En las representaciones iconográficas, Krishna a menudo aparece retratado como un joven de piel negra o azul, que como mencioné anteriormente, representan un estado etérico y celestial.
Generalmente se le ve vestido con un dhoti amarillo (prenda típica de la India), una corona hecha con plumas de pavo real (un animal que no solo simboliza belleza, perfección y esplendor, sino que además, producto de su excelente habilidad para cazar serpientes; simboliza la capacidad de transmutar el veneno del mundo material en el radiante plumaje de la iluminación), por ello que también es un importante símbolo de la Alquimia. Su instrumento musical es la flauta (la cual nos da el mensaje de que nuestra vida debe ser dulce y melodiosa, al igual que el sonido que emiten estos instrumentos).
Casi siempre se representa a Krishna rodeado de vacas, terneros, ovejas, pavos reales y siervos. De igual modo, se le suele retratar en su forma de "Bālakṛṣṇa", es decir, como bebé o niño pequeño. Otras veces, se le ve acompañado de su esposa Rukmini, quien es un avatar de la Diosa Lakshmi. Lakshmi siempre desciende en forma terrenal para acompañar a cada avatar de su esposo Vishnu. Por ejemplo, descendió como Sita para estar con Rāma, o como Bhudevi para estar con Varaha.
Krishna también se representa instruyendo a su discípulo Arjuna en el campo de batalla de Kurukshetra, en donde pronunció el Bhagavad-gītā minutos antes del enfrentamiento. En estos casos, Krishna aparece vestido con los típicos rasgos de un guerrero indio, fuertemente acorazado (aunque cabe señalar que Krishna se comprometió a no utilizar armas durante la guerra, y que sólo serviría como auriga o jinete para Arjuna, esto se explica más abajo).
La guerra de Kurukshetra fue uno de los principales acontecimientos narrados en el Mahābhārata, y en consiguiente, en el Bhagavad-gītā.
El Señor Krishna hizo todo lo posible para prevenir y evitar la guerra, abogando siempre por la paz y la diplomacia. Sin embargo, los bandos involucrados no escucharon las advertencias, y, motivados por su ego terrenal; se enfrentaron los unos a los otros.
Dios nunca intercede en los acontecimientos kármicos que naturalmente se predestinan para todos los seres vivos, permitiendo que el karma siga su rumbo. De haber querido, Krishna hubiese acabado o prevenido la guerra en un segundo, sin embargo, no interfirió en las decisiones de los seres humanos.
Es por ello que Krishna se asegura de no participar directamente en la batalla, diciendo que no lucharía en ella. Esto es con el fin de permitir que el sistema kármico tome su rumbo. Si Krishna participa activamente y toma partido, no solo estaría interviniendo en la naturaleza del karma y en libre albedrío de los hombres, sino que también, sería alguien que actúa motivado por intereses personales. Cuando alguien tiene intereses personales significa que está apegado al karma y a maya (ilusión). ¿Por qué sería un Dios si prefiere intervenir en las decisiones humanas? Incluso, si Dios está de tu lado, tienes que luchar por ti mismo. Dios puede favorecerte con Su poder, ingenio, dirección, control, etc., pero no preferirá luchar por ti hasta que des todo lo posible. Tal como hizo Arjuna en la guerra, pero cuando le tocó enfrentarse a su abuelo Bhishmá, Arjuna se debilitó y enflaqueció. Recién allí Krishna intervino personalmente, con el fin de sacarlo del abismo en que se encontraba, y por su puesto, para demostrarle que el aferro al plano material solo conduce al sufrimiento.
Cuando la guerra se hizo inminente, Krishna no hizo más que dejar que los acontecimientos se llevasen a cabo según predestina la naturaleza del karma, pero siempre apoyando espiritual y moralmente a los hombres de bien. Y en este sentido, cabe decir que Krishna se puso desde el primer momento en el bando de los "Pandavas", porque ellos representaban los valores dhármicos, es decir, rectitud, disciplina, justicia, ética, etc. Mientras que el bando rival, los "Kauravas", eran regidos por lideres corruptos motivados por el ego, el vicio y el materialismo.
Krishna les dio muchas advertencias y oportunidades a los Kaurava para enmendar sus malos caminos, pero ellos no escucharon a Krishna debido al ego. Posteriormente, cuando la guerra estaba a punto de estallar, se impuso un reglamento de "guerra justa", con acciones permitidas o prohibidas.
Krishna es maestro de "leela", es decir; puede conocer todos los acontecimientos del futuro, y basado en ello; crea o deshace acontecimientos con el fin de que los seres humanos se percaten de su condición terrenal, y así, intenten desentrañar las encrucijadas de sus vidas para tomar la mejor decisión posible.
Por ello incluso antes de la guerra, hay múltiples instancias en el Mahābhārata que nos dicen que Krishna había estado favoreciendo a los Pandavas sobre los Kauravas. Desde el fondo de su corazón, Krishna quería estar del lado de los Pandavas porque ellos representaban Dharma. Y pregonar el Dharma no era posible si Duryodhana (líder Kaurava) fuese el rey, debido a su corrupción y naturaleza desenfrenada
Justo antes del comienzo de la guerra, tanto Arjuna como Duryodhana deciden visitar a Krishna para convencerlo de que se una a sus respectivos bandos.
Duryodhana llega primero al palacio de Krishna, y lo encuentra durmiendo. Entonces, se sienta en un taburete junto a la cabeza de Krishna con el fin de esperar a que despierte. Arjuna llega unos minutos más tarde, y también encuentra a Krishna durmiendo, por lo que decide esperar cerca de sus pies.
Krishna se despierta después de un rato y sus ojos se posan primero en Arjuna, ya que había estado sentado en la dirección de su vista. Krishna, inmediatamente, al despertar le pregunta a Arjuna sobre el motivo de su visita. Arjuna solicita que Krishna y su enorme ejército se unan a los Pandavas durante la guerra.
Duryodhana, quien para entonces entiende que Krishna podría decirle que sí a Arjuna antes de preguntarle por qué había venido (porque no lo había visto), interrumpe la conversación y le dice a Krishna que él tenía la misma petición. Y dado que él había llegado primero, Krishna debe considerar su pedido antes que el de Arjuna.
Krishna, quien en su corazón ya ha decidido ponerse del lado de los Pandavas, encuentra una forma ingeniosa de llegar a un acuerdo, diciendo que ambos tendrían la libertad de escoger entre dos opciones. Las opciones son: uno de los bandos tendrá a Krishna como estratega, pero no empuñará armas ni asesinará a nadie. La segunda opción, es que Krishna hará entrega de su poderoso ejército. Krishna permite que Arjuna sea el primero en escoger, puesto que al despertar primero lo vio a él y conoce su noble corazón.
Arjuna elige tener a Krishna, y le dice que está dispuesto a aceptar su condición de no tomar armas durante la batalla. Duryodhana, en este punto, no puede creer su suerte; siente que Arjuna ha cometido el mayor error de su vida. Agradece a Krishna por su oferta y alegremente sale de la habitación.
Tras ello, se ve a Krishna con una sonrisa amable y enigmática jugando en sus labios. Krishna, al ser maestro de Leela, conocía el futuro. Sabía que ambos, es decir, Duryodhana y Arjuna, vendrían a pedirle que fuera parte de su ejército y luchar contra el enemigo. Aquí, el Señor quería mostrar su imparcialidad hacia ellos, por lo que se creó todo ese Leela (juego, designios) de dormir y esperar, porque sabía que Arjuna llegaría tarde, y que Duryodhana lo haría primero, y que este último cometería el error de sentarse fuera del campo visual de Krishna. Arjuna era inteligente y un gran amigo de Krishna; sabía que tenían a los guerreros necesarios para el combate, y que solo necesitaban un estratega, y Krishna fue sin duda el mayor estratega de la época. Mientras que Duryodhana, cegado de mente, prefirió tener el ejército de Krishna a su lado antes que al mismísimo Señor. En su mente material, parecía mejor idea poseer un ejército entero de hombres antes que a Krishna, quien además se comprometió a no luchar.
