"Ni el sabio Sanaka, ni Brahmā, ni los grandes santos, ni el asceta Nārada, ni la Diosa Sarasvatī o el rey de las serpientes… Ni el Rey de la Muerte, ni el Dios de la Riqueza, ni los guardianes del Universo. Ni eruditos ni poetas ni nadie puede hacer justicia a tu gloria... Aquellos que se refugian en Ti, encuentran toda la felicidad. Aquellos a los que proteges no conocen el miedo... Todas las aflicciones desaparecen y el sufrimiento es eliminado al recordarte, Oh Hanumān, poderoso héroe. Tú liberas de dificultades a aquellos que meditan en Ti, ya sea en pensamiento, palabra u obra. Ni fantasmas ni malos espíritus se atreven a acercarse cuando tu nombre es pronunciado, Gran Héroe".
(Diferentes extractos del "Hanumān Chālīsā")
"Destructor de ilusiones", "Dador de conocimiento y sabiduría", "El alivio de todas las angustias", "Protector de los oprimidos", "Eliminador de obstáculos"... estos son algunos de los epítetos dados al Señor Hanumān (हनुमान्); uno de los Dioses más venerados e importantes del Hinduismo.
Se le invoca y adora para diferentes fines, entre ellos:
- Para encontrar paz y consuelo en condiciones adversas.
- Para eliminar barreras mentales.
- Para solicitar protección, guía y resguardo.
- Para inducir estadíos de trance, concentración y meditación.
- Como vehículo de enriquecimiento espiritual.
- Para destruir y despojar a los "arishadvargas" de nuestras vidas, es decir; aquellos factores que corrompen a la humanidad, entre ellos; arrogancia, odio, ilusión, ignorancia, avaricia, entre otros.
अतुलितबलधामं हेमशैलाभदेहं दनुजवनकृशानुं ज्ञानिनामग्रगण्यम्। सकलगुणनिधानं वानराणामधीशं रघुपतिप्रियभक्तं वातजातं नमामि ॥२॥:
"Me inclino ante el Señor Hanumān; el hijo del Dios del Viento, el Amado Devoto de Sri Rāma, el Comandante del ejército de monos, el Depositario de todas las virtudes, el más importante entre los Sabios, el Fuego que calcina a los demonios, el poseedor de un cuerpo brillante como una montaña de oro, y que es poseedor de una fuerza inconmensurable"
- Atributos y características del Señor Hanumān
Hanumān es un Dios Celestial que actúa de manera generosa y desinteresada. Su fuerza y su sabiduría son infinitas, y los demonios tiemblan con solo escuchar su nombre. Ninguna entidad en el Universo puede siquiera compararse al poder que emana el Señor Hanumān; un guerrero invicto, y el más sabio entre todos los sabios. Él es la epítome de la fuerza, de la inteligencia, del aprendizaje, de la devoción, del desapego, la valentía, el amor y la acción desinteresada. Hanumān es un Dios protector que guía a sus devotos a través del sendero espiritual, y que durante el trayecto del mismo; los va dotando con fuerza, valentía, coraje, vitalidad, concentración y vigor, para así poder afrontar cualquier tipo de inconveniente y adversidad.
Los textos sagrados lo describen como dador y poseedor de "Siddhis" (सिद्धि; término que engloba evolución, progreso y madurez espiritual, desarrollo de habilidades psíquicas y meditativas, supresión del deseo y control sobre la ilusión y el cuerpo) y también de Nidhis (निधि; prosperidad, riqueza interior y material). Por lo tanto, Él siempre nutrirá a sus verdaderos devotos con sabiduría, conocimiento y protección, ayudándolos a alcanzar sus metas espirituales, y guiándolos en el día a día. No por nada los textos nos dicen que Hanumān se encuentra dotado con un profundo mar de conocimiento y buenas virtudes, siendo un erudito experto en diversas disciplinas de la vida; es filósofo, yogui, poeta, gurú, y un maestro versado en los Vedas y Sāstras, que son la base moral, filosófica y espiritual del Sanātana Dharma (hinduismo). Los antiguos rishis (sabios videntes) describieron que Hanumān es un pacífico y muy sereno Dios, pero, si la ocasión lo amerita; también se convierte en un guerrero indómito y destructivo, quien siempre velará por defender el Dharma, a sus devotos y las causas justas.
