> Hinduismo Sagrado: Vāyu (वायु): Dios Elemental del Viento y del Prāna (energía divina)

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Vāyu (वायु): Dios Elemental del Viento y del Prāna (energía divina)

Vāyu es el Dios elemental del viento, y quien nace como una consecuencia o manifestación de "Púrusha" (la energía divina y primigenia) al comienzo de los tiempos, cuando Mahā-Viṣhṇu soñó con crear el cosmos. 

En consiguiente, Vāyu es el Dios que condensa aquella energía divina encargada de nutrir y de cimentar a todos los objetos y seres vivos, puesto que el Universo mismo es el resultado de la mezcla y unión entre "Púrusha" y "Prakriti" (materia). Y es por ello precisamente que los textos sagrados mencionan que Vāyu habita al interior de todos nosotros en forma de "Prāṇa", que se describe como una pulsación interna que permite el funcionamiento de un ser vivo y de todo el cosmos. El Prāṇa vivifica, estimula y anima a todos los objetos y seres. El universo entero es una manifestación de Vāyu, que es la mano de Dios que da movimiento a todas las cosas.

Vāyu es referido y adorado como Dios del "viento", porque el término "viento" fue empleado por los antiguos sabios de la India para referirse a esta energía divina e invisible. 

Si bien resulta muy complejo entender la sutileza del Señor Vāyu, en esta publicación analizaremos todos sus detalles de la manera más clara posible.


Vāyu es uno de los Dioses clave del pensamiento védico, teniendo gran importancia dentro del Yoga, Ayurveda, Meditación, Tantra y Vedanta. Vāyu tiene muchas implicaciones profundas tanto a nivel cósmico, como también en relación a nuestras propias vidas y cuerpos. De hecho, si uno estudia y venera a Vāyu, comprende todo, incluido el tiempo, el espacio, el karma, la vida y la muerte.

Vāyu generalmente se relaciona con el elemento aire a nivel material, y este es un buen punto de partida para comenzar un estudio sobre Vāyu, pero solo el comienzo de muchas correspondencias. En el pensamiento védico, Vāyu incluye el concepto de espacio o "Akasha". El espacio en movimiento es aire, mientras que el aire en reposo es éter. Estos son los dos lados de Vāyu, que es la unidad del aire y del éter. El éter es el campo en el que opera Vāyu como fuerza. De hecho, la ciencia moderna reconoce que el universo consiste en un tejido de espacio lleno de varios tipos de canales, corrientes o agujeros de gusano que están llenos de intercambios dinámicos. Esta es una imagen del Vāyu cósmico, que no es solo espacio sino la energía dentro de Él.

Vāyu no es solo el elemento material del aire, sino que el principio cósmico de la energía y del espacio que impregna el cuerpo, la vida, la mente y la conciencia (es decir, el "prāṇa", como veremos párrafos más abajo). Todo el universo manifiesto surge del espacio y de la energía de Vāyu. En un nivel interno, Vāyu representa el principio sin forma del aire y del espacio, el Espíritu invisible o Brahman detrás del mundo visible de los elementos.

Vāyu pone todo en movimiento a un nivel cósmico incluido el movimiento de las estrellas y las galaxias, la red gravitacional que subyace al universo, las fuerzas electromagnéticas y las fuerzas que gobiernan las partículas subatómicas (que en su totalidad se conoce como "Danza de Shiva"). Todo existe en Vāyu, que es el campo del espacio energizado por el aire. Vāyu es el campo mismo de nuestra existencia así como la base de nuestra expresión. 

Vāyu es también el principio conector que une todo en el universo. De él surge la mente, el habla y la inteligencia. Vāyu crea varios canales, corrientes, agujeros de gusano, nāḍīs u orificios en su movimiento. Estos impregnan todo el espacio en muchos niveles y dimensiones. Se pueden encontrar en todos los objetos de la naturaleza. De hecho, todos los canales dentro de nosotros (sistema nervioso, respiratorio y circulatorio) son aspectos de Vāyu.