Y cabe decir que tanto Arjuna como Duryodhana desconocían su verdadera naturaleza divina. Para ellos, Krishna era un maestro de la más alta sabiduría, pero nunca pensaron que era Dios hecho hombre. Por ello, Duryodhana se aleja feliz pensando que su ejército sería superior al de Arjuna. Considérelo como un juego de ajedrez; Krishna simplemente decidió usar el lado Pandava como sus peones para reestablecer el Dharma e instalar la paz, cosa que no sucedería si los Kauravas ganaban.
Los avatares de Vishnu se han encargado de erradicar el mal en cada Yuga, pero siempre permitiendo que el ciclo kármico siguiera su curso. Es por eso que Krishna dijo que no sostendrá un arma, sino que ayudará de la manera que considere adecuada; estrategia.
Toda persona tiene un destino, al igual que todos los participantes en la Guerra de Kurukshetra. Si el Señor Krishna hubiera luchado, la guerra habría terminado en cuestión de segundos. No era el destino de nadie morir por el Señor Krishna en esta guerra. Él simplemente respetó la decisión de los hombres.
Pero resulta que Arjuna tenía miedo y angustia, ya que en el bando rival se encontraban muchos de sus familiares y amigos, y dado que tenía un corazón noble, prefería desertar del combate antes de luchar contra ellos. Cuando Arjuna se imaginó a sí mismo matándolos en el combate, sus manos comenzaron a temblar. Aunque fue el guerrero más grande de esa época, tenía amor, emociones, respeto. Arjuna se confundió sobre lo que está bien y lo que está mal. Debido a estas dudas y confusiones, se quitó el arco de su hombro y se negó a combatir, pidiéndole a Krishna que lo guiara por el camino correcto. Arjuna le dice:
"No veo cómo puede salir nada bueno de matar a mis propios parientes en esta batalla, ni puedo, mi querido Krishna, desear ninguna victoria, reino o felicidad posterior. ¡Oh, Govinda!, ¿de qué nos sirve tener un reino, la felicidad, o incluso la vida misma cuando todos aquellos para quienes podemos desearlos están ahora dispuestos en este campo de batalla? ¿Qué placer obtendremos al matar a los hijos de Dhritarashtra [el rey Kaurava]? Si matamos a esos agresores, el pecado se apoderará de nosotros".
Arjuna era un "Anaghā", es decir; alguien que verdaderamente se encontraba libre de pecado. Incluso en el campo de guerra, Arjuna no vio a los Kaurava como guerreros ni rivales, sino como antiguos amigos y parientes a quienes amaba (puesto que en tiempos anteriores, Pandavas y Kauravas eran unidos y fraternales entre sí). Luego dice que, aunque Dhritarashtra y otros Kaurava han estado jugando sucio en contra de los Pandavas, y cometiendo muchos actos pecaminosos, siguen siendo sus hermanos. ¿Es correcto matarlos? Todas estas consideraciones de Arjuna probaron definitivamente que no solo era un gran devoto del Señor, sino que también estaba muy iluminado, teniendo control total sobre su mente y sus sentidos.
En los primeros capítulos del Bhagavad-gītā, Krishna le hace entender a Arjuna que todos los designios del combate ya han sido puestos en marcha, y que nada ni nadie podría intervenir en ellos. Por eso dice:
"Por lo tanto, levántate. Prepárate para luchar y ganar la gloria. Conquista a tus enemigos y disfruta de un reino floreciente. Ellos ya han sido ejecutados por Mi disposición, y tú, Oh Arjuna, no puedes ser más que un instrumento en la lucha"
Krishna enfatizó en dos términos: Karma y Dharma. Le dijo a Arjuna que esta era una guerra justa; una guerra de Dharma. Dharma es el camino de la rectitud o un conjunto de reglas y leyes tanto morales como espirituales. Los Kauravas estaban del lado del Adharma, y habían quebrantado las reglas y las leyes y, por lo tanto, Arjuna tendría que hacer su Karma (acción, obligación) para defender a las personas nobles y justas.
Sabemos que un principio, Krishna prefirió la no violencia: viajó personalmente a Hastinapur para intentar dialogar con los Kaurava, y les advirtió las consecuencias de no buscar una alternativa pacífica. Krishna había hecho todo lo posible para convencer a Duryodhana de evitar la guerra. Pero los Kaurava no escucharon y se mantuvieron firmes.
Entonces, Pandavas y Kauravas se reúnen posteriormente en Kurukshetra para luchar. Ambos ejércitos estaban uno frente al otro. Arjuna se estremeció al pensar que luchará para matar a los miembros de su propia familia. Arjuna recordó los días de su infancia cuando se sentaba en el regazo de Bhishmá, pero hoy estaba parado frente a él para matarlo. ¿Cómo puede hacerlo? El corazón de Arjuna se estremeció al percatarse de que debía luchar contra sus familiares, amigos, maestros. Incluso los mismos hijos de Arjuna estaban formados en las filas Pandavas para luchar contra Kauravas.
Estos pensamientos llenaron de compasión el corazón de Arjuna. Estaba desgarrado internamente.
En esta hora de crisis, se volvió hacia Krishna, su amigo, su siempre bienqueriente y dijo:
“Mi querido Krishna, al ver a mis amigos y familiares presentes ante mí con tantos ánimos de pelear, siento que los miembros del cuerpo me tiemblan y que la boca se me está secando. Todo mi cuerpo está temblando, mi cabello se eriza, mi arco se me resbala de las manos y mi piel está ardiendo. Ya no puedo estar aquí. Me estoy olvidando de mí mismo, y mi mente se perturba. Solo veo causas de desgracia, ¡oh, Krishna!".
Arjuna luego se cuestionó el acto de matar. Matar es una actividad pecaminosa. Si matamos a otros, incurriremos en pecados, y los pecados conducirán al sufrimiento. Arjuna entiende que Duryodhana y los de su calaña son agresores, rufianes, pecadores. Si ellos están actuando impíamente, nosotros, los Pandava, no deberíamos actuar de manera irreligiosa como ellos. ¿Cuál será la diferencia entre ellos y nosotros? Si como ellos nos involucramos en esta guerra espantosa y matamos a los enemigos, entonces estaremos cometiendo pecados. "Será mejor que no luche", pensó:
"Oh Krishna, aunque estos hombres, con sus corazones dominados por la codicia, no ven ningún pecado en matar a nuestras familias y de luchar contra nuestros amigos ¿por qué nosotros, que podemos ver el crimen implicado en ello, deberíamos involucrarnos en estos actos de pecado? [...] ¡Ay, qué extraño es que nos estemos preparando para cometer actos muy pecaminosos! Impulsados por el deseo de disfrutar de la felicidad imperial, tenemos la intención de matar a nuestros propios parientes. Mejor para mí si los hijos de Dhritarashtra, armas en mano, me mataran en el campo de batalla sin ofrecer resistencia”.
