diosas hindúes más conocidas y queridas, a pesar de su apariencia feroz. Ella es también el foco de una considerable tradición devocional y tántrica. En el mismo período se inicia el culto de las Diosas Tārā y Chinnamastā, que fueron absorbidas en el panteón tántrico budista.

Por ello podemos apreciar que existe un gran contraste si comparamos las representaciones iconográficas de las Diosas; en el sur de la India se venera el aspecto amable y pacifico de Shakti, mientras que al norte se venera a su aspecto feroz y violento:


Aquí nace el culto de las "Mahāvidyās" o las "10 Fuentes de Conocimiento o Poder"; un grupo de Diosas tántricas tanto pasivas como transgresoras que emanan de Shakti.

Las Mahāvidyās feroces poseen un comportamiento que a simple vista es aterrador; mentes agitadoras; apariencias tétricas y exóticas; hábitos desordenados y comportamientos destructivos, pero, al mismo tiempo, sus devotos perfectamente las alaban como océanos de misericordia y bondad, y siempre se referirán a Ellas como si fuesen sus propias madres.

Entonces; ¿por qué las Diosas Mahāvidyā y otras Deidades tántricas poseen formas tan terribles? 

La respuesta es sencilla; para obligarnos a despertar. La representación iconográfica del Tantra no está destinada a ser agradable o reconfortante a la vista, al contrario, su naturaleza y comportamientos ambiguos, enigmáticos, contradictorios y paradójicos, están destinados a escandalizar, sacudir y desafiar nuestra forma engreída de mirar el mundo que nos mantiene esclavizados, señalando que el mundo es realmente muy diferente de lo que parece ser; y que seguramente no está diseñado para satisfacer nuestras reconfortantes fantasías. 

Las Mahāvidyās y los Dioses tántricos son en general "antimodelos", energías provocativas que nos instan a deshacernos de nuestras inhibiciones y pecados, a descartar nuestra comprensión superficial de la belleza, la limpieza, la bondad, o la forma "correcta" de hacer las cosas. Ellas, a su manera extraña, nos desafían a mirar más allá; a mirar profundamente para experimentar lo que se esconde debajo de la fachada del mundo ordinario. La clave para la comprensión o apreciación del Universo yace precisamente en los aspectos radicales o siniestros. Por ello, los transgresores o vāmācāras son los que veneran a las manifestaciones furiosas de las Mahāvidyās, mientras que los ortodoxos y dakṣiṇācāra prefieren venerar los aspectos benévolos y pacíficos. 

La mentalización, internalización y visualización de las Diosas Mahāvidyās como foco meditativo son uno de las principales ejercicios que se utilizan en el tantra para estimular estadíos profundos de meditación y liberación mental. La Deidad se interioriza con el fin de despertar los poderes asociados a su imagen.

Por ello resulta ser extremadamente común que en el arte tántrico, tanto budista como hinduista, los Dioses tiendan a representarse de manera macabra o sexualizada. Y no porque sean Dioses terribles, malvados o demoniacos, sino que por el hecho de que detrás de dichas representaciones, de manera subliminal, existe un mensaje muy profundo que tiene como objetivo la estimulación de nuestro subconsciente a través de las prácticas espirituales, y que resulta imposible de captar para alguien ignorante, prejuicioso o ajeno a estos movimientos. Por ello, el tantra interioriza a estos Dioses para despertar los poderes adyacentes a su imagen. Nuevamente recalco que el Tantra es esotérico, su mensaje se encuentra escondido. 

Para los ignorantes, los Dioses tántricos causan rechazo, pero para los buscadores espirituales representan una fuente infinita de sabiduría. Los mantras, palabras de poder en las que cada sílaba encarna la naturaleza de una Deidad, se cantan mientras, al mismo tiempo, el discípulo visualiza la esencia de cada sonido. Para ayudar en esta tarea, también utiliza yantras o diagramas cósmicos. Por todos estos medios, el discípulo espera fusionarse con la forma cósmica de aquella Deidad, trascendiendo su imagen sea feroz o pacífica. 

