En el Mahābhārata, uno de los libros sagrados más importantes del Hinduismo, se narra un cruento conflicto bélico de grandes proporciones, "la guerra de Kurukshetra", en la cual, de acuerdo a los datos aportados por el libro, se infiere que participaron entre 4 - 5 millones de soldados, esto es cerca del 80% de la población masculina de la India en aquel minuto, y al que solo 12 personas sobrevivieron.
Todos los héroes del Mahābhārata se reunieron en el campo de Kuru (actual Haryana, noroeste de la India) para combatir. Sin embargo, uno de los grandes guerreros de la época estaba ausente. Era Balarāma: el único que se negó a participar de la guerra, prefiriendo iniciar un largo peregrinaje a tierras lejanas y sagradas en lugar de tomar postura en los acontecimientos bélicos.
El Señor Balarama es el hermano de Krishna (figura principal del Mahābhārata) y avatar de "Ananta-shesha", la serpiente cósmica de Vishnu.
En la presente publicación nos enfocaremos en trazar la ruta que siguió el Señor Balarama durante su ausencia del conflicto armado.
Toda la evidencia epigráfica, literaria, tradicional y astronómica, indican unánimemente que los eventos del Mahābhārata tuvieron lugar entre los siglos XXXII - XXXI a.n.e., es decir, hace unos cinco mil años atrás. Y en concreto, la guerra de Kurukshetra ocurrió entre el 25 de noviembre del año 3.067 a.n.e., hasta el 12 de diciembre del mismo año, durando un total de 18 días. Otros cálculos matemáticos y astronómicos indican que la guerra pudo haber ocurrido un 25 de octubre del año 3.162 a.n.e., y finalizando el 12 de noviembre del mismo año. Como se puede apreciar no existe mucha diferencia entre ambas dataciones, considerando la antigüedad del evento.
Según el Mahābhārata, Balarama inicia su viaje antes del comienzo de la guerra, cuando ésta ya era inminente e inevitable. Los compiladores del Mahābhārata declararon que Balarama se fue cuando la luna estaba en "Pushya Nakshatra" (casa lunar en Cáncer), y retornando en "Shravana Nakshatra" (casa lunar en Capricornio), habiendo 42 días que separan una casa de la otra. Por lo tanto, es evidente notar que el Señor se fue al menos 24 días antes de que el conflicto tuviera lugar, es decir, el 1 de noviembre del año 3.067 a.n.e. Otros cálculos astronómicos indican lo contrario; que Balarama se fue en Shravana Nakshatra y que luego retorna en Pushya Nakshatra, por lo tanto, yéndose el 1 de octubre del año 3.162 a.n.e. En fin.
Durante su viaje, Balarama hizo una larga peregrinación religiosa con el fin de visitar lugares sagrados, y realizar los correspondientes rituales y oblaciones.
[Nota: La presente publicación es meramente un resumen sobre la ruta tomada por el Señor Balarama durante su peregrinación. Si usted desea conocer todos los detalles con respecto a la historia, personajes y el trasfondo de cada uno de ellos, tal como se narran en el texto original, tendría que leer el capítulo entero, es decir, el Mahābhārata libro 9 "Shalya Parva" capítulos 32 al 55].
El Mahābhārata comienza diciendo sobre la peregrinación del Señor:
"Con el corazón lleno de ira ante la guerra, ese ilustre hijo de la raza de Yadu, el portador del arado, Balarama, emprendió una peregrinación al Río Sarasvatī".
Luego se menciona que Krishna prevalece en el lado de los Pandava, mientras que Balarama prepara las cosas para irse del Reino:
"Después de que Balarama, el heroico hijo de Rohini, se fuera bajo la constelación de Pushya, Krishna, colocándose del lado de los Pandava, procedió contra los Kaurava. Mientras ello ocurría, Balarama ordenó a sus sirvientes: 'Traigan todas las cosas que sean necesarias para una peregrinación. Traigan el fuego sagrado que está en Dwarka, y a nuestros sacerdotes. Traigan oro, plata, vacas, túnicas, corceles, elefantes, carros, mulas, camellos, y otros animales de tiro. Traigan todo lo necesario para un viaje a las aguas sagradas, de modo que avancemos a gran velocidad hacia el Sarasvatī. Trae también algunos sacerdotes para que sean especialmente empleados, y cientos de los mejores brahmanas".