Arjuna dio muchas razones de por qué no quería combatir en la guerra. Tras ello, deja sus armas y se sienta en la cuadriga. Pero aún no sabía si esta era la decisión correcta. Arjuna estaba confundido. No estaba convencido ni de sus propios argumentos. Desconcertado e indeciso, se volvió hacia Krishna y expresó los sentimientos de su corazón:
“Oh, Krishna, no sé qué es mejor para mí . Veo que los hijos de Dhritarashtra están de pie ante mí. Pero si debo conquistarlos o ser conquistado por ellos, no lo sé”.
Arjuna estaba pensando en por qué ser parte de una violencia innecesaria. Si Duryodhana estaba tan decidido a ser el rey, que sea el rey. Pero también sabía que Duryodhana era terriblemente cruel, habiendo cometido tantos pecados.
Duryodhana era una persona feroz, corrupto, astuto y cruel. Para convertirse en el rey de Hastinapur, estaba dispuesto a llegar a cualquier punto. Había quebrantado muchos principios religiosos y morales para satisfacer sus deseos desenfrenados. Krishna conocía la mentalidad demoníaca de Duryodhana. Sabía que si el malvado Duryodhana se convierte en rey, actuará en contra de los principios religiosos, morales y espirituales. Será un gobernante corrupto y tirano.
"Al ver a Arjuna lleno de compasión, con la mente deprimida y los ojos llenos de lágrimas, Krishna, pronunció las siguientes palabras: 'Mi querido Arjuna, ¿cómo te han llegado estas impurezas? No son propias en absoluto de un hombre que conoce el valor de la vida. Ello no conduce a planetas superiores sino a la infamia'".
Arjuna, el más poderoso de los guerreros en el campo de batalla de Kurukshetra, decidió refugiarse en Krishna. Suplicó a Krishna que se convirtiera en su gurú y lo guiara. Ahora era su discípulo rendido.
“Ahora estoy confundido acerca de mi deber y he perdido toda compostura debido a una debilidad miserable. En esta condición te pido que me digas con certeza lo que es mejor para mí. Ahora soy Tu discípulo, y un alma entregada a Ti. Por favor instrúyeme. No puedo encontrar ningún medio para alejar este dolor que está secando mis sentidos. No podré disiparlo incluso si gano un reino próspero e incomparable en la tierra como aquel soberano de los Dioses en el cielo".
Krishna, sonriendo, en medio de ambos ejércitos, comienza su discurso, el Bhagavad-gītā, para nutrir intelectual y espiritualmente al afligido Arjuna, y de este modo disipar sus confusiones y miedos.
En los primeros capítulos del Bhagavad-gītā, Krishna le entrega muchas explicaciones para hacerle entender a Arjuna que todos los resultados de la guerra ya estaban puestos en marcha; nada cambiaba si Arjuna luchaba o no. De igual modo, Krishna le explica a su discípulo que la guerra era justa; ellos estaban combatiendo contra un bando despiadado, corrompido y feroz.
De aquí proviene un famoso dicho indio: "yathā rājā tathā prajā", que significa; "como es el rey, así son los súbditos". El público en general sigue los pasos del gobernante. Entonces, si el gobernante es corrupto e inmoral, la gente sigue su camino y se vuelve corrupta y pecaminosa. Krishna había aparecido para eliminar a personas malvadas como Duryodhana y sus partidarios. Quería establecer el Dharma. Por ello se puso del lado Pandava desde un principio; ellos demostraban ser personas rectas, puras y morales.
Krishna también le explica a Arjuna el funcionamiento básico del ciclo samsárico, diciendo que los soldados muertos en combate no perecerían, sino que sus almas dejarían los cuerpos físicos para luego tomar otros:
"Jamás hubo tiempo alguno en que yo no existiera, ni tú, ni todos estos reyes; así como en el futuro ninguno de nosotros dejará de existir. Tal como el alma encarnada pasa continuamente en este cuerpo, de la niñez a la juventud, y luego de la juventud a la vejez; el alma pasa de manera similar a otro cuerpo al morir. Una persona sensata no se desconcierta ante tal cambio. [...] Nadie puede destruir a esa alma imperecedera".
"La aparición temporal de la felicidad y la aflicción, y su desaparición con el paso del tiempo, es como la aparición y desaparición de las estaciones de invierno y verano. Todo ello tiene su origen en la percepción de los sentidos, y uno debe aprender a tolerarlo sin perturbarse".
"El cuerpo material de la indestructible, inconmensurable y eterna entidad viviente (el alma) llega a su fin; por lo tanto, pelea, oh descendiente de Bharata. Pues el alma no mata ni puede ser asesinada. Para el alma no existe ni el nacimiento ni la muerte en ningún momento. El alma es innaciente, eterna, permanente, y primordial. No muere cuando muere el cuerpo. ¿Cómo puede una persona que sabe que el alma es indestructible, eterna, no nacida e inmutable, matar a alguien o hacer que alguien mate?".
"Así como una persona se pone ropas nuevas, abandonando las viejas, el alma acepta de manera similar nuevos cuerpos materiales, abandonando los viejos e inútiles. El alma nunca puede ser cortada en pedazos por ningún arma, ni quemada por el fuego, ni humedecida por el agua, ni marchitada por el viento. [...] Sabiendo esto, no puedes afligirte por la muerte del cuerpo.".
"Aquel que ha nacido, es seguro que va a morir, y, después de morir, es seguro que volverá a nacer, por consiguiente, en el ineludible desempeño de tu deber, no debes lamentarte".
De este modo, Krishna consuela a Arjuna haciéndole entender que la muerte no será el fin para aquellos que perezcan en el campo de batalla.
Luego, Krishna le explica a su discípulo que estaría pecando si decide abandonar las responsabilidades que su pueblo le ha confiado a Arjuna en su rol como "kṣatriya" (guerrero, protector) si decide no luchar:
"Considerando tu deber específico como kṣatriya, debes saber que no hay mejor compromiso para ti que pelear por los principios religiosos; así que no hay necesidad titubear. Dichosos aquellos kṣatriyas a quienes se les presentan semejantes oportunidades de combatir sin buscarlo, a ellos se les abrirán las las puertas de los planetas celestiales. Si no cumples con tu deber de luchar y proteger a tu pueblo, entonces ciertamente incurrirás en pecado por desatender tus deberes".
Krishna le dice que todos los designios ya han sido ejecutados por su disposición; la gente que Arjuna amaba del bando rival moriría de todos modos, y el único pecador sería Arjuna, no solo por abandonar a su pueblo, sino que por haberse aferrado a la naturaleza material y sentimental del mundo.
"Debes pelear por pelear, sin tomar en cuenta la felicidad ni la aflicción, la pérdida o la ganancia, la victoria o la derrota, así, nunca incurrirás en pecado [...] Tienes derecho a cumplir con tu deber prescrito, pero no tienes derecho a los frutos de la acción. Nunca te consideres la causa de los resultados de tus actividades, y nunca te apegues a no cumplir con tu deber. Cumple tu deber de un modo equilibrado, oh Arjuna, abandonando todo apego al éxito o al fracaso. Tal ecuanimidad se llama yoga".