A continuación adjunto algunas imágenes tántricas en donde se puede apreciar que casi siempre se retrata a los Dioses de manera feroz, violenta y sexual, entendiendo que su verdadero significado o esencia radica en un aspecto que resulta imposible de captar con los simples sentidos. Para los adeptos, dichas imágenes son un mar de sabiduría, y para los ignorantes, un mar de confusión:


















El mismo Shiva es un Dios que puede resultar contradictorio si no le conoce de manera esotérica o tántrica. Su nombre significa "Benévolo" o "Todo Auspicioso", haciendo referencia a su compasión y bondad, pero, al mismo tiempo, se le venera como Dios de la destrucción y la muerte. De hecho, Shiva es uno de los Dioses que conforma la "Trimūrti" (Sagrada Trinidad Hindú), en donde se le conoce y venera como Destructor del Universo, mientras que Brahmā representa la Creación, y Vishnu, la Mantención.

Pero este no debe entenderse de manera literal, recordemos que el Hinduismo y el Tantra son netamente esotéricos, debemos decodificar su mensaje.

Se dice que Shiva es el Dios de la Muerte y de la Destrucción por el hecho de que se encarga de disolver la existencia física para luego desprenderla de toda ilusión material; Él desintegra y destruye, rigiendo así un proceso pulsante de creación y destrucción infinita, la cual se expresa mediante una red de interacciones que ocurren incesantemente a nivel subatómico. Shiva purifica la materia y la despoja de cualquier residuo o aferro con el plano físico, y de paso, la regenera. 

Shiva es quien rige un proceso de dinamismo entrópico que afecta a todos y cada uno de los elementos bióticos y abióticos del plano material, ya que, microscópicamente, tanto átomos como partículas subatómicas se ven atadas a un ciclo infinito de nacimiento, desintegración y regeneración, tal como señalan los campos de la física nuclear y la mecánica cuántica, y lo sorprendente es que los antiguos indios tenían conocimiento de ello. 

Para entrar en mayor detalle, los textos sagrados del hinduismo nos dicen que esto ocurre gracias a la "Danza Cósmica de la Destrucción", la cual es ejercida por Shiva en este preciso momento; cada minuto, cada segundo, en todos los universos materiales y espirituales. Cuando Shiva danza, sostiene al universo por medio de un dinamismo entrópico que crea diversas redes de interacción subatómica. Cuando la danza termina, este proceso llega a su fin, y por lo tanto, se desintegran todas las entidades vivientes y objetos materiales, para posteriormente volver a regenerarse cuando la danza se retome. 

Este es uno de los aspectos más preponderantes de Shiva, y por lo mismo se le entrega el epíteto de "Naṭarāja", que etimológicamente proviene del sánscrito "naṭa", que significa "danza", y "raja", que significa "rey", por lo tanto, "Rey de la danza". La iconografía de esta manifestación nos muestra a Shiva danzando enérgicamente, mientras que su cabello luce desordenado y ondea por los aires, en señal de entropía o desorden molecularEsta danza refleja lo que ocurre al interior de cada uno de los elementos que componen el universo. 

Y es por ello que se encuentra una estatua de Shiva danzando al interior de los laboratorios del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), ubicada en Suiza.


La Danza Cósmica de la destrucción representa el flujo de energía constante a través del universo, la cual se expresa mediante una red de interacciones que ocurren incesantemente a nivel subatómico, siendo un proceso pulsante de creación y destrucción sin fin que rige las propiedades del movimiento de los subátomos, así como la relación intrínseca entre materia y energía. 

Por ello es que Shiva es conocido por ser el Destructor, puesto que precisamente es quien rige la red de interacciones atómicas que mantienen el ritmo para crear y desintegrar el cosmos a través de su baile. Cuando la danza cesa, los universos se destruyen, y cuando la danza se retoma, vuelven a darse las condiciones para que vuelva a nacer, siendo Shakti su contraparte que anima.