Posteriormente comienza el viaje de Balarama y su grupo, teniendo el objetivo de visitar todos los lugares sagrados que se distribuyen a lo largo del gran río, dejando víveres y provisiones para las personas necesitadas y sacerdotes que fueran encontrando en el camino:
"Partiendo hacia el Sarasvatī, Balarama visitó todos los lugares sagrados a lo largo de su curso, acompañado de sacerdotes, amigos, y muchos de los principales Brahmanes, como también carros, elefantes, corceles, sirvientes, y con muchos vehículos tirados por vacas, mulas y camellos. Diversos tipos de artículos necesarios para la vida fueron entregados en gran medida y en diversos países a los cansados y gastados, a los niños y a los ancianos, en respuesta a las solicitudes".
Luego visitan una gran ciudad ubicada a orillas del Río Sarasvatī. Esta ciudad no se nombra en el texto, pero se narra que tenía un gran mercado en donde se comercializaban toda clase de bienes: caballos, carros, joyas, corales, alimento, etc. Lo más probable es que esta gran ciudad fuera el actual sitio arqueológico de Chanhudaro, ubicado en Sindh, Pakistán, cuando el Río Sarasvatī todavía atravesaba esta región (este Río comenzó a secarse alrededor del segundo milenio antes de nuestra era, contribuyendo al declive de los pobladores de Chanhudaro):
"Hubo regocijos por todas partes sobre él, y sabrosas viandas se podían conseguir por todas partes. Había tiendas, puestos y objetos diversos expuestos a la venta. Todo el camino estaba, además, abarrotado de seres humanos. Y estaba adornado con varias clases de árboles y criaturas, y varias clases de gemas. El noble Balarama, observador de votos rígidos, regaló a los Brahmanas mucha riqueza y abundantes regalos de sacrificio en diversos lugares sagrados. Ese jefe de la raza de Yadu también regaló miles de vacas lecheras cubiertas con excelentes telas y con sus cuernos envueltos en oro, muchos corceles pertenecientes a diferentes países, muchos vehículos y muchos hermosos sirvientes. Incluso así, Balarama, de gran alma, entregó riquezas en diversos sitios a lo largo del Sarasvatī. En el curso de sus andanzas, ese héroe de poder inigualable y conducta magnánima finalmente llegó a Kurukshetra".
Durante mucho tiempo, el río Sarasvatī se consideró meramente mítico. Sin embargo, un análisis reciente de imágenes satelitales ha revelado un paleocanal definido de un río que se secó hace mucho tiempo. Atraviesa ese desierto uniéndose al océano en Gujarat. Esto establece claramente que había un río que corría desde el Himalaya a través de Haryana, Rajasthan y Gujarat hasta el océano, lo cual coincide con las descripciones entregadas por los textos hindúes.
Posteriormente, se dirigen a Prabhāsa, la primera "tirtha" (lugar sagrado) que visitaron:
"Acompañado por sus sacerdotes y amigos, Balarama se dirigió primero al tirtha llamado Prabhāsa".
Luego prosiguen hacia Udapana:
"Balarama se dirigió a un tirtha situado junto al Río Sarasvatī, Udapana, que anteriormente había sido la residencia, oh rey, del ilustre asceta Trita. Habiendo regalado muchas riquezas y adorado a los Brahmanas, el héroe que tenía el arado como arma se bañó allí y se llenó de alegría".
Se trasladan a Vinasana:
"De inconmensurable destreza, Balarama tocó las aguas de Udapana. Y regaló diversos tipos de riqueza allí y adoró a muchos Brahmanas. Contemplando Udapana y aplaudiendo repetidamente, Balarama procedió a continuación a Vinasana, que también estaba en el Sarasvatī".