Esto se debe a que el universo entero se mueve de acuerdo con el plan de la Suprema Personalidad de Dios. Las personas necias que no tienen suficiente conocimiento piensan que la naturaleza se mueve sin un plan, y que todas las manifestaciones responden a casualidades o accidentes. Pero el destino existe y el ciclo kármico también, y Krishna controla todo, ya sea directa o indirectamente. Por ello le dice a Arjuna que no debe pensar en ganar o en perder la guerra, sino que simplemente debe afrontarla; afrontar su karma. La guerra estaba en el destino de Arjuna y de los millones de beligerantes que luchaban por ambos bandos. Krishna sabía todos los resultados de la guerra, y le hizo entender a Arjuna que nada ni nadie podría interferir en esos resultados. Todos los leelas (designios) ya estaban puestos en marcha, y aunque Arjuna no supiera y tuviese miedo; la guerra ya estaba predestinada, y sus respectivos resultados también. Pero si Dios está de tu lado, te bendecirá con su poder, ingenio, dirección, control, etc., pero no preferirá luchar por ti a menos a menos que te encuentres extremadamente débil tras agotar tus esfuerzos y asumir tu karma. Más adelante, Krishna no dudó en luchar contra Bhishmá y aliviarle la carga a Arjuna, aunque no lo terminó asesinando, ya que ese no era su designio. Krishna atacó a Bhishmá para demostrarle a su discípulo que el apego por la naturaleza material es causa de sufrimiento. Así, Krishna libera la mente y los sentidos de Arjuna.
Y al final, fue el mismo Arjuna quien terminó matando a Bhishmá, no Krishna:
Otra representación muy importante con la cual se suele representar a Krishna, es con su forma de "Vishvarupa", que se traduce del sánscrito como "Forma Universal".
Durante los eventos del Bhagavad-gītā, Arjuna se da cuenta de que su maestro y amigo no era un ser humano común y corriente, sino que era la mismísima personalidad encarnada de Dios. Cuando eso ocurre, Arjuna se postra ante Krishna y le rinde absoluta devoción y respeto. Krishna sabía que su discípulo era noble de corazón y que tenía tanta fe; que no necesitaba ninguna demostración sobrenatural para que creyera en que Krishna era un Dios; únicamente le bastaban sus palabras. Sin embargo Krishna, entendiendo la naturaleza curiosa de los seres humanos, deseaba satisfacer a su discípulo con una visión divina.
Fue así como Krishna toma el cuerpo de un gigante y le revela su forma infinita que comprende miles de Dioses, miles de cabezas, miles de brazos, miles de cuerpos distintos. Arjuna ve toda la creación y todo el universo comprimido en el cuerpo de Krishna, pudiendo observar a todos los Dioses y Avatares, a las galaxias y a las constelaciones, a los planetas, a todos los elementos, Arjuna observa el pasado, el presente y el futuro a través del cuerpo del Señor, así como los resultados de la guerra. Vishvarupa no tiene principio ni fin, y se extiende inconmensurablemente en todas direcciones. Su resplandor es tan intenso, que resulta similar a mil soles ardiendo juntos. La vista deslumbra a Arjuna, y su cabello se eriza. Es testigo de los tres mundos temblando de miedo ante las leyes de Dios.
Siendo abrumado por el asombro, con su vello corporal erizado debido a un gran éxtasis; Arjuna con su cuerpo ofreció reverencias al Señor y comenzó a hablar con las manos juntas. Y pese a que Arjuna amaba Krishna, no pudo seguir soportando la visión divina, el terror se apoderó de su mente y fue incapaz de seguir apreciando su forma universal. En ese instante, Arjuna le rogó a Krishna para que retomase su cuerpo físico.
Ahora, en su forma terrenal, Krishna tuvo dos padres; Devaki y Vasudeva. Su tío, Kamsa, hermano de su madre, era un temido rey tiránico que regía el clan "Vrishni", en Mathura, quien llegó a tal posición tras haber derrocado a su propio padre; Ugrasena. En ese momento, Mathura era la capital de los clanes aliados de Vrishni, Andhaka y Bhoja, que se conocían colectivamente como Yadavas.
Cuando Devaki y Vasudeva se casaron, los adivinos personales de Kamsa le advierten una profecía al respecto, afirmando que el octavo hijo resultante de la pareja, lo derrocaría y asesinaría. Alarmado por la predicción de sus adivinos, Kamsa decide asesinar a los novios, sin embargo, Vasudeva logró convencerlo de entregarle cualquier hijo resultante de la unión con tal de que sus vidas sean perdonadas. Kamsa acepta la propuesta de su cuñado, pero con la única condición de que ambos debían vivir en una cárcel bajo estricta vigilancia. Fue así como, con el paso de los años, Kamsa y sus súbditos asesinaron a cualquiera de sus sobrinos que lograsen nacer; matando a seis en total.
Con el tiempo, y justo antes de que el séptimo embarazo comenzara a notarse, el Señor Vishnu le ordenó a Mahamaya (hermosa Diosa controladora de la ilusión terrenal) que transfiera al feto desde el vientre de Devaki hacia el vientre de otra mujer; Rohini, también esposa de Vasudeva. Posteriormente, el niño nace bajo el nombre de "Balarama", el hermano mayor de Krishna y encarnación de Ananta-shesha, la serpiente de Vishnu. El rey Kamsa no tenía sospecha ni conocimiento sobre este incidente, puesto que todo fue gracias al milagro de Vishnu. El objetivo era que Balarama funcionase como guardaespaldas y compañero del octavo nonato, y por ende; también nace como avatar o semidiós.
Con el tiempo, Devaki y Vasudeva tuvieron otro embarazo, pero con una gran diferencia; ya que en esta oportunidad no hubo procreación o contacto sexual entre ambos, es decir, el embarazo fue milagroso. Vishnu se presentó ante la pareja y les explicó su plan divino o leela.
Después de varios meses, justo antes del momento del parto, Vishnu se encargó de que todos los guardias perdiesen el conocimiento y se desmayasen. Y así ocurrió; los guardias que estaban a cargo de la cárcel entraron en un coma profundo, y las cerraduras se abrieron. Krishna permaneció en la cárcel tan solo unos minutos, puesto que Vasudeva tomó al pequeño y lo llevó con una familia de pastores; Nanda y Yashoda, quienes sirvieron como padres adoptivos. Al mismo tiempo, Vishnu se encargó de que la Diosa Vindhyavasini (un aspecto de Durga) tomase el lugar de Krishna en la cárcel para que así, los guardias pensaran que era el séptimo hijo. Cuando los guardias despiertan; toman al recién nacido y lo llevan ante Kamsa, quien no sospechaba de que se trataba del octavo niño, ni mucho menos de que era la Diosa tomando su lugar.
Kamsa estaba a punto de azotar al bebé contra la pared, pero en ese instante, la Diosa Vindhyavasini toma su verdadera forma trascendental como aspecto de Durga, y con sus muchos brazos y armas le advierte a Kamsa que su muerte ya era inminente: "¡Tonto! El que te matará ya nació y está a salvo". Y tras pronunciar dichas palabras, la Diosa desaparece, dejando aterrados a todos los presentes.
Después, Krishna sofoca varios intentos de asesinato por parte de Kamsa. Finalmente, pudo regresar al reino de Mathura para asesinar y decapitar a su tío, como lo predijo originalmente la profecía. Los ocho hermanos del tirano, encabezados por Kanka, fueron asesinados por Balarama. Krishna estableció la paz en Mathura y construyó un reino prospero y armónico, transformándose en un príncipe querido y muy popular. Y digo príncipe, puesto que el papel de rey se lo cedió a Ugrasena, el gobernante original de Mathura.
Pero esto no termina aquí. Resulta que un poderoso emperador llamado Yarásandha, quien regía los territorios de Magadha y Chedi, estaba organizando un plan para casar a sus hijas con Kamsa, y así, unificar los reinos. Pero todos sus planes se frustraron cuando Krishna mata a Kamsa. En consiguiente, Yarásandha comenzó a conspirar contra Krishna con el fin de vengar la muerte de Kamsa y derrocar al recién instalado Ugrasena, quien no tenía intenciones de aliarse con él.