Por esta razón es que la piel de Shiva presenta una tonalidad grisácea, puesto que Shiva absorbe las cenizas de todos los cuerpos y objetos desintegrados por el fuego de su palma. 

Hoy, la ciencia moderna nos está demostrando que todo viene de la nada y vuelve a la nada. La base de la existencia y la cualidad fundamental del cosmos es la nada. Las galaxias son solo un pequeño acontecimiento: una aspersión. El resto es todo un vasto espacio vacío, al que se hace referencia como Shiva. Todo viene de Shiva y todo vuelve a Shiva, por ello su color de piel. También se narra que este gran Dios acoge a todos los universos al interior de su vientre.

Shiva es el origen y el final de nuestras vidas, contiene todo lo existente. Por lo tanto, Él es una fuerza infinitamente benévola a medida que desecha rápidamente la ignorancia restrictiva y permite que los seres humanos contemplen Su magnificencia.


En un aspecto trascendental, Shiva también rige la meditación y el tantrismo, siendo además el patrón de los yoguis y ascetas.

Una persona que ha trascendido o elevado su conciencia, es porque ha experimentado la unión con Shiva, y la palabra "yoga", precisamente significa "unión", en sánscrito, siendo Shiva además la fuente original de esta ciencia. 

Por ello, este gran Dios es llamado con el epíteto de "Adiyogi", que significa "El Primer Yogui", ya que todas las prácticas yóguicas provienen de Shiva y conducen hacia Shiva. 

Shiva es el encargado de revelar las verdades más secretas del universo, aquellas que sólo se consiguen a través de las prácticas ascéticas, tántricas y yóguicas. Shiva también es el "Dios del Misterio", pero no en el sentido moderno de la palabra. Originalmente, la palabra "misterio" se utilizaba para designar aquellas ceremonias religiosas de carácter hermético, a las cuales únicamente los iniciados podían acceder. En este sentido, Shiva es el Dios del misterio porque sus cultos se han enfocado históricamente, más que en el entendimiento; en el ritual y la práctica. Y son estas prácticas las que conducen a un estado elevado de conciencia, o lo que los antiguos griegos llamaban "éxtasis mistérico". Shiva se puede experimentar a través de una técnica de mediación profunda, como las expuestas en el Vigyan Bhairav Tantra. Si alguien experimenta a Shiva, no podrá explicárselo a los demás, porque no hay palabras, solo hay dimensiones a través del misterio.

Eso es Tantra. Eso es Hinduismo, la religión Eterna, sin principio ni fin (Dharma).


Con respecto a la literatura sagrada, el Hinduismo clasifica sus libros como "Śrutis", es decir, textos revelados por Dios a través de la meditación, la canalización y la gracia Divina, siendo los "rishis" de aquel momento (sabios videntes) quienes funcionaron como intermediarios para captar y escribir el mensaje. En este sitio web ya hemos hablado en muchas ocasiones sobre los libros sagrados del hinduismo, como el Mahābhārata y su sección de ciencia teológica llamada Bhagavad-gītā, así como el Rāmāyaṇa, los Puranas, Upanishads y los cuatro Vedas (Rig-veda, Atharva-veda, Sāma-veda y Yajur-veda). Sin embargo, el tantrismo también ha desarrollado textos específicamente relacionados a estos temas, los cuales emanan directamente de Shiva, y generalmente se desarrollan en forma de diálogo entre los Dioses. Entre los principales textos encontramos: "Vijñana-Bhairava-Tantra", "Tantrāloka", los "Shaiva Agamas", "Rudrayamala-Tantra", "Kularnava-Tantra", "Yogini-Tantra", "Mālinīvijayottara-Tantra", "Pratyabhijnahridayam", "Dattatreya Upanishad", "Shiva Sutras de Vasugupta", "Mahānirvāṇa-Tantra", entre otros. 