Luego a Subhumika, Gandharvas, Gargasrota, Sankha y Dwaita, para luego dirigirse hacia el sur del río:
"Balarama de la raza de Madhu, habiéndose bañado en ese tirtha y regalando mucha riqueza a los Brahmanas, escuchó el sonido de las canciones celestiales e instrumentos musicales. También vio allí muchas sombras de Dioses y Rakshasas. El hijo de Rohini luego se dirigió al tirtha de los Gandharvas. Allí, muchos Gandharvas encabezados por Viswavasu y poseedores de méritos ascéticos, pasan su tiempo bailando y cantando de la manera más encantadora. Balarama entregó diversos tipos de riqueza a los Brahmanas, como también cabras, ovejas, vacas, mulas, camellos, oro y plata. [...] Dejando ese tirtha, el castigador de enemigos de poderosos brazos se dirigió al famoso tirtha llamado Gargasrota. Untado con pasta blanca de sándalo, oh rey, Balarama, visitando aquel tirtha, regaló riquezas debidamente a muchos ascetas de almas limpias. Habiendo dado también muchos tipos de viandas costosas a los Brahmanas, ese ilustre ataviado con túnicas azules se dirigió al tirtha llamado Sankha. Allí, en la orilla del Sarasvatī, ese poderoso héroe que tenía la palmira en su estandarte contempló un árbol gigantesco, llamado Mohasankha, alto como el Meru, parecido a la Montaña Blanca, y al que recurrieron los Rishis (sabios videntes) [...] Habiendo regalado en ese tirtha muchas vacas lecheras, y vasijas de cobre y hierro, y diversas clases de otras vasijas, ese tigre de la raza de Yadu, Balarama, teniendo el arado como arma, adoró a los Brahmanas y fue adorado por ellos recíprocamente. Luego, oh rey, se dirigió al lago Dwaita. Al llegar allí, Balarama vio diversos tipos de ascetas. Bañándose en sus aguas, adoró a los Brahmanas. Habiendo regalado a los Brahmanas diversos artículos de disfrute en profusión, Balarama avanzó a lo largo de la orilla sur del Sarasvatī".
En el sur, Balarama toma la ruta hacia Nagadhanwana:
"El ilustre y poderoso brazo de Balarama, de alma virtuosa y gloria inmarcesible, se dirigió entonces al tirtha llamado Nagadhanwana [...] "
Y posteriormente se dirige hacia el este, pasando por muchos lugares sagrados para finalmente alcanzar Naimisha:
"Balarama partió entonces hacia el este y alcanzó, uno tras otro, cientos y miles de famosos tirthas que ocurrían a cada paso, bañándose en todos ellos, y realizando ayunos y otros votos según las instrucciones de los Rishis, y repartiendo riquezas en profusión, y saludando a todos los ascetas que habían tomado su residencia allí. Balarama una vez más emprendió el camino que esos ascetas le habían señalado, para tomar el curso este del Sarasvatī, llegando así al bosque en donde moraban los Rishis de alma elevada: el bosque de Naimisha".
Tras ello se dirige a Kapālamocana:
"Balarama, de gran belleza, rodeado de Brahmanas, fue al lugar, oh monarca, donde Rushangu, en días anteriores, había arrojado su cuerpo [...] Balarama, de alma recta, tocó el agua de ese tirtha y se bañó en ella, otorgó una riqueza considerable a los brahmanas, siendo devoto de ellos".
Posteriormente viaja hacia las tierras de Vishvamitra y luego a la ermita de Vaka:
"Balarama también regaló alegremente vacas lecheras, vehículos, camas, adornos, comida y bebida de las mejores clases, oh rey, a muchos de los principales brahmanas, después de haberlos adorado debidamente. Entonces, oh rey, Balarama se dirigió a la ermita de Vaka, que no estaba muy lejos de donde él estaba, esa ermita en la que, según hemos oído, Dalvya-Vaka había practicado la más austera de las penitencias".
Luego se dirige a los tirthas ramificados del río Sarasvatī, para posteriormente visitar Soma, el templo de Skanda y el gran árbol Aswattha en Taijasa:
"Balarama, de alma elevada, se bañó en ese tirtha y entregó muchos tipos de obsequios, obteniendo un gran mérito por sus acciones rectas. Luego se dirigió al gran tirtha de Soma [...] Allí, en una ocasión, Skanda, el destructor de Daityas (demonios), obtuvo el mando de las fuerzas celestiales. En ese tirtha (Taijasa) hay un gigantesco árbol Aswattha. Bajo su sombra, Kārttikeya (Skanda), también llamado Kumara, siempre reside en persona [...] Habiéndose bañado en ese tirtha y adorado a Skanda, Balarama dio a los brahmanas oro, ropa, adornos y otras cosas".