El rey Yarásandha atacó a Mathura 17 veces, pero las 17 veces fue derrotado por Krishna y su ejército. Yarásandha hizo pactos con muchos demonios y entes regresivos, pero ni por eso pudieron hacerle frente a Krishna. Tras ver el caos que las guerras provocaban en su territorio, y poniendo en primer lugar la seguridad de su gente; Krishna sugirió mudarse de Mathura.
Fue así como fundó la preciosa ciudad de "Dwarka", que también funcionaría como segundo hogar de los Yadavas y Pandavas. Esta ciudad fue fundada en una lejana isla, ubicada al frente del subcontinente indio.
Los textos describen que la ciudad de Krishna era similar a un paraíso; repleto de jardines, parques, bosques, cauces y fluviales. Sus fronteras se hallaban protegidas por fuertes murallas, y en su interior se podían encontrar bulevares preciosamente decorados y adornados, albergando casas, puertos, palacios, templos, mercados, edificios públicos, etc. La gente que vivía en Dwarka era pura, recta y feliz, y no conocían sobre miseria o sufrimiento. Por ello, Krishna fue bautizado con el epíteto de "Dwarakanatha", que significa "Rey de Dwarka".
A Yarásandha le fue imposible invadir la isla, por lo que su plan cesó, además, Krishna no tenía interés en luchar contra dicho emperador; no era parte de su leela. Debido a esto, Yarásandha comenzó a idear un plan con el fin de terminar con Krishna. Nadie sabe por qué Yarásandha ideó este plan o quién se lo sugirió, algunos argumentan que fue mera superstición del rey, pero su plan consistía en derrocar y sacrificar a 100 reyes. Yarásandha era un gran ocultista, tenía mucho conocimiento en estos temas. No por nada tuvo la ayuda de poderosos demonios durante la guerra contra Krishna. Además, era un ferviente devoto del Señor Shiva, llegando incluso a realizar grandes penitencias en su honor. Yarásandha creía que si derrocaba y sacrificaba a 100 reyes, el Señor Shiva se manifestaría como una entidad colérica y lo ayudaría a vencer a Krishna. Empedernido en su falsa creencia, Yarásandha derrocó y secuestró a 95 reyes.
Este acontecimiento llegó a los oídos de Krishna, quien decidió ponerle fin al asunto. Para ello, Krishna se contacta con Yudhishthira, el hijo mayor de Pandú, rey de los Pandavas (de allí el nombre del reino), y lo instruye para transformarlo en un gran heredero al trono. Yudhishthira era una excelente persona, caracterizándose por ser puro, disciplinado, recto y humilde. Él era un gran pregonero y practicante del Dharma, por lo que Krishna le tenía mucho cariño. Yudhishthira regía sobre los territorios de Khandavaprastha e Indraprastha; muy prósperos y estables.
Krisna le dijo a Yudhishthira que debía realizar un "rājasūya" y un "aśvamedha", que eran importantes campañas militares de la Antigua India, con el fin de doblegar a los adversarios políticos y demostrar poderío militar. Krishna convenció a Yudhishthira de que el rey Yarásandha era el único obstáculo que tendría para convertirse en el emperador supremo. Sin embargo, como parte del leela de Krishna para no sacrificar tantas vidas, el Señor le dice a Yarásandha que debía enfrentarse cuerpo a cuerpo, uno contra uno, con Yudhishthira, o bien, con alguno de sus hermanos menores; Arjuna o Bhimá. Yarásandha escoge luchar contra Bhimá, puesto que era el más grande y corpulento de los tres. Y tras muchos días de combate y competición, Bhimá logra asesinar al tirano rey. Después de su muerte, los Pandavas liberaron a los 95 reyes encarcelados por Yarásandha, y coronaron a Sajádeva (otro de los hermanos menores de Yudhishthira) como nuevo rey de Magadha. Así, estos 95 reyes se convirtieron en aliados de los Pandavas, y más tarde lucharían de su lado en la gran guerra del Mahābhārata.
Mahābhārata fue, en esencia, una verdadera guerra mundial para los imperios de aquel entonces. Tuvo un resultado catastrófico aún mayor que las guerras modernas. El texto narra de forma explícita las sangrientas y cruentas batallas que se llevaron a cabo, y cómo perecieron hasta incluso los soldados más hábiles e imponentes de la época. De los millones y millones de soldados en el campo de batalla (se estima que fueron entre 4 - 5 millones, esto es, cerca del 80% de la población masculina de la India en aquel minuto), solo 12 personas sobrevivieron. Los 12 sobrevivientes fueron: Arjuna, Krishna, Yudhisthira, Bhimá, Nakula, Sajádeva, Satyaki, Yuyutsu, Ashwatthama, Kritavarma, Kripa, y Vrishaketu.
La gran guerra del Mahābhārata comenzó después de que ambos bandos crearan un estruendoso grito de batalla, haciendo sonar sus caracolas, tambores, clarines, trompetas y cuernos. Bhishma se encontraba al frente de todos los ejércitos Kaurava, y Bhimá al frente del noble ejército Pandava.
Como dije anteriormente, Krishna estableció una serie de prohibiciones durante la batalla, esto se conoce como "Dharma-yuddha", que tiene el fin de cuidar la integridad de los combatientes para permitir que todos luchen de forma equiparada, apegándose a las normas del "Ahiṃsā" (No Violencia o Rechazo a la Violencia Innecesaria). Ambos bandos estuvieron de acuerdo y firmaron las reglas. Entre ellas:
- No se permitió matar a ningún soldado desarmado, herido o inconsciente.
- En caso de que alguien quisiera retirarse del combate; su respectivo oponente debía dejarlo marchar.
- Se decretó que los prisioneros de guerra no debían ser torturados ni violentados.
- Se prohibieron las peleas en desventaja, por ejemplo, un combatiente no puede ser atacado por varios soldados a la vez.
- Se estableció que la infantería solo debe luchar contra la otra infantería, que los soldados en elefantes debían luchar únicamente contra los otros soldados en elefantes, y que la caballería tendría que luchar contra la otra caballería, y así sucesivamente.
- En una pelea de mazas, golpear debajo de la cintura resultaba ilegal.
- No se puede atacar por la espalda a ningún oponente.
- Se prohíbe atacar a los médicos.
- Ningún guerrero puede golpear a un animal que no se considere una amenaza directa.
- Ningún guerrero puede matar o herir a una persona o animal que no participe en la guerra.
- Se declaró que la guerra debía llevarse a cabo entre el amanecer y el atardecer, dejando la noche para descansar.
En un principio, las reglas se respetaron mutuamente, pero con el pasar de los días, y a medida que la guerra se tornaba más intensa y terrible; muchas de las reglas fueron violadas desenfrenadamente por ambos bandos, en especial la de los ataques grupales e ilegales. También se rompió masivamente la regla de no enfrentarse a guerreros de diferente categoría, por ejemplo, los soldados a pie comenzaron a atacar a los soldados en carro, y los guerreros en elefante comenzaron a atacar a la infantería, y así sucesivamente. Esto conllevó a que los guerreros se enfocaran en asesinar a los animales para luego atacar a sus jinetes. Tampoco se respetó la regla de no luchar durante la noche, ni mucho menos la de perdonar a los soldados heridos o que intenten huir.
Krishna declara, como veremos más abajo, que los beligerantes de la guerra se tornaron impuros y violentos por el hecho de estar cada vez más influenciados por el advenimiento Kali Yuga; la era de la mentira, el odio y la corrupción. Kali Yuga perturba la mente de los hombres, y es precisamente la era que estamos viviendo en la actualidad, la cual comenzó hace unos cinco mil años, en plena guerra.