Para entender su rol y funcionamiento, debemos primeramente conocer tres aspectos muy importantes de la cosmología hindú: 

  1. El nacimiento del universo
  2. Prāṇa (fuerza vital)
  3. Composición de los cuerpos sutiles

Estos conceptos nos ayudaran a entender de mejor manera la magnificencia del Señor Vāyu, y todo lo dicho en los párrafos anteriores. 


1. El nacimiento del universo

A grandes rasgos, el Hinduismo nos dice que el Universo nace a partir de la unión de dos elementos primigenios, los cuales emanaron del océano cósmico en donde mora Mahā-Viṣhṇu, quien es el controlador supremo de la existencia: "Púrusha" (energía), y "Prakriti" (materia). La unión ambos elementos formó una especie de "huevo dorado" denominado "Hiranyagarbha", en donde todo el potencial creativo estaba siendo fecundado en su interior. Posteriormente, la eclosión del huevo generó una explosión inmensa que terminó creando cientos y miles de universos materiales, entre ellos el que nosotros habitamos. 

Cabe decir que resulta impresionante notar que los antiguos sabios de la India describieran el nacimiento del universo tal como actualmente lo explican los científicos modernos con la teoría del Big Bang. De hecho, Púrusha perfectamente equivale al "período de recalentamiento" del Big Bang; aquella fase transitoria en la que el universo estaba comenzando a formar las primeras partículas y constituyentes del futuro universo. Luego, la eclosión del huevo equivale a lo que establece el bosón de Higgs con los inflatones; los responsables de producir la gran explosión. 

Entonces, tras la eclosión del huevo se forma el universo primitivo sin forma, naciendo también un pulso universal que se encarga de nutrir y de animar a toda la existencia: "prāṇa", que significa "fuerza vital".

2. Prāṇa 

El Prāṇa es la manifestación de Púrusha en el universo físico.

El Prāṇa fluye en corrientes energéticas a lo largo y ancho de todo el cosmos, operando como la fuerza e impulso que crea millones de intercambios dinámicos, ya sea para que los planetas realicen sus movimientos o para que la mente pueda pensar. El prāṇa anima a los seres vivos, objetos, planetas, constelaciones, átomos, etc. El Prāṇa es responsable de impulsar el movimiento del cosmos, entregando fuerza y energía para realizar toda clase de actividades

El prāṇa permite que el cuerpo se mueva y que la mente piense. Es la inteligencia que coordina nuestros sentidos y la manifestación perceptible de nuestro yo superior. Al morir, el prāṇa se extrae del cuerpo y se convierte en poder potencial.

Prāna es precisamente el poder cósmico que todo lo electrifica y sin el cual todo queda inerte e inanimado. Vāyu se manifiesta a partir del poder del Púrusha como la energía inherente a la conciencia, que es el poder del prāṇa o la vida misma.

El prāṇa puede trabajarse para estimular diferentes aspectos de nuestra salud física, emocional y espiritual, puesto que al fin de cuentas nuestro organismo es el resultado de una fusión entre elementos físicos y energéticos. Y desde hace milenios que el Hinduismo predica una serie de ejercicios y prácticas con el fin de estimular nuestro prāṇa, y así poder desarrollarnos espiritualmente y alcanzar un estadío de iluminación en vida.

Entonces, cuando se dice que Vāyu es el Dios del "viento", no se refiere literalmente al viento que nos rodea, sino que se refiere al viento interno, al prāṇa. En el hinduismo, el viento y el oxígeno son términos empleados para referirse al prāṇa. Y este prāṇa vive dentro de todos nosotros. 

Prāṇa es Vāyu como la fuerza rectora de la vida y la inteligencia en el universo. Todas las Deidades de prāṇa como Indra, Shiva, Hanumān y Kali también se relacionan con Vāyu. Vāyu mantiene los prāṇas de todos los seres vivos en su red de energía que los une a todos en la red de la vida.