Posteriormente se dirige al lugar sagrado de Agnitirtha, contempla el antiguo bosque de Kuvera y se dirige hacia Vadarapachana, la ermita de Himavat, Sakta, Indratīrtha y Yamuna:
"Bañándose también en ese tirtha y entregando diversos tipos de regalos, Balarama, el asesino de Pralamva, poseído de gran sabiduría, se dirigió a Agnitirtha [...] Habiendo reparado Balarama en ese tirtha y bañándose en sus aguas debidamente, otorgó mucha riqueza a los Brahamanas. Luego Balarama contempló en ese lugar los excelentes bosques de Kuvera [...] Bañándose en ese tirtha y regalando mucha riqueza, Balarama, usando ungüentos blancos, procedió rápidamente a otro tirtha. Poblado con todo tipo de criaturas, ese tirtha es conocido con el nombre de Vadarapachana. [...] Aquel más destacado entre los Yadus, Balarama, de gran dignidad, se había bañado en ese tirtha y regalado mucha riqueza a muchos de los principales Brahmanas, luego procedió, con el alma bien fijada en la meditación, al tirtha de Sakta e Indratīrtha. Habiéndose bañado debidamente allí, Balarama adoró a los Brahmanas con excelente comida y túnicas [...] Habiendo hecho diversos presentes que consistían en diversos tipos de gemas, así como vacas, elefantes, ovejas y cabras, se retiró al bosque. Habiéndose bañado en estos tirthas, que eran los lugares de descanso de los Dioses y de los Rishis, Balarama adoró debidamente a los ascetas y luego se dirigió al tirtha llamado Yamuna".
Tras ello viaja a Aditya y Somatirtha:
"Lleno de alegría y alabado por los grandes Rishis, Balarama, ese héroe siempre adornado con guirnaldas de flores silvestres y cuyos ojos son como las hojas del loto, se dirigió al tirtha llamado Aditya [...] Bañándose allí y regalando riquezas a los Brahmanas, el noble portador del arado, el de las nobles acciones, ganó un gran mérito y luego se dirigió a Somatirtha"
Y luego peregrina hacia Sarasvata:
"El virtuoso Balarama, el de alma limpia, se dirigió al tirtha del Muni llamado Sarasvata, en donde sabio homónimo, en días anteriores, enseñó los Vedas a muchos de los principales brahmanas".
Tras ello viaja al antiguo tirtha de una doncella ascética. Y es en este lugar cuando Balarama se entera sobre el desarrollo de la guerra. Ya finalmente atraviesa Samantapanchaka para consultar con los rishis sobre el combate:
"El poderoso hijo de Rohini y hermano mayor de Keshava (Krishna), después de haber regalado riquezas en ese tirtha, se dirigió con alegría a otro lugar donde vivía en días de antaño una anciana ascética [...] Mientras estaba allí, Balarama se enteró de la matanza de Shalya. [...] Allí, Balarama se entregó al dolor por la muerte del rey Shalya, quien había sido asesinado por los Pandavas en el campo de batalla. Luego, el de la raza de Madhu, habiendo salido de los alrededores de Samantapanchaka, preguntó a los rishis sobre los resultados de la batalla de Kurukshetra. Cuando ese león de la raza de Yadu les preguntó acerca de los resultados de la batalla en Kurukshetra, los rishis le dijeron todo tal como había sucedido".
Posteriormente se dirige a las alturas del Himavat y de otras cadenas montañosas, también visita muchos otros thirtas, entre ellos Plakshaprasravana, Karavapana y Mitra-Varuna:
"Al despedirse de los Rishis, Balarama, de gloria inmarcesible, realizó todos los ritos y ceremonias del crepúsculo vespertino en el lado del Himavat, y luego comenzó su ascenso a la montaña. El poderoso Balarama que tenía el emblema de la palmira en su estandarte, no había avanzado mucho en su ascenso cuando contempló un sagrado y hermoso tirtha, y se maravilló ante la vista. Contemplando la gloria del Sarasvatī, como también el tirtha llamado Plakshaprasravana, Balarama alcanzó otro excelente tirtha; Karavapana. El héroe del arado, de gran fuerza, habiendo hecho muchos regalos allí, se bañó en el agua fresca, clara, sagrada y que limpia el pecado [...] Pasando allí una noche con los ascetas y los Brahmanas, Balarama procedió al asilo sagrado de los Mitra-Varunas y Yamunas, en donde en días de antaño Indra y Agni y Aryaman habían obtenido gran felicidad. Bañándose allí, aquel toro de la raza de Yadu, de alma justa, obtuvo gran dicha".