Entre los principales comandantes del bando Kaurava, encontramos a:
- Bhishmá, quien era un excelente y poderoso estratega militar, y uno de los hombres más temidos de la guerra producto de su habilidad y experiencia en el combate. Sin dudas era uno de los mejores soldados de su época, y el principal pilar del bando Kaurava. Sin embargo, Bhishmá era un hombre bueno y noble, apegado a las leyes dhármicas, pero debido a su lealtad y compromiso por los Kaurava; decidió luchar por ellos.
- Karna, descrito como un poderoso arquero, extremadamente hábil y letal. Muy destructivo en el campo de batalla. Tenía la fama de ser casi inmortal.
- Duryodhana, hijo mayor del rey de los Kaurava, y por ende, heredero al reino. Se describe a Duryodhana como la encarnación de un verdadero demonio. Era un maestro de las mazas.
- Shalya, un soldado experto en la lucha cuerpo a cuerpo, maestro de las mazas y las lanzas.
- Susarma, oficial de los carros. Se le describe como tramposo y malicioso.
- Drona, un arquero temido producto de su gran poder destructivo e implacable disparo.
- Dushasana, el segundo mayor entre los príncipes Kaurava. Fue un guerrero extraordinario en muchas disciplinas.
- Shakuni, un astuto guerrero y gran estratega, tío de Dushasana y Duryodhana.
- Bhagadatta, un comandante veterano y admirado por su largo historial de victorias. Dirigía los elefantes de guerra.
- Alambush, otro guerrero infernal y de fuerza desproporcionada.
- Ashuatama, hijo de Drona y uno de los guerreros más sofisticados y disciplinados del bando.
- Kritavarma, famoso por ser uno de los soldados más intrépidos, poderosos e implacables del clan Yadava.
- Bhurishravas, un comandante experto en la lucha cuerpo a cuerpo, gran estratega y espadachín.
- Kripa: Líder espiritual y guerrero innato. En el pasado fue maestro tanto de Kauravas como Pandavas.
- Bahlika: Un guerrero furioso y destructivo.
- Vikarna: Arquero excepcional de gran renombre.
- Bahlika: Pese a que era uno de los guerreros más ancianos en el combate; era admirado por sus habilidades y experiencia. Él y su reino se unieron a los Kauravas.
Y entre los principales comandantes del bando Pandava, encontramos a:
- Arjuna: un arquero de increíbles habilidades, caracterizado por su fuerza, rapidez y gran desenvolvimiento. Arjuna fue uno de los soldados de mayor respeto y poder destructivo de toda la guerra. Incluso, era considerado como el mejor arquero del mundo. Fue discípulo y amigo íntimo de Krishna.
- Abhimanyu; un guerrero innato, gran estratega. Alabado por su poder destructivo y su tenacidad mental para lidiar contra cualquier tipo de adversario. Hijo de Arjuna.
- Satyaki; un soldado muy valiente y feroz, hábil con el arco y la espada. También servía como médico.
- Ghatotkacha: Imponente guerrero gigante de varios metros de estatura.
- Dhrishtadyumna: Comandante en jefe del Ejército. Alabado por el éxito de sus campañas anteriores y gran liderazgo.
- Nakula; Hábil e intrépido espadachín. Pieza importante de la infantería.
- Sajádeva: Destacado e imponente guerrero, maestro de la espada. También funcionó como astrólogo.
- Drupada: Un guerrero tan formidable que se decía que podía luchar contra 720.000 guerreros al mismo tiempo.
- Dhristhaketu: Apodado "Maharatha", que significa "Gran jefe de los Carros".
- Yudhishthira: El gran rey y comandante, hijo mayor de Pandú e incuestionable líder espiritual y moral de los Pandava.
- Bhimá: Guerrero invicto. Un exitoso líder militar, experto en la ciencia del combate y maestro de las mazas. Alabado por sus campañas militares y habilidades innatas para la lucha.
- Yuyutsu: Yuyutsu fue el único de los hermanos Kaurava que desertó de su ejército para unirse a los Pandava. Esto se debe al hecho de que Yuyutsu no solo era un guerrero fenomenal, sino que también era un un hombre justo y noble que seguía la ley del Dharma, por ello desertó de su ejército para unirse al de Krishna.
- Vrihatkshatra: Exiliado del Reino Kekeya. Decidió luchar por los Pandavas, siendo experto en la arquería y el uso de carros.
- Malayadhwaja: Guerrero y estratega de alto impacto. Especializado en desmoronar tropas enemigas.
- Virata: Gobernante del Reino de Matsya. Él, sus hijos y sus guerreros se unieron al bando Pandava.
- Shatanika: Guerrero imbatible. Fue nominado como comandante en jefe adjunto.
- Krishna; lógicamente, la encarnación de Dios hecha hombre también fue uno de los principales protagonistas de la lucha, funcionando como estratega y líder espiritual. Su discurso en forma de consejo a Arjuna es lo que comúnmente conocemos como el Bhagavad-gītā.
Fue durante la guerra que Krishna detiene el tiempo y el espacio para hablar con Arjuna y revelarle la ciencia teológica del Bhagavad-gītā.
En sus páginas, se encuentran las enseñanzas que el sabio Krishna le transmite al guerrero Arjuna, justo antes de entrar en la batalla, cuando las dudas y el miedo se apoderan de sus actos. Sin lugar a dudas, es una guía perfecta hacia el camino del conocimiento acerca de Dios, la verdad máxima, la creación, el nacimiento y la muerte, los resultados de las acciones, el alma eterna y la liberación, así como la meta de la existencia humana. Como se explicó anteriormente, Krishna primero le cuenta a Arjuna sobre el ciclo samsárico de nacimiento y muerte. Él dice que no hay una verdadera muerte del alma, simplemente un desprendimiento del cuerpo físico al final de cada ciclo de nacimiento. El propósito de este ciclo es permitir que una persona se deshaga de su mal karma en cada vida. Si una persona vive de forma pura, recta, disciplinada, humilde, realizando acciones desinteresadas y despojándose de los deseos terrenales, sumado a dedicar su vida al servicio de Dios, entonces, puede eliminar su mal karma, lo que eventualmente conducirá a la disolución del alma para obtener el logro de la iluminación y mokṣa; el fin del ciclo samsárico. Si actuamos de manera egoísta y pecaminosa, entonces, seguiremos acumulando deudas kármicas, y por ende, más nos anclaremos al ciclo del Saṃsāra, cosa que incluso nos puede hacer descender en la escala evolutiva, reencarnando como animales o vegetales.
Esto se explica a fondo en otras publicaciones, las cuales aquí adjunto:
Krishna presenta tres conceptos principales para lograr esta disolución del alma: renuncia, servicio desinteresado y meditación. Los tres son elementos para lograr "yoga" o habilidad en acción. Krishna dice que el ser humano verdaderamente divino no renuncia a todas las posesiones mundanas o simplemente abandona la acción, sino que encuentra la paz al completar la acción en el más alto servicio a Dios. Como resultado, una persona debe evitar las trampas respectivas de los tres gunas: rajas (ira, ego), tamas (ignorancia, oscuridad) y saatva (armonía, pureza). La forma más elevada de meditación llega cuando una persona no solo puede liberarse de la acción egoísta y de las ataduras mundanas, sino que también, al enfocarse completamente en lo divino y espiritual. En otras palabras, Krishna dice que aquel que logra la unión divina con Dios; encontrará la libertad del ciclo interminable de renacimiento y muerte. El que verdaderamente encuentra la unión con Dios, lo encontrará incluso en el momento de su muerte. Arjuna le pregunta a Krishna cómo puede recibir el amor de Dios, y Krishna revela que el amor proviene de la devoción desinteresada de una persona por lo divino, además de comprender que el cuerpo es simplemente efímero, un producto de prakriti, que emerge de purusha, y que está sujeto a un ciclo de renacimiento sin fin. Una persona debe dejar ir los deseos, tentaciones y aversiones de su cuerpo para encontrar la libertad.