El Dios Mono también es querido por su inquebrantable devoción hacia el Señor Rāma, el séptimo avatar de Viṣṇu, y por su abnegada dedicación al servicio de este Dios, con quien protagonizó los acontecimientos narrados en el "Rāmāyaṇa", uno de los libros sagrados más importantes del hinduismo.
Debido a su poder se le compuso un mantra devocional denominado "Hanumān Chālīsā", el cual se emplea para invocar su gracia y bendición. Aquí adjunto mi publicación al respecto:
A nivel mental se le adora como mentor de las ciencias, las artes, la filosofía y las mecenas, puesto que es un Dios ilustrado que promueve el pensamiento y la sabiduría. Incluso, el mismo Rāma no tuvo reparos en afirmar que Hanumān era el más grande entre todos los intelectuales. Esto se debe a que el Dios Mono es un representante de los cuerpos sutiles del hombre, que son; el cuerpo de la respiración, el cuerpo astral y el cuerpo de inteligencia, este último se compone por los pensamientos que siempre forman parte de nuestra conciencia, moldeando la toma de decisiones y el proceso de pensamiento racional. Por ende, se le invoca para cuando necesitemos inspiración, sabiduría, y para eliminar barreras mentales, al igual que Ganesha.
A nivel físico se le adora para invocar seguridad, resguardo y protección, ya que también es un Dios guerrero experto en la lucha y el combate. Hanumān infunde miedo y temor en los corazones enemigos, puesto que sus hazañas, valor y poder son incomparables. En el Rāmāyaṇa, Hanumān destruyó ejércitos completos utilizando sus propias manos, y combatió ferozmente contra los "Rakshasa"; entidades demoniacas de gran poder, también llamados "devoradores de hombres", debido a que se alimentan de nuestra energía vital, además de estar sedientos de odio, sangre, ira, tristeza etc., y por si fuera poco, son expertos en crear confusión e ilusión. Sin embargo, los Rakshasa sucumbieron ante la furia y las habilidades del Dios Mono, quien los exterminó por centenares, llegando incluso a quemar su reino. Y no solo eso, puesto que Hanumān fue también el Comandante de los ejércitos que sirvieron a Rāma; responsables de provocar la caída de Rāvaṇa, el cruel tirano señor de los āsuras.
No por nada el Señor Kṛṣṇa llevaba una efigie con la imagen de Hanumān en su carro de guerra durante los eventos narrados en el Bhagavad-gītā:
Por lo tanto, los devotos que invoquen el nombre del Señor Hanumān, o que reciten sus mantras sagrados, no tienen que temerle a nada ni a nadie, tal como también recalca el ya citado Hanumān Chālīsā.
Por su parte, el Rāmāyaṇa fue redactado hace 2.500 años por el rishi "Vālmīki", y es hasta la fecha uno de los libros más importantes y venerados del hinduismo, debido a todo el contenido filosófico, espiritual y esotérico que posee. Aquí, Hanumān destaca de entre todos los personajes dado su rol como erudito y discípulo de Rāma, siendo capaz de lidiar astutamente hasta con las situaciones más difíciles, gracias a su intelecto, tranquilidad inmutable y su poder divino. Él es un defensor de la justicia y la verdad, un sabio e intrépido guerrero, pero ante todo; humilde en carácter, puesto que jamás se jactó de sus habilidades y conocimientos, incluso, muchas veces Hanumān permanecía al margen de las situaciones hasta que alguien le solicitara su intervención y ayuda, y cuando lo hacía; despejaba los caminos con total brillantez, ya sea actuando de forma pacífica bajo el rol de asesor, mensajero, embajador o filósofo, o bien, de forma estratégica y activa, como guerrero, comandante o exterminador de demonios. Sea cual sea el caso; una vez que se le da una responsabilidad, el Señor Hanumān la cumplirá cueste lo que cueste.
Así es como leemos sobre Él;
"कामम् अस्य त्वम् एव एकः कार्यस्य परिसाधने | पर्याप्तः पर वीरघ्न यशस्यः ते बल उदय", que significa: "¡Oh Hanumān , el aniquilador de enemigos! Seguramente Tú mismo eres suficiente como para completar cualquier tarea sin ayuda. Tu energía elevada es ciertamente digna de crédito".
Como mencioné al principio, su adoración constante nos limpia de aquellos factores contaminantes que impregnan nuestro entorno. Me refiero a los "arishadvargas", que se traducen del sánscrito como "enemigos de la mente", entre ellos;
- kāma (deseo)
- māyā (ilusión)
- krodh (ira)
- lobh (avaricia)
- mada (arrogancia)
- avidyā (ignorancia)
- moha (apego).