En este lugar, Balarama conoce al Rishi Narada, quien le cuenta el desarrollo de la guerra:
"Luego, el héroe se sentó con los Rishis y los Siddhas (santos) para escuchar excelentes charlas. Allí donde Balarama se sentó en medio de ese cónclave, vino el adorable Rishi Narada. Cubierto con mechones enmarañados y ataviado con rayos de oro, llevaba en sus manos, oh rey, un bastón de oro y una tinaja de agua del mismo metal precioso. Experto en canto y danza y adorado por Dioses y brahmanas, tenía consigo una hermosa Vina de notas melodiosas, hecha de caparazón de tortuga. Provocador de peleas y siempre aficionado a las peleas, el celestial Rishi llegó al lugar donde descansaba el apuesto Balarama. Poniéndose de pie y honrando suficientemente al Rishi celestial de votos regulados, Balarama le preguntó sobre todo lo que les había pasado a los Kurus. Versado en todos los deberes y usos, Narada entonces, oh rey, le contó todo, tal como había sucedido, sobre el terrible exterminio de los Kurus. Entonces, el hijo de Rohini, con palabras afligidas, preguntó al Rishi y dijo: '¿Cuál es el estado del campo? ¿Cómo están ahora aquellos reyes que se habían reunido allí? ¡He oído todo antes, oh tú que posees la riqueza de las penitencias, pero mi curiosidad es grande por oírlo en detalle!'".
Tras relatar los acontecimientos de la lucha, Narada procede a contarle un hecho particular que sabría que sería de interés para Balarama, puesto que dos importantes guerreros, Bhima, quien peleaba por el bando Pandava, y Duryodhana, quien peleaba a favor de los Kaurava; se enfrentarían a muerte. Lo triste es que ambos combatientes habían sido amigos personales y discípulos del Señor Balarama:
"¡El terrible encuentro, oh Balarama, tendrá lugar hoy! Si sientes alguna curiosidad, ¡entonces apresúrate, oh Madhava, sin detenerte aquí! ¡Ve, si quieres, y sé testigo de esa terrible batalla entre tus dos discípulos!'".
Tras oír las palabras de Narada, Balarama se perturbó por los sucesos de la guerra y decide terminar su peregrinaje. Para ello retorna a Kuru en soledad, puesto que les ordenó a todos sus sacerdotes, amigos y sirvientes que regresaran sin prisa a Dwarka:
"Al escuchar estas palabras de Narada, Balarama se despidió respetuosamente de los brahmanas y de todos aquellos que lo habían acompañado en su peregrinaje. De hecho, ordenó a sus asistentes, diciendo: '¡Regresen a Dwarka!' Luego descendió de las montañas y de esa hermosa ermita llamada Plakshaprasravana".
Antes de abandonar la peregrinación, Balarama ofrece un discurso de agradecimiento:
"Habiendo escuchado el discurso de los sabios sobre los grandes méritos de los tirthas, Balarama, de gloria inmarcesible, cantó este verso en medio de los Brahmanas: '¿Dónde más se encuentra la felicidad si no es en un sitio como el Sarasvatī? ¡Los hombres que han partido hacia el cielo se han acercado a Sarasvatī! ¡Todos deberían recordar siempre al Río Sarasvatī! ¡Sarasvatī es el más sagrado de los ríos! Sarasvatī siempre otorga la mayor felicidad a los hombres. ¡Los hombres, después de acercarse al Sarasvatī, no tendrán que afligirse por sus pecados ni aquí ni en el más allá!'