Y como se mencionó anteriormente, fue durante este episodio en que Krishna le revela a Arjuna su forma universal, en cuyo cuerpo se comprime todo el universo existente; todos los planetas, todas las constelaciones, todos los Dioses, todas las galaxias, y todos los acontecimientos del pasado, del presente y del futuro. La figura universal de Krishna se expande en todas direcciones, poseyendo una cantidad inconmensurable de cabezas, cuerpos, ojos y brazos, en los cuales empuña diferentes tipos de armas. Esta figura brillaba con la intensidad de mil soles.
El Bhagavad-gītā termina con Krishna diciéndole a Arjuna que debe elegir el camino del bien o del mal, ya que es su deber luchar contra los Kauravas por su reino. En eso, está corrigiendo el equilibrio del bien y el mal, cumpliendo su Karma y ofreciendo la forma más profunda de servicio desinteresado. Arjuna entiende y, con eso, procede a la batalla.
Resulta imposible resumir la historia del Mahābhārata, por lo extenuante y detallada que es. Cabe recordar que estamos frente al segundo libro más largo de todos los tiempos, encontrándose sólo por detrás del "Rey Gesar", un libro budista. Por ello, recomiendo su lectura completa si desea conocer su transcurso, desenlace, y lo que ocurrió con los guerreros mencionados y sus tropas. Tanto el Mahābhārata como el Bhagavad-gītā son libros de fácil acceso en la mayoría de las librerías o sitios de internet, incluso los puede encontrar gratuitamente en forma de pdf's si prefiere la lectura online.
[Nota: En mi caso tengo el Mahābhārata completo (en dos tomos) de la editorial "Booktrade", y poseo un Bhagavad-gītā "tal como es" (con los comentarios de Swami Prabhupada) de la editorial "Bhaktivedanta Book Trust", y otro normal de "Plutón ediciones". El primero me costó cerca de 25 dólares, el segundo cerca de 15, y el tercero menos de 10. Todo esto lo menciono con el fin de demostrar que la literatura hindú se encuentra al alcance de nuestras manos, tanto en librerías locales como en páginas de internet. Existe la noción errada de que estos libros son caros, difíciles de encontrar, o que deben importarse de lugares lejanos, cuando la realidad es completamente distinta].
Pero al fin de cuentas, fueron los Pandavas quienes se alzaron con la victoria del cruento combate. Tras ello, Yudhishthira fue elegido como el nuevo rey supremo de Hastinapur, debido a su nobleza de corazón y cualidades incuestionables como líder y persona. Yudhishthira nombró a Arjuna como primer ministro de Hastinapur. Yudhishthira gobernó por un total de 36 años desde el final de los acontecimientos bélicos.
Aquí, el número 36 resulta muy importante, porque fueron los años que tardó la transición entre Dvapara Yuga y Kali Yuga.
Recordemos que el hinduismo postula rigurosamente que el tiempo es cíclico, y no lineal. Esto quiere decir que el universo está destinado a cursar un vaivén infinito de ciclos cada "X" cantidad de tiempo. Los sabios indios lograron calcular matemáticamente la duración de estos ciclos, definiendo que se encuentran compuestos por un total de 4.320.000 años, los cuales se denominan "Mahā Yuga", que significa "Gran Ciclo". A su vez, el Mahā Yuga se divide en 4 diferentes etapas o eras, que cronológicamente son:
- Satya Yuga ( सत्य युग, que dura 1.728.000 años)
- Treta Yuga (त्रेता युग, que dura 1.296.000 años)
- Dvapara Yuga (द्वापर युग, que dura 864.000 años)
- Kali Yuga (कलि युग ,que dura 432.000 años.)
Cada una de estas etapas se caracteriza por ser completamente diferente a la otra, además de que son progresivamente más cortas que la anterior, lo que también responde a una disminución en el estado moral, espiritual y físico de las personas que vivan en aquel entonces.
Cabe decir que la transición entre una era y otra viene siempre acompañada de catástrofes y colapsos mundiales, como guerras, pobreza, hambruna, enfermedades, catástrofes medioambientales y climáticas, entre otros.
Si en Satya Yuga los seres humanos son espirituales, sabios, pacíficos, morales, éticos, disciplinados y fraternales; en Kali Yuga ocurrirá todo lo contrario; son violentos, iracundos, materialistas, mentirosos y amantes del pecado.
Esto también se acompaña de una degradación medioambiental y alimenticia; si en Satya Yuga no existen enfermedades ni escases de alimentos, en Kali Yuga ocurre todo lo contrario; las enfermedades pululan y los hombres deberán luchar por alimento y agua. Si en Satya Yuga los seres humanos vivían cientos de años, en Kali Yuga la cifra se reduce drásticamente a unas cuantas décadas.
Se hace una analogía en cuanto las características de dichas eras con los minerales: Satya Yuga se conoce como la edad de oro, Treta Yuga como la edad de plata, Dvapara Yuga como la edad de bronce, y Kali Yuga como la edad de hierro. Así como cada metal precioso se vuelve menos puro y refinado, los nombres de estos yugas reflejan la degradación de la civilización.
En los tiempos de Krishna, es decir, a fines de Dvapara Yuga, los hombres todavía tenían una chispa de gracia divina en su interior, pudiendo cultivarse espiritual e intelectualmente. En Dvapara Yuga los seres humanos vivían un promedio de 150 años, y poseían una sofisticada tecnología. Muchos eran sabios, espirituales, inteligentes, puros, y cultivaban cualidades sobrehumanas que actualmente se encuentran perdidas, pero otros resultaban ser totalmente impuros, maliciosos, materialistas, territoriales, mentirosos y violentos. Estas malas cualidades desvirtuaron a los seres humanos hasta el punto de que el hombre más recto terminaba pecando. Todo esto se intensificó en la Era de Krishna producto del advenimiento de Kali Yuga, la cual se evidencia a lo largo de la guerra de Kurukshetra.
Entonces, la guerra del Mahābhārata fue uno de los principales acontecimientos que dieron paso a Kali Yuga. Y eso Krishna y las personas del momento lo sabían. Por ejemplo, cuando Krishna contiene a Balarama por la muerte de Duryodhana en Kurukshetra, le dice:
"Mi Señor, recuerda que el cuarto ciclo de tiempo, el Kali Yuga, ya ha comenzado. De ahora en adelante no podemos encontrar rectitud sin mácula. Incluso en la guerra, los primeros nueve días transcurrieron regidos por la rectitud, pero a partir del décimo día, el tono de la guerra cambió. La pureza comenzó a oscurecerse con pequeños actos de adharma, y día tras día eso fue creciendo. Esa es la ley del tiempo, no debes tratar de cambiar el curso del destino, el cual se abrirá camino inexorablemente, pues se cumple de muchas maneras, la mayoría injustas para nuestra forma de ver".
Incluso, la llegada de Kali Yuga se hace todavía más notoria cuando la guerra finaliza. Resulta que Gandhari, esposa del rey anterior (Dhritrashtra) y matriarca de los Kauravas, maldice a Krishna, diciendo que todo el clan Yadava sufrirá una muerte dolorosa, tal como la experimentaron sus hijos y su reino. Krishna aceptó con gusto e ironía la maldición, la cual, se hizo realidad 36 años después de la guerra.