3. Composición de los cuerpos sutiles

Los antiguos yogis y rishis de la India, mediante sus prácticas constantes de "prāṇāyāma" (control de la fuerza vital mediante la respiración) y "dhyāna" (trance/meditación), descubrieron que el ser humano es un conjunto multidimensional de campos energéticos que se interconectan entre sí para trabajar mutuamente.

Dicho en términos simples; el hombre no se compone únicamente por un cuerpo físico o material, sino que muy por el contrario presenta otros tipos de cuerpos. De hecho, nuestro cuerpo físico es únicamente una especie de cascaron que sirve para albergar a cuerpos más sutiles de existencia, entre ellos el "sūkṣma śarīra" o "cuerpo astral", que almacena lo que coloquialmente denominamos "alma". 

De hecho, es gracias al prāṇa que nuestro cuerpo material y nuestro cuerpo espiritual pueden interactuar entre sí. Incluso podríamos definirlo como una especie de combustible que permite interacción y funcionalidad. 

Este "combustible" se almacena en el cuerpo astral y se aloja a lo largo de siete puntos de concentración energética; los chakras, que se distribuyen desde la base del plexo sacrocoxígeo (primer chakra; mūladhara) hasta la coronilla (séptimo chakra; sahasrāra). Los chakras a su vez se comunican entre sí por medio de canales etéricos denominados "nāḍīs", que funcionan como venas por donde fluye la energía. Esta energía posteriormente se conecta con el cuerpo físico a través del sistema nervioso y el sistema endocrino, en donde se expresa mediante la estimulación de diversas hormonas.

Es aquí en donde nace la ciencia del Yoga; la cual se diseñó rigurosamente para poder trabajar con nuestra energía interna, ya que debido a los vaivenes de la vida, los chakras podrían presentar síntomas de rigidez, inhibición y disfunción, lo cual termina generando efectos dañinos en el cuerpo físico. En esencia, el hinduismo y sus diversas disciplinas, como el yoga, el tantra y la meditación, enseñan a manejar el prāṇa; la fuerza vital que anima todos los niveles del ser. De hecho el Prāṇāyāma se basa en ejercicios respiratorios con el fin de cambiar la concentración de oxígeno y dióxido de carbono en el organismo.   

[NOTA: Como dato adicional, cabe decir que "alma" y "prāṇa" no son lo mismo, aunque están estrechamente relacionados entre sí. Los textos sagrados nos afirman que el alma es innaciente, eterna, permanente y primordial. No muere cuando muere el cuerpo. Nada puede perturbar o destruir al alma. Al momento de morir, nuestro cuerpo se despoja del alma y, sujeta al ciclo samsárico; vuelve a nacer en otro cuerpo según dicten las leyes de su propio karma. Por el contrario, un cuerpo físico sí puede vivir sin prāṇa, aunque esto lo transformaría en un cuerpo inerte, inútil e impotente, pero vivo después de todo, mientras que un cuerpo sin alma simplemente está muerto. La muerte como tal llega cuando el cuerpo físico se despoja del alma. Mientras que prāṇa es el combustible que permite que ambos cuerpos interactúen de manera correcta.

Incluso el prāṇa no se comporta como una entidad independiente, sino que responde a la relación alma-karma. Citando a Sadhguru:

"Hagas lo que hagas en la vida, cómo funciona tu cuerpo, tu mente y todo tu sistema está determinado en última instancia por tu energía vital o prāṇa. Prāṇa es una energía inteligente. Dado que prāṇa tiene impresa la memoria kármica del individuo, funciona en cada persona de una manera única. Observemos este ejemplo: la electricidad no tiene memoria ni inteligencia. Puede encender una bombilla, hacer funcionar una cámara y hacer un millón de otras cosas, pero no por su inteligencia sino que por el dispositivo particular que alimenta".