El rol de Hanumān como un ente encargado de proteger y de bendecir a los devotos con su gracia, lo convierte por lejos en uno de los Dioses más activos de la era de Kali Yuga, siendo una entidad que siempre responderá al llamado de sus verdaderos devotos. Es por ello que los Dioses lo designaron como un "Chiranjivi" (चिरञ्जीवि); que significa "sabio inmortal", debido a que estará por siempre vinculado a nuestra dimensión. Un instrumento que simboliza su poder, es una maza denominada "Gadā" (गदा), un arma que siempre porta consigo mismo, y que en términos esotéricos se utiliza para disipar la ignorancia y aniquilar el mal.
Habitualmente, muchos mūrtis de Hanumān, es decir; pinturas, esculturas, estatuas, iconografía etc., lo muestran desgarrándose el pecho con sus propias garras, dejando al descubierto un orificio que nos muestra la figura del Señor Rāma y de su esposa Sita. Esta analogía nos dice que en el interior de Hanumān no existe nada más que devoción y amor hacia los Dioses, y que son ellos los que ocupan el lugar correspondiente al corazón. Sin embargo, esta expresión artística esconde un mensaje alegórico muy importante. En la meditación progresiva (dhyāna), se llega a una etapa en la que el Chakra del corazón (anāhata) queda totalmente desnudo y abierto, reverbrando en toda su plenitud la energía del amor divino. La conciencia altamente espiritualizada del practicante avanzado en esta etapa (samādhi), experimenta su propia unión con Dios y el Paramātman, la Conciencia Universal; el estadío mental más alto al que se puede llegar en vida. Así, la simbología del Señor Hanumān desgarrando su propio pecho, es una experiencia de vida real de un estado espiritual avanzado de conciencia, en la que el practicante deja temporalmente su cuerpo físico para unirse con Brahman (recordemos que "samādhi" significa "unión" y "absorción" en sánscrito). Y en este caso, Hanumān logra dicho estadío mediante la meditación, el control de los sentidos, la liberación del ego y la fe incondicional que tiene en Rāma, su maestro.
Por ello Hanumān es patrono de los yoguis; ya que Él mismo es un maestro del autocontrol y de la meditación, un Brahmachari por excelencia que abre la mente hacia planos superiores y las prepara iniciar procesos de introspección.
Algunos epítetos y nombres sagrados de este gran Dios, son:
- Tatvagyanaprada: Dador de Sabiduría
- Mukhya Prana Devaru: Dador de Vida primordial
- Marutatmaja: La gema más preciada
- Sarvamayavibhanjana: Destructor de todas las ilusiones
- Rakshovidhwansakaraka: Asesino de demonios
- Paravidhyaparihara: Destructor de la sabiduría enemiga
- Parashaurya Vinashana: Destructor del valor enemigo
- Kapeeshwara: Señor de los Monos
- Sarvarogahara: El alivio de todas las dolencias
- Kapisenanayaka: Jefe del Ejército de Monos
- Rāmaduta: Mensajero de Rāma
- Vajrakaya: Resistente como el metal
- Mahatapasi: Gran Meditador
- Lankapuravidahaka: El que quemó Lanka
- Daityakulantaka: Exterminador de demonios
- Surarchita: Adorado por los Celestiales
- Lokapujya: Adorado por el Universo
- Deenabandhuraya: Protector de los oprimidos
- Sitaramapadaseva: Siempre absorto en el servicio de Rāma
- Brahmachari: Maestro en el control de los sentidos
- Daityakarya Vighataka: Destructor de la actividad demoniaca
- Bhavishyath Chaturanana: Vidente de acontecimientos futuros
- Sarvavidya Sampattipradayaka: Dador de conocimiento y sabiduría
Debido a todo esto, Hanumān ostenta algunas de las estatuas más colosales y gigantescas del mundo, debido al amor y a la devoción incondicional que genera entre sus fieles;
La esencia de Hanumān radica en el hecho de que es una fuerte inspiración para desarrollar una forma de conciencia más elevada, puesto que en los textos sagrados nos entrega diversos mensajes claves para que podamos llevar una vida espiritual y armónica; adherida a los conceptos primordiales del Sanātana Dharma. Entre ellos encontramos:
- Uso de la devoción como un método eficaz para alcanzar el mokṣa o liberación (Bhakti mārga). El practicante de Bhakti mārga, también llamado Bhakti Yoga, es un devoto que actúa motivado por el amor incondicional hacia un ser Divino, inclinándose a desarrollar una relación directa e intrínseca (tanto emocional, mental e inconsciente) con dicha entidad. Etimológicamente; Bhakti (भक्ति) se traduce del sánscrito como "fe devocional" o "apego a Dios". Esta entrega purifica el alma del devoto, y le abre las puertas al mundo espiritual, en donde también será receptor de las bendiciones, poderes y cualidades que otorga cada uno de ellos en particular. El practicante de Bhakti mārga construye una fe inquebrantable y desinteresada, realiza pujas para demostrar su amor y compromiso con los Dioses, recita mantras, oraciones, penitencias, y los recuerda constantemente durante el transcurso de su vida cotidiana, tanto en situaciones favorables como adversas. En este caso, Hanumān, pese a que es un ser poderoso y divino; se entrega incondicionalmente al servicio de Rāma, puesto que reconoce en Él a la Divina Personalidad de Dios, y por lo tanto; dedica todas sus fuerzas, tiempo y energía a su servicio.