Tras su discurso, Balarama abandona el peregrinaje y desciende a su tierra de origen con el fin de presenciar el combate de sus discípulos:
"Dirigiendo repetidamente sus ojos con alegría al Sarasvatī, ese abrasador de enemigos subió a un carro excelente al que estaban uncidos buenos corceles. Viajando entonces en ese carro de gran rapidez, Balarama, el toro de la raza de Yadu, deseoso de contemplar el encuentro próximo de sus dos discípulos llegó al campo de batalla.”
Es así como termina la peregrinación de Balarama.
Ya en el siguiente capítulo se menciona que tanto Pandavas como Kauravas se alegraron de ver retornar a Balarama, y le ofrecieron sus respetos.
Recordemos que en tiempos anteriores, tanto Pandavas como Kauravas habían sido aliados íntimos; muchos eran amigos, familiares y maestros entre sí. En este caso, tanto Krishna como Balarama eran amados por ambos clanes, pero ahora las relaciones estaban rotas y el conflicto armado era inevitable.
Debido a este cruel destino fue que Krishna le otorgó el discurso conocido como "Bhagavad-gītā" a su discípulo Arjuna, quien estaba realmente afligido por el hecho de tener que enfrentar a quienes habían sido sus amigos y parientes.
En los capítulos posteriores se narra el cruento desenlace de la batalla entre Bhima y Duryodhana, siendo este último el perdedor del encuentro:
"[...] Duryodhana ahora yacía en tierra con los muslos destrozados por Bhima. Había sido una gran tragedia, y Yudhisthira (príncipe Pandava), dada su naturaleza tierna, no podía soportarla".
Mucho tiempo después de estos eventos, ya finalizada la guerra de Kurukshetra y resuelto el conflicto, tanto Krishna como Balarama se internan en los bosques para realizar severas tapas (ascetismo y penitencias), teniendo el objetivo de apartarse de la vida terrenal. Con el advenimiento de Kali Yuga, la cual había empezado a partir del decimo día de la guerra; ambos sabían que su misión en nuestro plano había concluido, y que era momento de retornar a sus hogares divinos.
Balarama entra en un profundo trance meditativo y abandona su cuerpo a través de los poderes yóguicos. De su boca salió una gran serpiente blanca que luego se sumergió en el mar. Esa serpiente era un remanente de Ananta Sesha, la serpiente de Vishnu:
"Krishna llegó al lugar en donde le estaba esperando su querido hermano Balarama, y Éste, en cuanto le vio, entró en trance. Krishna se quedó a su lado esperando y observando, y al poco vio una inmensa serpiente blanca saliendo de la boca de Balarama, la cual desapareció adentrándose en el océano. Esto ocurre porque Krishna es la encarnación de Vishnu, y Balarama es la encarnación de Sesha, la serpiente que sirve de lecho al Señor Vishnu. Krishna en cuanto vio a Sesha salir de la boca de Balarama, supo que también le había llegado a Él el tiempo de partir".
Así es como termina el viaje y la vida del Señor Balarama.
Si usted desea leer más información sobre la guerra de Kurukshetra y los eventos del Mahābhārata, lo invito a visitar una de mis publicaciones anteriores:
El texto sagrado, "Bhāgavata Purāṇa", complementa y entrega otros nombres de tirthas que Balarama visitó durante su peregrinación.
A continuación adjunto una recapitulación de ello, tomado del Bhāgavata Purāṇa libro 10 capítulo 79:
"En primer lugar, el Señor viajó en compañía de Brāhmaṇas al río Kauśikī, y después de bañarse en este lugar sagrado se dirigió al río Sarayū, para posteriormente viajar hacia Prayāga, donde hay una confluencia de tres ríos: el Ganges, el Yamuna y el Sarasvatī. En estos sitios Balarama ofreció oblaciones de agua a los Dioses, sabios y antepasados, como dictan las Escrituras Védicas".
"Tras ello, el Señor se mueve hacia la ermita de Pulaha, y luego visita Gomatī, Gaṇḍakī, Vipāśā, Śoṇa, y Gayā, donde hay un célebre templo de Vishnu. Desde aquí viajó al delta fluvial del Ganges, en donde dicho río desemboca en la Bahía de Bengala. Después de terminar Sus ceremonias, rituales y baños en este sitio, Balarama se dirigió a la colina de Mahendra, en donde se encontró con Paraśurāma y le presentó sus respetos. Tras ello, Balarama se volvió hacia el sur de la India y visitó las orillas del río Godāvarī, Veṇā, el Pampā y Bhīmā. Después de hacer una visita al templo de Skanda, el Señor viajó hacia la montaña sagrada de Veṅkaṭa, en la tierra de Draviḍa. Luego procedió hacia Vishnukanchi, y también visitó Shivakanchi. Posteriormente el Señor se bañó en el río Kaveri; y luego llegó a Rangakshetra".