En rasgos generales, el Tantra puede dividirse en nueve senderos que se complementan entre sí para poder obtener desarrollo espiritual pleno y expandir la conciencia:

1. Hatha Yoga
El Hatha Yoga es una práctica física con un fuerte énfasis energético. Se basa en la realización de "Āsanas" o "posturas yóguicas", las cuales se definen como ejercicios de flexibilidad y respiración. El Hatha Yoga se utiliza para armonizar el cuerpo y la mente, junto con inducir a un estado de conciencia meditativa en donde el hombre y Dios son uno (samādhi). 

Estas posiciones o posturas han sido diseñadas meticulosamente para ejercitar todos los músculos, nervios y glándulas del cuerpo, y aquí es en donde radica su verdadera importancia, ya que las āsanas entrenan y disciplinan la mente; la mente controlará las exigencias del cuerpo, y no al revés. 

El cuerpo físico es algo con lo que la mayoría de la gente puede conectarse. Es algo que es perceptible y tangible. Por lo tanto, Tantra Yoga utiliza el cuerpo físico como un medio para reconectar al practicante con formas de energía y aspectos más sutiles e intangibles de sí mismo. Como resultado, una persona comienza a reconocerse a sí misma como algo más allá de lo físico. Además, este Yoga brinda muchas propiedades benéficas para la salud.


2. Meditación tántrica
La meditación es uno de los sistemas espirituales más importantes dentro del hinduismo y del budismo, y como tal, se ha desarrollado profundamente en el campo del tantra. Para producir efectos dentro de la estructura humana, la meditación tántrica utiliza diferentes aspectos y formatos de energía, como sonidos, colores, mantras, yantras, vibraciones, visualizaciones y el poder de la kundalini, con los cuales se puede cultivar una energía que genera diferentes tipos de resonancia dentro de nosotros.

Debido a que la energía está en su núcleo, la profundidad de su alcance es bastante significativa, y tiene la capacidad de tocar a una persona en todos los niveles y aspectos del ser. 

Aquí hay algunos beneficios y efectos que un practicante puede experimentar:

- A nivel físico: Reducción de la presión arterial, estimulación del sistema parasimpático, mejora de la circulación sanguínea. 

- A nivel energético: Reactivación de los centros de energía vital, purificación de los canales de energía, mayor conciencia de las energías sutiles, desarrollo de la inteligencia energética, uso de la energía a voluntad para un propósito o resultado deseado, estimulación de los chakras. 

- A nivel emocional: Equilibrio y estabilidad en los estados emocionales, control de pensamientos y sentimientos, aumento de la madurez emocional.

- A nivel mental: Desarrollo de funciones mentales superiores, mayor capacidad mental, memoria mejorada, mayor concentración y enfoque, logro de poderes paranormales o extrasensoriales (siddhis).

- A nivel espiritual: Observación panorámica e introspección de uno mismo, realización del atman interior, estados superiores de conciencia, iluminación y samādhi. 

Los resultados de la meditación tántrica son inevitables pero indefinibles. Dependen completamente del practicante individual y de una serie de factores espirituales como el karma, el nivel de pureza, los bloqueos, el grado de aspiración y la gracia Divina.

3. Prāṇāyāma
"Prāṇāyāma" literalmente significa: "control de la respiración" o "control de prāṇa" (energía vital), y se basa en un complejo sistema que busca aprender a controlar y manipular los niveles energéticos (el prāṇa) dentro de nuestro cuerpo. Esta energía es más ligera y sutil que el aire que respiramos, y existe en nosotros y a nuestro alrededor. Al aprender a controlar el prāṇa dentro de uno mismo, podremos controlar el prāṇa universal y despertar las habilidades inhibidas del hombre. Se le suele comparar con la gimnasia respiratoria y las técnicas de hiperventilación. Los ejercicios de Prāṇāyāma también se utilizan para limpiar el cuerpo sutil del hombre y los nāḍīs, que son canales por donde fluye la energía. De igual modo inducen al trance y la meditación. El ciclo completo de respiración consta de cuatro partes: puraka (inhalación), kumbhaka (sostener), rechaka (exhalación), y shunyaka (sostener después de exhalar). Todo generalmente en una postura de āsana.