- Hanumān nos enseña a controlar los sentidos y a controlar la respiración, para que así podamos manejar y enfocar la energía interna que mora dentro de nosotros, induciéndonos a estados meditativos (prāṇāyāma) y a la estimulación de la Kuṇḍalinī. Todo con el objetivo de que podamos despertar nuestro poder interno.
- Hanumān también nos enseña que el estudio constante de los textos sagrados no solo servirá para acercarnos a los Dioses, sino que también como un instrumento eficaz para combatir y disipar la ignorancia. Esto se conoce como "brahmanismo" o "Jñāna mārga", que son los senderos espirituales que se ocupan de estudiar y comprender los textos.
- Karma Yogui o Karma mārga; Hanumān nos entrega otro importante mensaje; actuar de forma generosa, solidaria y motivados únicamente por el amor, sin nunca esperar algo a cambio. Karma Yogui o Karma Marga puede traducirse como "salvación por obras", haciendo referencia a que sus practicantes deberán ejercer el bien en todo momento. En los textos sagrados Hanumān siempre vela por actuar de manera justa, generosa y honrada, defendiendo causas nobles y ayudando a los desprotegidos.
Como podemos ver, el Señor Hanumān nos entrega un mensaje muy valioso e importante para nuestro desarrollo espiritual, ya que sus palabras y acciones constituyen la base de los 3 senderos de liberación; Bhakti mārga, Jñāna mārga y Karma mārga. Todo esto tiene como objetivo hacer que el hombre pueda transformar su cuerpo físico (sthula sharira) en un instrumento apto para la conjunción de la conciencia individual (es decir, el alma o ātman) con la Conciencia Universal (el paramātman). Si seguimos los ejemplos de Hanumān como estándares de vida, lograremos transitar la verdadera senda del hinduismo, disipando, al mismo tiempo, la carga kármica.
- Su nacimiento como semidios y su conexión con prāṇa
Cabe decir que el Señor Hanumān nació como un semidios llamado "Maruti", puesto que es hijo de Vāyu, el Dios del Viento, y de Añjanā, una mujer mortal. Por esta razón, Hanumān también es llamado "Anjaneya", que significa "Hijo de Añjanā". Pese a ello, Hanumān adquirió muchas cualidades divinas de su padre, con las cuales realizó proezas y milagros desde muy corta edad. En uno de los relatos más conocidos sobre su infancia, se nos dice que el bebé Hanumān tenía tanta hambre, que confundió al sol con un mango, así que modificó su estatura física y se transformó en un colosal gigante, y de un solo salto llegó hasta el sol, al cual intentó comer. El Señor Indra observaba la situación atentamente, y en el acto, decidió lanzarle un feroz rayo directamente al cuerpo, para así impedir que el pequeño Maruti se acercase al sol. Sin embargo, dicho rayo resultó ser tan potente, que terminó rompiéndole la mandíbula al pequeño Maruti, quien en su condición de semidios resultó herido a muerte. Vāyu, encolerizado y furioso ante el daño que su hijo recibió; cortó absolutamente todo el suministro de aire y de oxígeno en el planeta, afirmando que solo modificaría dicha decisión hasta que Maruti fuese sanado. Los Dioses entraron en pánico, ya que el rol de Vāyu era escencial para mantener la vida y el orden de las cosas, así que se reunieron entre sí para poder sanar (y resucitar, en algunas versiones) a Maruti. Primero, le dotaron con el poder de la inmortalidad, luego, el Señor Indra le concede fuerza y resistencia sobrehumana, el Señor Agni le dio control sobre el fuego, el Señor Varuna le dio control sobre el agua, Vāyu, su padre, le entregó control sobre el viento y una velocidad inigualable, el Señor Brahmā lo dotó con el poder de teletransportarse a cualquier sitio, y el Señor Surya lo ilustró como su gurú personal; enseñándole todos los secretos del Universo. A partir de ese momento, Maruti toma el nombre de "Hanumān", que en sánscrito literalmente significa "Mandíbula partida" o "Mandíbula desfigurada", y se transforma en un Dios completo y divino. Sin embargo, sus poderes fueron tan desorbitantes, y, dada su condición de niño; se decidió que lo mejor sería que Hanumān no fuese consciente de sus poderes. Otras versiones del mismo hecho, nos dicen que sus poderes fueron borrados de su memoria tiempo después, debido a que Hanumān era un niño tan iniquieto y travieso, que terminaba usando sus poderes para gastar bromas. Independientemente de lo ocurrido, los poderes del Dios Mono se despertarían solo si dedicaba su vida a la espiritualidad, para que así los fuese descubriendo y controlando poco a poco, de manera responsable y sensata (recordemos que Hanumān nace como semidios, por lo tanto, carecía en aquel minuto del mismo raciocinio de los grandes Dioses). Así fue como Hanumān termina transformándose en un gran yogui y brahmachari, logrando controlar su mente y los sentidos. Para cuando Hanumān conoce a Rāma, su cuerpo ya se encontraba apto para el despertar de sus poderes, debido al nivel de conciencia que logró desarrollar hasta ese punto de su vida.
El relato anterior tiene en sí varios mensajes esotéricos que debemos analizar, por ende, no debe interpretarse de manera literal.
El primero y más importante, es la relación directa e intrínseca que existe entre Hanumān y Vāyu, quien es el Dios del Viento. En el hinduismo, el viento y el oxígeno significan alma, vitalidad, energía, espíritu, aliento, divinidad, verdad y conciencia. De hecho, los antiguos yogis y rishis, mediante sus prácticas constantes de prāṇāyāma (control de la respiración) y dhyāna (trance/meditación), descubrieron que el ser humano es un conjunto multidimensional de campos energéticos que se interconectan entre sí, dando como resultado de que no solo dispongamos de un cuerpo físico, sino que también de un cuerpo espiritual o sutil, también llamado cuerpo astral (sūkṣma śarīra), el cual almacena lo que coloquialmente denominamos "alma". Este cuerpo se compone totalmente por una energía vital llamada "prāṇa", que se divide en siete principales puntos de concentración energética; los chakras, que comienzan desde la base del plexo sacrocoxígeo (primer chakra; mūladhara) hasta la coronilla (séptimo chakra; sahasrāra). Los chakras a su vez se comunican entre sí por medio de canales etéricos denominados "nāḍīs", que funcionan como venas por donde fluye la energía. Esta energía posteriormente se conecta con el cuerpo físico a través del sistema nervioso y el sistema endocrino, en donde se expresa mediante la estimulación de diversas hormonas. Es aquí en donde nace la ciencia del Yoga; la cual se diseñó rigurosamente para poder trabajar con nuestra energía interna, ya que debido a los vaivenes de la vida, los chakras podrían presentar síntomas de rigidez, inhibición y disfunción, lo cual termina generando efectos dañinos en el cuerpo físico. En esencia, el hinduismo y sus diversas disciplinas, como el yoga, el tantra y la meditación, enseñan a manejar el prāṇa; la fuerza vital que anima todos los niveles del ser. El prāṇa permite que el cuerpo se mueva y que la mente piense. Es la inteligencia que coordina nuestros sentidos y la manifestación perceptible de nuestro yo superior. Al estar más atentos al prāṇa y al mejorar y dirigir su flujo, podremos vigorizar el cuerpo y la mente, desarrollar una conciencia interior expandida y abrir la puerta a estados superiores de conciencia. ¿Quién bombea nuestro corazón y sopla el aire en nuestros pulmones? ¿Quién nutre nuestro organismo y lo mantiene sano y estable? El Prāṇa. ¿Qué tipo de fuerza mantiene el Universo y crea el orden de las cosas? La respuesta a todas estas preguntas es Prāṇa; la energía primordial.