"Después, Balarama visitó Madurai, comúnmente conocido como Mathura, y luego se dirigió a Setubandha, el lugar en donde Rāma construyó el puente de piedra desde la India hasta Sri Lanka. En este lugar particularmente sagrado, el Señor Balarama distribuyó diez mil vacas a los sacerdotes brahmanes de la zona. Luego visitó la ciudad de Kāñcī, el río Kāverī y Śrīraṅga".
"Posteriormente viaja a la colina de Ṛṣabha, visitó Setu, los ríos Kṛtamālā, Tāmraparṇī, y la cadena montañosa de Malaya. El gran sabio Agastya solía vivir allí, y el Señor Balarama lo visitó y le ofreció Sus respetos inclinándose ante él. Posteriormente se dirigió en dirección al Océano Índico, y en la punta del cabo (conocido como Cabo Comorín) visitó el templo de la Diosa Durga. Desde allí, el Señor Balarama visitó la ciudad de Phālguna, el lago Pañcāpsaras, Kerala, Trigarta, Saivita, Śūrpāraka, Sopara, Dist, Thana y Maharashtra".
"Después se bañó en el Tāpī, en el Payoṣṇī y en el Nirvindhyā, para posteriormente entrar al bosque de Daṇḍaka. Desde ese bosque entró en el río Narmadā, en cuyas orillas está situada la ciudad de Māhiṣmatī, y desde aquí regresó al lugar en donde había comenzado Su viaje, la región de Prabhāsa".
El texto también termina narrando su llegada al campo de batalla para ver el combate entre Bhima y Duryodhana:
"Habiendo escuchado de los Brāhmaṇas el informe de la destrucción de todos los príncipes Kṣattriya durante la guerra entre Kauravas y Pāṇḍavas, Balarama lo consideró como la eliminación de la carga de la tierra. Luego fue a Kurukshetra con el deseo de evitar que Bhīma y Duryodhana se enfrentaran en el campo de batalla. Tan pronto como Yudhiṣṭhira, los gemelos Nakula, Sahadeva e incluso Krishna y Arjuna lo vieron, se inclinaron ante él pero se quedaron callados, porque tenían miedo de por qué había venido allí y qué quería decir. Vio que tanto Bhīma como Duryodhana, con mazas en la mano, ambos muy enfurecidos y empeñados en vencer al otro, estaban haciendo maravillosas maniobras con sus armas. Él les habló, diciendo: 'Oh rey Duryodhana, oh Bhīma, ambos son guerreros iguales en fuerza. Creo que uno de ustedes es superior en fuerza física mientras que el otro sobresale en disciplina. Como ambos son iguales en destreza, no veo que ninguno de ustedes sea victorioso o vencido. Por lo tanto, tal combate infructuoso debe detenerse por completo'. Sin embargo, la enemistad de estos dos inveterados adversarios estaba tan arraigada que ninguno de ellos aceptó su consejo, aunque era saludable y significativo. Porque no olvidaron sus palabras ofensivas mutuas y las malas acciones del otro".
"Considerando que el combate estaba destinado como fruto de sus actos pasados y por lo tanto inevitable, Balarama regresó a Dwarka. Allí fue recibido calurosamente por Ugrasena y otros familiares que se alegraron de su llegada. Volvió a visitar el bosque de Naimiṣa, y allí, los sabios, actuando como sus sacerdotes, le ayudaron en todas las oblaciones y rituales. El todopoderoso Señor Balarama les impartió una sabiduría espiritual sumamente pura en virtud de la cual los sabios se dieron cuenta de que todo el universo está en su Ser y que su Ser impregnaba todo el universo".
Y concluye diciendo:
"Aquel que recuerda y contempla las hazañas de Balarama, quien realizó actos milagrosos, tanto por la mañana como por la tarde, se vuelve un amado del infinito Señor Vishnu".
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