Por ello se dice que Vāyu lleva y distribuye todos los karmas de los seres vivos y los mundos o lokas en los que residen, para que luego, tras la muerte física, se les asignen sus correspondientes destinos kármicos, y el mismo Prāṇa actúa en función a ello. Vāyu contiene el prāṇa cósmico o la fuerza vital a partir de la cual se manifiesta nuestro prāṇa individualizado.

Entonces, si Vāyu nació de la vitalidad de Púrusha al comienzo de los tiempos, significa que condensa aquella fuerza o impulso que permite la vida; prāṇa. Al adorar a Vāyu y comprender su naturaleza suprema, podremos trabajar con nuestra propia energía, lo cual no solamente nos traerá beneficios saludables para nuestro organismo, sino que también nos ayudará a desarrollarnos internamente. Es por ello que Vāyu resulta muy importante para los practicantes de la meditación, el tantra y el yoga.   

Vāyu es la respiración cósmica que entra en el individuo como el poder individual de la respiración. Nos conectamos con Vāyu y prāṇa a través de este proceso. El prāṇāyāma nos permite trabajar y desarrollar nuestra conexión con el prāṇa cósmico. El propósito de prāṇāyāma no consiste únicamente en otorgarnos beneficios para nuestra salud, sino que también el de vincularnos con la energía ilimitada del Vāyu cósmico. 

Esto ocurre cuando unimos las energías dualistas de prāṇa y mente para que nuestra conciencia pueda entrar en la fuerza unitaria de Vāyu, pudiendo activar la energía primordial de la Kundalini para obtener estados de Samādhi iluminado (Samādhi significa "unión con el universo", y es el estadío de meditación más elevado y profundo al cual puede llegar un ser humano en vida). Por ello es que la respiración es tan importante dentro del Hinduismo y otras religiones como el Budismo, así como una herramienta fundamental de toda meditación. Entonces, a través de prāṇāyāma, āsanas y dhyāna, el hombre puede ser capaz de despertar a su Vāyu interior y así, estimular diversos centros energéticos que traerían salud en el organismo físico y un potente desarrollo espiritual. 

Los sabios de la India descubrieron que hay cinco manifestaciones básicas de prāṇa en el cuerpo, clasificándolos con el nombre del Señor de acuerdo a su funcionamiento fisiológico. 

Cada Vāyu gobierna un área específica del cuerpo, y en condiciones ideales, funcionan armónicamente entre sí. Sus sutiles movimientos energéticos afectan e influyen en nuestra salud y bienestar físico, emocional y mental. Si un Vāyu se desequilibra, puede crear desarmonía en todo el sistema energético del cuerpo, pudiendo afectar negativamente a su chakra asociado e incluso a los órganos vinculados a su ubicación:


  • Prāṇa Vāyu: Se ubica en la región superior del cuerpo, abarcando la glándula pineal, el pecho, el diafragma, los ojos, el cerebro y los sentidos. Los desequilibrios en el flujo de Prāṇa Vāyu pueden manifestarse en ansiedad, miedo, ira, disnea, asma, apnea del sueño, taquicardia, accidentes cerebrovasculares y un sistema inmunológico deficiente. 

  • Vyana Vāyu: Se encuentra en la cavidad torácica. Es el punto central de los 5 prāṇas, irradiando y asistiendo a los otros Vāyus con sus respectivas funciones. Los desequilibrios en este centro energético pueden manifestarse en problemas de perfusión tisular (es decir, mala circulación), bloqueo de arterias, infarto de miocardio, edemas, neuropatía periférica, esclerosis múltiple, crisis nerviosas, pensamientos inconexos o divagantes, y sentimientos de alienación.

  • Apana Vāyu: Se ubica en el suelo pélvico y en la parte inferior del abdomen, asociándose a los órganos digestivos, de reproducción y de eliminación. Los desequilibrios en su flujo pueden manifestarse en estreñimiento, diarrea, raquitismo, problemas sexuales, problemas reproductivos, problemas menstruales, osteoporosis, debilidad en las piernas, problemas con los intestinos, riñones, y tracto urinario.