El encargado de nutrir el cuerpo energético es Vāyu, Él es el gran soplador de vida y purificador del organismo. Se le adora precisamente como patrono de la meditación y el Yoga, al igual que su hijo Hanumān, quien heredó sus poderes. Además, como señor de los órganos, se le invoca para proteger al cuerpo de las impurezas, trabajando con cinco puntos energéticos intermedios, los cuales se encuentran entre el cuerpo astral y el cuerpo físico. Estos son conocidos como vayus (literalmente "vientos"), que rigen diferentes áreas del cuerpo, destacándose cinco:
- Prana vayu: se centra en el tercer ojo y se expande hacia la región del pecho, entre la garganta y el diafragma. Nutre el cerebro, los ojos y los sentidos. Se considera la energía fundamental a partir de la cual se crean y se alimentan las otras cuatro. Aquí, el aire fluye hacia dentro y hacia arriba, y gobierna la recepción de todo tipo de estímulos, desde la ingestión de alimentos, el consumo de agua y la inhalación de aire, hasta la recepción de impresiones sensoriales y experiencias mentales. Es de naturaleza propulsora, pone las cosas en movimiento y las guía.
- Apana vayu: se encuentra en el suelo pélvico y se expande hasta la parte inferior del abdomen. Está asociado con los órganos digestivos (intestino grueso y delgado) y reproductivos, rigiendo también la eliminación de todos los desechos (riñones, ano). Aquí, el aire fluye hacia abajo y hacia afuera. Gobierna la eliminación de las heces y la orina, la expulsión del semen, el líquido menstrual y el feto, y la eliminación del dióxido de carbono a través del aliento. En un nivel más profundo, rige la eliminación de las experiencias mentales, emocionales y sensoriales negativas. Es la base de nuestra función inmunológica en todos los niveles.
- Vyana vayu: se centra en el corazón y los pulmones. Está asociado con la circulación, el aparato respiratorio, el sistema nervioso y movilización de nutrientes. Ayuda a mantener y nutrir el resto de vayus, puesto que irradia a todo el cuerpo. Aquí, el aire fluye desde un punto central hacia todas direcciones. Mueve la comida, el agua y el oxígeno por todo el cuerpo y mantiene nuestras emociones y pensamientos circulando en la mente, impartiendo movimiento y proporcionando fuerza.
- Udana vayu: se encuentra en la garganta y su flujo se expande por la cabeza y el cuello, en dirección hacia arriba. Este vayu regula la expresión facial, las cuerdas vocales, el habla y la comunicación. Rige el crecimiento del cuerpo, la capacidad de pararse, el habla, el esfuerzo, el entusiasmo y la voluntad.
- Samana vayu: se centra en el ombligo, y su flujo se expande desde la periferia del cuerpo hacia el centro, en forma de remolino. Es necesario para la asimilación de todas las cosas, incluido el aire, la nutrición, las experiencias, los sentimientos y los pensamientos. Actúa en el tracto gastrointestinal para digerir los alimentos, en los pulmones para digerir el aire o absorber oxígeno, y en la mente para homogeneizar y digerir experiencias, ya sean sensoriales, emocionales o mentales.
Ahora; ¿qué tiene que ver todo esto con Hanumān? Mucho. Si Vāyu es quien nutre y mantiene el cuerpo astral, su hijo, en consecuencia, es la mismísima energía en sí; Hanumān es prāṇa, y por ende, mora dentro de todos nosotros, esperando ser descubierto y trabajado.
En los textos hindúes existen muchas analogías que nos enseñan la relación de Hanumān con el Prāṇa. Veámos algunas de ellas:
1) Prāṇa está conectado con el elemento viento, y Hanumān es el hijo del viento, y como tal, su personificación.
2) El Prāṇa no puede ser destruido ni aniquilado; dado que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. De hecho, esta ley física, popularizada en los últimos siglos por la ciencia occidental; ya era perfectamente conocida por los rishis y científicos indios hace miles de años. Ahora, al igual que la energía; Hanumān es inmortal, Él no puede morir ni ser destruido.
3) Uno de los nombres sagrados del Dios Mono es "Mukhya Prāṇa Devaru", que significa "Dador de Vida Primordial" o "Dador de Prāṇa". Este epíteto hace referencia a su rol como energía, dado que todos los seres vivos están dotados con Prāṇa.
4) En el Rāmāyaṇa, el Señor Hanumān se transforma en un gigantesco y poderoso titán, el cual arranca una montaña de raíz con sus propias manos. Solo el Prāṇa puede ser tan grande y poderoso como para mover una montaña, y tan delicado como para ejercer el poder creativo de la poesía y la meditación, que son áreas en las que Él también gobierna, ya que rige los cuerpos sutiles del hombre.