El Prāṇāyāma nos acerca a nuestra  naturaleza etérea en donde podemos comenzar a sentir la energía moviéndose a través de los canales sutiles dentro de nuestro ser, sentir y controlar los chakras a un alto nivel, sortear las limitaciones físicas normales que el tiempo, el espacio y la gravedad nos imponen, y sanar el cuerpo a un grado milagroso.


4. Kundalini Yoga
"Kundalini" se define como una energía cósmica que se encuentra ubicada en la base de la columna vertebral, específicamente en el plexo sacrocoxígeo; entre los genitales y el ano. Kundalini Yoga establece una serie de ejercicios y procedimientos espirituales, físicos y mentales con el fin de estimular esta energía, y una vez despertada poder moverla gradualmente a través de todos los centros energético del cuerpo, a saber son siete: Mūladhara (1), Svadhishthana (2), Maṇipūra (3), Anahata (4), Vishuddha (5), Ājñā (6) y Sahasrāra (7), este ultimo ubicado en la corona de la cabeza. Una persona que logra un genuino ascenso de la kundalini puede experimentar una gran remodelación en todos los aspectos de su ser, y alcanzar uno de los estadíos espirituales más altos a los que se puede llegar en vida.


5. Uso de Mantras
El sonido es una forma de vibración. De hecho, todo en el universo vibra a cierta frecuencia. Por lo tanto, al repetir un Mantra, introducimos la frecuencia vibratoria de ese Mantra en nuestro organismo, obteniendo resultados muy positivos para el despertar espiritual y nuestra vida. Los Mantras son palabras u oraciones compuestas por una vibración en específico que se imprimen en nuestro subconsciente, indicando un deseo u objetivo en concreto. Hay mantras para inducir a estadíos de trance, sueños lúcidos y meditación, para curar problemas de salud, para modificar nuestro estado de ánimo, etc., como también los hay con fines de "puja" (adoración), es decir, con el fin de invocar la gracia de la Deidad a la cual vaya destinado el mantra. Los mantras se complementan con la estimulación de la kundalini para desarrollar el crecimiento espiritual y la capacidad psíquica, y se deben repetir muchas veces. 

Los mantras tántricos usan sonidos llamados "bija" (semilla) que no tienen un significado específico, pero representan una Deidad particular, energía Divina o aspecto. Los bijas se pueden cantar solas, o bien, combinadas con otros bijas, sonidos o palabras. Un ejemplo de mantra tántrico es "Om aing hring shring kling Chamundai namo vichche", en honor a la Diosa Chamunda. Aunque no tiene traducción directa, ofrece saludos a la Diosa y busca fuerza y ​​cumplimiento de deseos y aspiraciones.

El tantra afirma que los mantras tienen cuatro capas, o "koshas", ​​cada una más sutil que su predecesora:

a. La palabra y su significado. 
b. El sentimiento del mantra 
c. Una conciencia intensa y profunda 
d. Un estado de "ajapa-japa" o sonido sin sonido, cuando el mantra ya no se repite, sino que se comprende por completo y se asimila en nuestra psique.

6. Uso de Yantras
Los Yantras son diseños geométricos que actúan como una herramienta altamente eficiente para la contemplación, concentración y meditación, funcionando básicamente como "mantras visuales" que inducen a estadíos meditativos y de desarrollo tanto mental como interno. El Yantra proporciona un punto focal: una ventana al Absoluto. Cuando la mente se concentra en uno de estos patrones geométricos, la mente deja de estar agitada y queda en blanco. En las fases más avanzadas es posible alcanzar la unión con Dios (samādhi) mediante la visualización geométrica de estas figuras. 