  • Udana VāyuSe ubica entre el diagrama y la garganta, abarcando toda la región del cuello y cuerdas vocales. Udana gobierna el habla, la expresión facial, el crecimiento, la comunicación, la capacidad de estar de pie, el esfuerzo y el entusiasmo. Los desequilibrios en su flujo pueden manifestarse en dificultades del habla, problemas de comunicación, enfermedades respiratorias como la enfisema, enfermedades de la garganta, pérdida del equilibrio, falta de autoexpresión, movimientos descoordinados, depresión, mala memoria, falta de creatividad y falta de metas.

  • Samana Vāyu: Se encuentra ubicado en el ombligo y en el tracto gastrointestinal, gobernando la digestión y la asimilación de todas las sustancias: alimentos, aire, experiencias, emociones y pensamientos. Los desequilibrios de Samana Vāyu incluyen problemas de metabolismo, mala digestión, distensión abdominal, pérdida de apetito, falta de juicio y poca confianza.


Toda sanación ocurre a través del poder de Vāyu y su manifestación prānica.  Es el prāṇa el responsable de la salud y de la enfermedad en el cuerpo y en la mente, y en consiguiente; la clave para toda sanación superior. En el Yoga, el prāṇa superior o Vāyu cósmico nos lleva al reino de la inmortalidad, eliminando nuestro apego al cuerpo y devolviéndonos nuestra libertad como conciencia sin forma. 

Los yoguis y rishis que escribieron los textos sagrados fueron capaces de controlar y cultivar el Vāyu cósmico, y razón por la cual pudieron acceder a verdades superiores, descifrando el funcionamiento del universo y las claves para desarrollarse interna y externamente. Controlar Vāyu es una de las cosas más difíciles de lograr, pero es la base del Yoga. Procede a través de la purificación y la calma del cuerpo, del habla, de los sentidos, y de la mente, que a menudo se describe que es tan difícil de controlar como el mismo viento.


Al arraigar nuestra conciencia en el Atman (alma), nos conectamos con el Vāyu cósmico, y así, tenemos el poder de dominar todas las cosas. El Atman se encuentra en el centro de todas las corrientes y fuerzas de Vāyu, que no son más que sus expresiones externas. Si nos aferramos a ese centro, todos los poderes del universo deben girar a nuestro alrededor. Nada en el mundo podrá perturbarnos, como el eje de una rueda no puede ser perturbado por el movimiento de su periferia.

Este mensaje se puede ilustrar a través de los dos hijos de Vāyu: el Dios Hanumān, y el guerrero Bhimá, quienes haciendo uso de prāṇa lograron realizar increíbles proezas, así como un gran desarrollo tanto espiritual como físico. 

Hanumān encarnó en nuestro plano sin ser consciente de sus poderes divinos, al contrario, vivió la primera parte de su vida como un simple mortal. Sin embargo, cabe decir que siempre se dedicó a cultivarse espiritual e internamente, llegando a convertirse en un destacado yogui, brahmachari (monje célibe) y filósofo vedanta. 

Con el paso del tiempo, Hanumān fue despertando su naturaleza divina, con la cual logró realizar increíbles hazañas que ante nuestros ojos resultan milagrosos, como por ejemplo; volar, modificar su estatura para transformarse en un poderoso y gigantesco titán, arrancar y levantar una montaña con sus propias manos, poseer velocidad ilimitada, transformarse en el objeto más pesado del universo, entre otros. Estos poderes los utilizó para ayudar al Señor Rama (avatar de Vishnu) en su lucha contra el tirano Ravana. 

Prāṇa está conectado con el elemento viento, y Hanumān es el hijo del viento, y como tal, su personificación. Hanumān también mora dentro de todos nosotros, esperando ser descubierto y trabajado. Ese es el mensaje que transmite la alegoría: si trabajamos el prāṇa, también podremos desarrollarnos internamente y acercarnos a nuestra naturaleza divina. De hecho, la práctica de adorar al Señor Hanumān otorga un poder tremendo, tanto físico como espiritual. Este poder está disponible porque, al adorar al Señor Hanumān, estamos también invocando y animando nuestra propia energía; el prāṇa, el aspecto de Dios que da vida y que mueve todo a nuestro alrededor. Hanumān ofrece la posibilidad de conectar nuestra energía individual con la energía suprema.