5) Hanumān se encontró con Rāma en las profundidades de un bosque, ya que ambos lo estaban transitando de forma paralela. Esto simboliza el primer acercamiento de la mente con lo divino. La energía de Hanumān se enfocó en construir una conciencia tan pura y sofisticada, que terminó siendo apto para recibir y conocer a Dios. De igual modo, el bosque profundo puede representar ignorancia, oscuridad, desconocimiento; el mundo en el cual todos vivimos, mientras que Hanumān, por su parte, es la mente devota en búsqueda de iluminación y verdad.
6) ¿Por qué Hanumān tiene forma de mono? Su apariencia física se debe únicamente a factores simbólicos y esotéricos. Los antiguos rishis (sabios videntes) y gurús (maestros espirituales) que escribieron los textos sagrados hace miles de años, concibieron la imagen de los Dioses de manera simbólica, para que de este modo, el estudio de los mismos resulte ser más "amigable" o "comprensible" para la mente humana, que es terrenal e ignorante. Y es por ello que por ejemplo, Ganesha tiene forma de elefante o Narasiṃha de león, entre otros, lo mismo aplica para los Dioses de coloración azul y múltiples brazos y cabezas; todo es simbolismo esotérico. O dicho de otro modo, el cuerpo de los Dioses es una visualización de los ascetas y rishis en aras de la comprensión de la gente común y corriente, quienes no han alcanzado ese estado de realización como para ver y captar a Dios. Tomemos la siguiente analogía. Imaginemos que debes visualizar el aire en tu mente, ¿puedes hacerlo? probablemente no, ya que el aire es invisible, incoloro, y no posee ningún tipo de patrón visual que pueda ayudarnos a materializarlo. Pero si dibujo al aire con rasgos humanos y lo adorno con elementos simbólicos que te recuerden su funcionamiento y sus características, entonces, comprenderás esa forma y empezarás a relacionarte con ella. Lo mismo ocurre con los Dioses hindúes. Durante miles de años lo sabios indios llegaron a la misma conclusión; descubrieron una realidad trascendental a través de la meditación más compleja, y, para intentar acercarle esta realidad a los hombres comunes y corrientes, decidieron plasmar a los Dioses con tales formas y atributos, cosa de que los devotos puedan imaginarla y comprenderla. Los monos son de por sí animales inquietos, agresivos y juguetones, sinónimo de una mente agitada, emocional e incapaz de controlarse a sí misma. Hanumān tiene forma de mono porque representa la mente inquieta del ser humano, recordemos que quiso comerse el sol porque lo confundió con una fruta, y que también utilizaba sus poderes para gastar bromas. Sin embargo, con el pasar del tiempo; Hanumān se transformó en un maestro del autocontrol, de los sentidos, de la meditación. Hanumān ya no es la mente inquieta e ignorante, sino que es la mente maestra que busca y adquiere conocimiento; aquella mente a la que todos debemos llegar. Cuando el Prāṇa se despierta; se despiertan también los poderes que moran dentro del ser humano.
7) Al Señor Hanumān se le encomendó la misión de rescatar a Sita, quien fue secuestrada por Rāvaṇa. Durante la incesante búsqueda, Hanumān y su ejército de monos, los Vanara, rastrean los indicios de Sita hasta llegar a la costa del sur. Al encontrarse con el vasto océano, todos los Vanara comienzan a lamentar su incapacidad para atravesar las aguas y proseguir con la búsqueda. Hanumān también se entristece por el aparente fracaso de su misión, hasta que los otros Vanaras y el sabio Jambavantha comienzan a ensalzar sus virtudes, insinuando que en su interior mora una energía que es capaz de realizar milagros y proezas. Tras esto, Hanumān recuerda sus propios poderes, agranda su cuerpo para transformarse en un gigante, y vuela a través del océano para continuar el rastro. Aquí se simboliza el intelecto que nos hace conscientes de nuestro verdadero potencial. A medida que nos damos cuenta de la naturaleza divina, la mente se agranda, abarca y acepta todo, y se da cuenta del poder interior necesario para cruzar el océano de la ignorancia. Es en este momento en que Hanumān despierta su energía; el Prāṇa, y por consiguiente; descubre que ya no tiene limitaciones físicas ni mentales. Ahora Él sabe que es todopoderoso y que no se ve afectado por ninguna barrera. A Hanumān se le otorgó la capacidad de volar largas distancias y, con la velocidad de los pensamientos, la mente también puede volar donde quiera. Puede cruzar continentes y moverse por el mundo en un instante. Pero cuando la mente se entrega al yo interior, se vuelve devota y alcanza una unión con el poder supremo, entonces, conocerá el reino de Dios.