El Yantra es como un espejo microcósmico del macrocosmos, retratando el sostén de la realidad que nos rodea más allá de la materia y de lo que pueden captar nuestros sentidos físicos. Los Yantras a menudo se centran en una Deidad específica y así, al sintonizar sus diferentes Yantras se puede acceder a sus centros de fuerza creativa en el universo. Los yantras generalmente están diseñados para que el ojo se enfoque en el centro, y muy a menudo son simétricos. Pueden dibujarse en papel, madera, metal o tierra, o pueden ser tridimensionales. El yantra más célebre de la India es el Sri Yantra de la Diosa Tripura Sundari, siendo un símbolo de todo el cosmos, y que sirve para recordar al practicante la no diferencia entre sujeto y objeto.

El diseño de los yantras se basa en lo que se conoce como "geometría sagrada", el principio de que cada forma emite una frecuencia y un patrón de energía muy específico. Cuando uno se enfoca en un yantra, su mente es sintonizada atómicamente por resonancia en la forma de energía específica de ese yantra. El yantra actúa como un mecanismo de sintonización o una puerta del macrocosmos.

7. Sexo ritual
Como se detalló en párrafos anteriores, la práctica sexual resulta ser muy eficiente y productiva dentro del Tantra, puesto que se utiliza como una herramienta o medio para aprovechar la energía sexual y distribuirla a lo largo del cuerpo sutil, expandiendo la conciencia, induciendo a estadíos meditativos y conectándose con el pulso de creación que emana desde la fuente primigenia del cosmos: Shiva y Shakti, la Pareja Divina que todo lo nutre y sustenta. El tantrismo concibe la evolución y procreación cósmica como una polarización dentro del Ser Supremo.

Por ello, el tántrico no ve el sexo como algo pecaminoso u obsceno, ni tampoco lo busca con el fin de satisfacer sus sentidos físicos. En el tantra, el sexo es sagrado, pudiendo ayudar a equilibrar, distribuir y manejar la energía del cuerpo, y sirviendo para controlar los impulsos de la mente. El sexo se utiliza como ventana a un plano de trance que involucra un despertar interno y un éxtasis supersensorial que finalmente transforma todo nuestro ser y nuestra visión de la realidad. El sexo tántrico da lugar a una intimidad y conexiones más profundas con nosotros mismos, con los demás, y con el macrocosmos que nos rodea. 
 
Esta sexualidad, como se mencionó anteriormente, puede involucrar el tener sexo con otra persona, masturbación en solitario, o incluso, en niveles más profundos y complejos, sexo metafísico, en donde no existe contacto corporal.

La dicha sexual a nivel trascendente es una experiencia psíquica extraordinaria de carácter espiritual, y refleja la felicidad inefable de una naturaleza cósmica sutil, que en yoga se conoce como Ananda (bienaventuranza cósmica).

 8. Devatayoga

"Devatayoga" significa "Yoga de Dios", y se refiere a la práctica tántrica por excelencia de invocar aspectos de la Conciencia Divina e identificarse con Ella.

En otras palabras, el Tantra enseña que los Dioses condensan una energía potente que podemos canalizar dentro de nosotros mediante la meditación, la visualización y la interiorización. La Fuente de Energía Primigenia, es decir, Brahman, el Absoluto Supremo; se expresa mediante innumerables vibraciones y frecuencias, algunas son efímeras y otras son eternas. Las vibraciones eternas de energía son conscientes, y son lo que denominamos "Deidades". Estas formas modeladas de conciencia existen tanto dentro de nosotros como patrones energéticos de flujo en el universo más amplio (del cual somos, por supuesto, un microcosmos). Por lo tanto, estamos todos conectados a la esencia divina, y el Tantra precisamente, así como otras corrientes hindúes y budistas, buscan reconectar con este lado Divino y ser uno.

