Vārāhī (वाराही) es una Deidad que representa el aspecto femenino del poder omnipresente de la creación, que es inherente a todos los seres animados e inanimados. Ella es una de las "Matrikas" (मातृका); un grupo de Diosas Madres que están presentes en forma de "Shakti", o Poder. Vārāhī es la contraparte femenina de Varāha, el Avatar con forma de jabalí del Señor Vishnu, y como tal, también se le representa con el cuerpo antropozoomorfo; mitad humano, mitad jabalí. Vārāhī destruye las fuerzas del mal que obstruyen el progreso espiritual de los devotos, ayudando también a trascender los aferres materiales y pecaminosos que nos sujetan al mundo de la ilusión. Ella protege y brinda toda clase de alivios, por lo cual resulta muy venerada en esta religión. De igual modo, su imagen y energía se utiliza como foco de meditación tántrica.
Vārāhī es una Madre poderosa que protege y guía a sus devotos, bendiciéndolos con sabiduría y prosperidad. Ella funciona como un refugio que acoge bondadosamente a quienes recurran a su Santa Gracia. Vārāhī otorga protección e iluminación; también elimina las energías negativas, los obstáculos, las enfermedades y el mal de ojo, brindando armonía espiritual y rectitud. Cuando invocamos a la Diosa Vārāhī; Ella viene en nuestra ayuda con todo su ejército divino, desenterrando nuestros problemas y limitando los deseos materiales con sus poderosos colmillos. Vārāhī condensa energía cósmica primordial, representando la fuerza dinámica que impregna el universo entero. Por ello, Ella es capaz de animar a sus devotos con voluntad, coraje y confianza.
Por otro lado, la acción de Vārāhī puede resultar en cambios drásticos para nuestras vidas, puesto que la Diosa libera traumas profundamente arraigados en la psique. Ella se manifiesta fuertemente de manera introspectiva, y uno de sus principales regalos es el autodescubrimiento, ayudándonos a purificarnos internamente y a despojarnos de las ilusiones que engañan nuestros sentidos. Pero el autodescubrimiento puede ser un proceso muy complejo y doloroso a medida que se deshacen los hilos que mantienen unida la imagen que tenemos de nosotros mismos, así como traumas y errores. En consiguiente, Vārāhī es esa forma de Durga que facilita este proceso no demasiado agradable, sirviendo como timón para enderezar nuestras vidas y limpiar nuestro interior. Tan pronto como estos problemas salgan a la superficie, la luz de la sabiduría de Vārāhī puede incinerarlos para permitir que la energía creativa se eleve nuevamente. A través de la contemplación profunda y la auto-indagación en el contexto de la meditación y la devoción, nos mantenemos firmes contra el ejército del mundo material, así como de todas las entidades negativas que puedan influir en él.
Iconográficamente, se suele representar a la Diosa Vārāhī con una gran cantidad de brazos, en los cuales porta diferentes tipos de objetos, principalmente armas. Simbólicamente, las armas se utilizan para destruir el mal y para disipar la ignorancia. Entre sus armas destaca el "sudarshana chakra" o disco giratorio, una "gada" o maza, un arco, una espada, un bastón, un escudo, una lanza, un "khatvanga" o garrote hecho de calaveras, y un aguijón para elefantes. Entre sus otros objetos encontramos una soga; que sugiere que la Diosa Vārāhī nos socorrerá ante cualquier adversidad; una concha marina, asociada con el elemento agua y la creación del universo; y un "kapala", que es una copa o cuenco hecho a partir de un cráneo, el cual, se asocia con la liminalidad de lo correcto e incorrecto ante la perspectiva terrenal, ademas de ser un instrumento muy empleado en las ceremonias tántricas y aghoris. Usualmente, la Diosa Vārāhī tendrá libre algunas de sus manos, con las cuales hará el mudra (gesto) "abhaya", que transmite serenidad, alivio y protección para sus devotos, así como el mudra "varada", que representa caridad, generosidad y cumplimiento de peticiones.
En el budismo tibetano, la Diosa Vārāhī es una de las "Dakini", un espíritu compasivo que se manifiesta en forma femenina, y se le suele adorar bajo el nombre de "Vajravarahi". En el tantrismo se le conoce como "Ratri Devata" y "Dhruma Vārāhī ", que se traduce como "Diosa de la Noche" y "Vārāhī la Negra", respectivamente. En el tantrismo, se recomienda que los devotos adoren y mediten en la Diosa Vārāhī después del atardecer y antes del amanecer, por ello se le asocia con la noche y el color negro.
Su esposo y contraparte masculina es el Dios "Varāha", un Avatar de Vishnu con forma de jabalí que descendió a los planos materiales para luchar contra el demonio Hiranyaksha y su ejército, hace millones de años atrás, casi al final de Satya Yuga. Varāha no tuvo madre ni nacimiento, puesto que nació como proyección del mismo Señor Vishnu. En su propósito, Varāha logra vencer en la contienda y decapita al demonio, para luego retornar a su plano espiritual en donde mora eternamente.
En su papel como Diosa perteneciente al grupo de las Matrika; Vārāhī es venerada y famosa por ser una excelente protectora y aniquiladora de entidades regresivas y demonios (asuras).
En el "Markandeya Purana", un importante libro sagrado, se narra que las Matrikas nacen como una manifestación del poder de Durga; la Diosa primigenia y principio universal. Durga proyectó a las Matrikas desde el interior de su cuerpo con el fin de que combatan contra los ejércitos demoniacos de Shumbha, Nishumbha y Raktabīja, saliendo victoriosas. Tras ello, se narra que las Matrikas bebieron la sangre de los demonios exterminados, y luego, fueron absorbidas por el Cuerpo Divino de la Diosa Durga, en donde se tranquilizaron. Las Matrikas trabajan en colaboración, donde cada uno de sus poderes individuales son amplificados y sinérgicos con el de todos los demás.
En general, el grupo de Matrikas se compone por Brahmâṇī, Vaiṣṇavī, Māheśvarī, Indrāṇī, Kaumārī, Chamunda y Vārāhī. Algunas veces se incluye a la Diosa Kali y a Pratyangira, quienes también participaron en la guerra contra los demonios.
Se narra que la Diosa Vārāhī se movió poderosamente a través de los ejércitos asura, aplastándolos con las armas que empuña en sus muchos brazos, y destrozándolos con la furia de sus colmillos y hocico. De igual modo, Vārāhī es la Comandante del Ejército Divino de la Diosa Lalita Tripurasundari.
Por estas razones se le suele retratar constantemente como una guerrera en pleno combate.
Pese a que las Matrikas son retratadas en las historias como entidades aterradoras y feroces, lo cierto en que contrastan enormemente con respecto a su comportamiento hacia devotos y hombres de bien; en donde se manifiestan como madres cariñosas y protectoras, condensando una energía purificante y muy nutritiva en todo aspecto, cosa que las hace ser tremendamente adoradas.
De hecho, en la mayoría de las representaciones iconográficas, las Diosas Matrikas se presentan con rostros que irradian belleza, paz y tranquilidad, muchas veces rodeadas por niños y animales. En el Markendeya Purana se elogia a Vārāhī como otorgante de dones y regente de la dirección norte, en un himno en donde las Matrikas son declaradas protectoras de las direcciones.
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