Ocurre algo similar con el caso de Bhimá.

De acuerdo al Mahābhārata, Bhimá es descrito como uno de los guerreros más poderosos, fuertes e indomables de su época, siendo muy temido y respetado por todas las personalidades de aquel entonces. De igual modo, Bhimá era recto y disciplinado, siendo parte del Clan Pandava; el ejército de hombres justos que combatió contra los Kaurava, que se caracterizaban por su corrupción, vicio y desenfreno. Bhimá fue una de las 12 personas que sobrevivieron a la guerra del Mahābhārata (Kurukshetra), en la cual destacó producto de su poder y habilidades, venciendo a terribles enemigos.

Como podemos apreciar, los dos hijos de Vāyu desarrollaron su prāṇa con el fin de despertar su naturaleza divina. Además, ambos lucharon contra el pecado y la maldad; Hanumān fue aliado del Señor Rama, y Bhimá de Krishna, lo que demuestra que el desarrollo de prāṇa va de la mano con una vida armoniosa, recta y pura (lo que se conoce como "Dharma").

Todo lo anterior se profundizó en las siguientes publicaciones:




Ahora analizaremos otros aspectos importantes del Señor Vāyu.

En el Rigveda, el libro hindú más antiguo, datando del año 1.900 antes de nuestra era; Vāyu es alabado en los himnos como la Inteligencia que ilumina la tierra, el cielo, y que hace brillar la aurora. 

Se le llama "Señor del pensamiento", porque la fuerza del pensamiento es una de las más veloces del cosmos (otra referencia a prāṇa). Debido a esto último, su montura personal (Vahana) suele ser un antílope, producto de la rapidez y agilidad que poseen estos animales. También se le describe con una cuadrilla de caballos, pudiendo llegar a tener miles de ellos. En sus manos sostiene una bandera, un arco, una flecha, un rayo y una rueda. En los himnos y escrituras se menciona que Vāyu es extremadamente hermoso, que hace mucho ruido mientras se mueve en su carruaje brillante.

Vāyu es uno de los "lokapālas" o "Guardianes del Universo y las Direcciones", rigiendo la cardinalidad Noroeste. Los otros guardianes son Kubera, Rudra, Yama, Váruṇa, Īśāna, Agni, Indra, Nirriti, Brahmā, Vishnu, Shiva y Sūrya. De hecho, su plano celestial es "Gandhavatī", el cual ocupa la dirección noroeste en la cima del monte Mahāmeru (el plano de los Dioses).

El "Vāyu Purana", un antiguo texto religioso que está dedicado al Dios del viento, contiene alrededor de 24.000 himnos y shlokas en alabanza a Vāyu. Este valioso texto sagrado habla sobre varios temas, como la creación y recreación del universo, la medida del tiempo, el origen de Agni, Váruṇa y otros Dioses, deberes de las personas pertenecientes a diferentes castas, música, yoga,  descripción de los cuatro yugas, movimiento de los cuerpos celestes, el sistema solar, y entidades sobrenaturales. 

En la religión japonesa se le conoce como "Fūten" (風天), y en la china como "Fūjin" (風神). Ambos términos literalmente significan "Dios del Viento", y se les venera como uno de los 12 Dioses protectores del Dharma (Jūniten). En estas culturas, Vāyu es retratado con una apariencia terrorífica producto de su asociación con la circulación atmosférica, y se caracteriza por llevar un gran saco a sus espaldas, el cual contiene fuertes ráfagas de viento.  


A continuación adjunto un mantra para su invocación y adoración, el cual se utiliza para despertar la conciencia espiritual y el potencial de la mente, limpiar la negatividad, y atraer buenas energías a nuestro alrededor:


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