La tradición tántrica enseña que cada Deidad tiene una esencia o naturaleza (svabhāva) que puede manifestarse en tres cuerpos: el cuerpo sonoro (mantra), un patrón geométrico (yantra o maṇḍala), y una representación antropomórfica (mūrtis, es decir, estatuas, pinturas, etc.). Un objeto dado, como la estatua de una Deidad, se considera "muerto" (jaḍa) a menos que la energía de la Deidad esté instalada en él (esto se llama prāṇa-pratiṣṭhā), generalmente por medio de mantras articulados dentro de un espacio de mayor intensidad y conciencia devota; cuando esto ha sucedido, el mūrti de la Deidad se dice que está vivo o consciente (chaitanya). Dios puede ser infundido en un objeto físico para que su energía habite tangiblemente aquí en la Tierra. 

Por ejemplo, si sales en un caluroso día de verano a un campo de hierbas, puedes ver que la hierba crece bien bajo la luz directa del sol. Pero si tomas un espejo y lo reflejas sobre la hierba, lo quemas, porque la luz reflejada es más intensa que la luz directa. Dios no se está dividiendo, lo que se está dividiendo son las manifestaciones de Dios, que se originan en Dios. El calor es una manifestación de una vela, pero no se puede decir que el calor es la vela. La luz es una manifestación de una vela, pero no se puede decir que la luz es la vela. Dios está más allá de todos los atributos o manifestaciones ya que Dios es el originador de estas modalidades. Por ello el Hinduismo siempre habla de Dios y de sus manifestaciones, aspectos y avatares. Y en niveles más profundos; el adepto tántrico buscará crear una visualización de aquella imagen en su mente, tener un murti de Dios en su interior. Habiendo invocado la energía de la Deidad en la visualización, el practicante honra el poder/energía de la Deidad, mientras se esfuerza por ver a la Deidad como un icono de su propia esencia, un reflejo de un aspecto de su verdadero Ser.

Antes de embarcarse en esta empresa, el adepto debe estudiar y memorizar los detalles iconográficos de la Deidad elegida, ya que su simbología formará parte del proceso de contemplación. 

A grandes rasgos un principiante debe: 

a. Elegir una Deidad tutelar.

b. Aprender a meditar utilizando la técnica Samatta o Vipassana.

c. Practicar rondas de prāṇāyāma.

d. Visualizar a la Deidad escogida en su cabeza o corazón, ya sea sentada o de pie sobre una flor de loto. 

e. Recitar el mantra de la Deidad en armonía con la respiración lenta y metódica mientras retiene la visión durante el mayor tiempo posible. El adepto debe permitir que su mente se detenga en las cualidades de la Deidad y en los símbolos asociados con ella (yantras). 

f. Reconocer que la Deidad es una proyección de su propia mente: disolver lenta y respetuosamente la visión en su mente o corazón y sentir la presencia Divina que impregna la mente y cuerpo. 

g. Enviar pensamientos amorosos a todos los seres sintientes y mantener una conducta de compasión e intenciones benignas. 

Para este proceso, es muy útil el uso de un japa-māla (rosario de 108 cuentas) con el fin de calcular los mantras recitados.

9. Dharma 
El Dharma se define como los principios filosóficos, teológicos, espirituales y religiosos del Hinduismo, funcionando como su fe, deberes y axioma. No puede existir desarrollo interno si el individuo no posee conocimientos, disciplina y entrega. Y ese es precisamente el objetivo del Dharma: convertirnos en seres aptos para la conjunción Divina, entregándonos
 herramientas y un abundante néctar de conocimiento y sabiduría para comprender el funcionamiento del cosmos y desarrollarnos internamente. 

El Dharma acompaña al individuo en su viaje de autodescubrimiento y lo aparta de la ignorancia y del caos ilusorio del mundo. Nada de lo expuesto en la presente publicación se concebiría sin el impulso del Dharma.

Los maestros de este gran camino espiritual desarrollaron altas enseñanzas metafísicas que reflejan una profunda comprensión de la realidad y del universo. Estudiar y practicar esta ciencia crea un fuerte campo de resonancia espiritual con el chakra de la corona, el asiento de la lucidez, el desapego y la conciencia superior trascendente, siendo un catalizador para una transformación profunda. 

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