8) Hanumān llega a la Isla de Lanka, el lugar en donde Sita fue trasladada, y que era regida por Rāvaṇa y su ejército de demonios. Rāvaṇa representa el subconsciente profundo que nos disuade de conocer la verdadera naturaleza del yo. Hanumān descubre a la Diosa en un palacio llamado Ashoka Vatika, y regresa para darle la buena noticia a Rāma. Aquí nace la unión entre lo terrenal y lo divino, ya que el ejército de Vanaras, liderados por Hanumān, se unen a la fuerza de Rāma, la Personalidad de Dios, y ambos bandos comiezan a crear un puente de roca sobre el océano, el cual no se hundía porque llevaba la bendición de Rāma. Así fue como trabajaron miles y miles de monos durante cinco días y cinco noches. Esto simboliza que una vez que el Prāṇa se encomiende a lo divino, no existirá barrera que impida su propósito.
9) Durante el combate, Lakshmana, el hermano menor del Señor Rama, resulta herido a muerte debido a un feroz ataque de Indrajit, quien era uno de los soldados más temibles y habilidosos de Rāvaṇa. Al Señor Hanumān se le encomendó la misión de buscar un antídoto llamado Sanjeevani, el cual crecía en los picos montañosos del Himalaya, y que sería de gran utilidad para sanar la herida. Hanumān deja el combate para aventurarse en su nueva misión, y vuela hacia el lugar en donde la hierba crecía. Al llegar, Hanumān no solo decide tomar el antídoto, sino que también se transforma en un gigante y arranca la montaña de raíz con sus propias manos, para luego cargarla hacia donde yacía Lakshmana. Cuando está inspirada por lo divino, la mente puede mover montañas. Y como Hanumān es Prāṇa en acción; no tiene barreras.
La práctica de adorar al Señor Hanumān otorga un poder tremendo, tanto físico como espiritual. Este poder está disponible porque, al adorar al Señor Hanumān, estamos también invocando y animando nuestra propia energía; el prāṇa, el aspecto de Dios que da vida y que mueve todo a nuestro alrededor. Hanumān ofrece la posibilidad de conectar nuestra energía individual con la energía suprema, y al mismo tiempo, nos entrega las claves para conectar con los Dioses.
Como he dicho en múltiples ocasiones; a los Dioses no les interesan los bienes materiales ni tampoco la opulencia: ellos quedarán satisfechos con cualquier tipo de tributo, siempre y cuando sean entregados con humildad, respeto y amor.
Por ejemplo, en el Bhagavad-gītā el Señor Krishna le dice a Arjuna:
"Si alguien Me ofrece con amor y devoción una hoja, una flor, una fruta o agua, Yo la aceptaré"
Se recomienda que el devoto pueda construir su propio altar, que esotéricamente funciona como la extensión de un templo y como punto de conexión. El altar debe componerse principalmente por:
- Estatuas, ídolos, pinturas, o cualquier otro objeto que contenga la imagen de Hanumān, así como de Rāma, Sita, Jambavantha y cualquier otro Dios. Esto sirve para mejorar el estado de concentración y para contribuir en la conexión emocional y espiritual con las deidades en cuestión.
Si desea leer más sobre la práctica de adorar imágenes, visite mi artículo anterior en donde profundizo y explayo sus objetivos y beneficios:
- Alimentos: azúcar moreno, arroz, coco, plátano, manzana, pera, naranja, mango, lentejas, azúcar de caña, aceite de jazmín, sándalo rojo, almendras, pasas, cajú o nuez de la India, azafrán, y cualquier alimento elaborado a partir de trigo y azúcar, como pasteles, galletas y pan. Tradicionalmente, en Asia se le cocinan platos especiales tales como el jaangiri, el masoor dal tadka, el motichoor ladoo, bandar laddu, panchmeva, imartis, chalimidi, prasāda y kheer.
- Otros: Sindoor. El Rāmāyaṇa. Inciensos. Objetos de color rojo y amarillo, ya sean flores, velas, ropa, guirnaldas, piedras, cristales etc.
Ejemplos de altares para Hanumān:
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