Es decir, Krishna sabía que prontamente iniciaría la era de Kali Yuga, y que naturalmente todos los seres humanos se degradarían todavía más. Por ello, no intercedió en el curso natural del karma, ya sea rescatando o predicándole a la humanidad con el fin de corregirlas, al contrario, Krishna sintió que ya había hecho su misión en este plano, dejando las herramientas necesarias para afrontar la siguiente era y eliminando la excesiva maldad. Esa fue la razón por la cual se tomó con desinterés la maldición de Gandhari.
Tras la guerra, los hombres se estaban tornando lenta pero progresivamente en seres violentos, mentirosos, territoriales, maliciosos, materialistas, viciosos y lujuriosos. En pocas palabras, comenzaron a degradarse mental, física, y espiritualmente. Todo el conocimiento de aquel minuto se perdió, y los hombres de todo el mundo comenzaron a vivir como bestias, perdiendo la gracia de tiempos anteriores. Y esto también afectó a los Pandavas y Yadavas.
Incluso, la hermosa ciudad de Krishna, Dwarka, se tornó pecaminosa. Sus habitantes sucumbieron a la violencia y combatieron entre sí. Con el tiempo, un tsunami destruyó la ciudad y la sumergió bajo las aguas. Arjuna fue testigo de los hechos, y dijo:
"El mar, que había estado golpeando contra las orillas, de repente rompió el límite que le había impuesto la naturaleza. El mar se precipitó en la ciudad. Corría por las calles de la hermosa ciudad. El mar cubrió todo en la ciudad. Vi los hermosos edificios sumergirse uno por uno. En cuestión de unos momentos todo había terminado. El mar ahora se había vuelto tan plácido como un lago. No había rastro de la ciudad. Dwarka era solo un nombre; solo un recuerdo".
Fueron muy pocos los protagonistas de los clanes mencionados en el Mahābhārata que se mantuvieron puros y virtuosos después de la guerra. Entre los hombres buenos tenemos al rey Yudhishthira, quien luego de gobernar 36 años decide abandonar el trono de Hastinapur para comenzar una vida completamente espiritual, viviendo como estricto asceta. Fue así como Yudhishthira y su esposa Draupadi abandonan Hastinapur para iniciar una peregrinación suicida hacia los Himalayas. Se le suman Sajádeva, Nakula, Arjuna y Bhimá, quienes también se mantuvieron virtuosos. Tras la salida de Yudhishthira y de Arjuna del gobierno, fue Yuyutsu quien asume como rey encargado; ocupando el trono mientras se escogía al reemplazante o rey definitivo. Finalmente se escoge a Pariksit, el nieto de Arjuna, para proceder a Yudhishthira en el trono, y posteriormente le sigue su hijo Yánam Eyaiá. El Señor Krishna y el Señor Balarama también deciden internarse en los bosques para vivir una vida asceta, alejados de la sociedad.
A lo largo del viaje de Yudhishthira, un perro se hace amigo de ellos y se une al grupo. Los Pandavas primero llegan al sur, al mar, y realizan rituales allí. En trances meditativos y penitencias, tienen contacto con los Dioses y santos. Posteriormente se mueven de sur a suroeste, y visitaron distintos sitios, entre ellos, el río Brahmaputra, y luego se mueven hacia las costas de Dwarka. Sin embargo, la maravillosa ciudad de Krishna ya no estaba allí. Los Pandavas ven la ciudad completamente inundada. A lo lejos apenas puede divisarse el palacio de Krishna sobresaliendo entre las aguas. La vista de una ciudad tan hermosa sumergida en el mar los entristeció. Luego giraron hacia el norte y se detuvieron en Rishikesh. Desde allí partieron hacia el Himalaya.
Esta escalada terminó matando a 5 de los 6 viajeros, solamente Yudhishthira y el perro continúan y sobreviven. En orden secuencial; Draupadi fue la primera en caer y morir, seguido de Sajádeva, Nakula, Arjuna y Bhimá. Mientras el perro y Yudhishthira suben la montaña, el Señor Indra aparece en su carro y le pide a Yudhishthira que vaya al cielo con él.
Yudhishthira se niega, dice que no podría ir al cielo con Indra sin sus Pandavas y sin Draupadi. Indra le dice a Yudhishthira que todos ellos entraron en el cielo tras la muerte. Luego, Yudhishthira insiste en llevarse al perro con ellos, puesto que consideró que abandonarlo en aquel lugar era pecado. Indra desaprueba la solicitud y lo insta a considerar su propia felicidad. Por ello, le pide que abandone al perro y que suba al carro. Yudhishthira se niega, explicando que no puede abandonar al perro, puesto que es su compañero, y no lo puede intercambiar por su propia felicidad. Yudhishthira dice:
"Nunca abandono a una persona que está aterrorizada, ni a una que me es devota, ni a una que busca mi protección, ni a una que está afligida o desamparada, ni a una que es débil para protegerse a sí misma, nunca renunciaré a tal persona hasta que mi propia vida llegue a su fin".
El perro, viendo el compromiso y la nobleza de Yudhishthira, se transforma y reaparece como Deidad: era el mismísimo Señor Yama, quien lo estaba poniendo a prueba. Finalmente, Yudhishthir entra en el carro de Indra y el Señor lo eleva a los cielos.
Ahora, lo más probable es que se estén preguntando: ¿Qué pasó con Krishna y Balarama? Poco antes de que Yudhishthira y sus compañeros emprendieran el viaje de peregrinación hacia los Himalayas, Balarama y Krishna habían muerto.
Balarama estaba en profunda meditación debajo de un árbol. Krishna fue al lugar en donde estaba su hermano, sin embargo, no hubo respuesta. Resulta que Balarama había decidido dejar su cuerpo terrenal a través de un profundo trance meditativo. Simplemente abandonó su cuerpo a través de los poderes yóguicos. Esto ocurrió en la localidad de Prabhasa, Saurashtra, actual Gujarat. Cuando Balarama se sentó en meditación, una serpiente blanca salió de su boca y se sumergió en el mar. Esa serpiente era un remanente de Ananta Sesha, la serpiente de Vishnu.
Krishna pensó que había llegado el momento de dejar este mundo, y así, regresar a su morada original y eterna; Vaikhunta. Por ello, Krishna comenzó a pensar en las formas y medios para abandonar este cuerpo, puesto que tenía la intención de irse respetando las leyes kármicas que mantienen sujeto a nuestro plano.
De haber querido, el Señor Krishna simplemente se hubiese desvanecido, pero no tomó esta opción, Él no quería "privilegios". De igual modo, deseaba ilustrar que su propia muerte respondía a los eventos de la naturaleza kármica. Por ello, Krishna recordó un leela que hizo con el Rishi Durvasa. Resulta que una vez, por deseo de Durvasa, Krishna le aplicó prayasam por todo el cuerpo, excepto en los pies, puesto que el Rishi estaba sentado y los tenía escondidos. Durvasa lo observó y dijo: “Krishna, no me has aplicado prayasam en el pie; tu muerte está en tu pie”.
Krishna, el creador supremo de leelas, procedió a internarse en un bosque. Allí dormía, meditaba y realizaba hatha yoga. Cierto día, llegó al bosque un fiero cazador de nombre Jara, deseoso de venados. El cazador, confundiendo a Krishna a lo lejos y, pensando que aquello que estaba entre los arbustos era un animal, le dispara con su arco. La flecha golpeó a Krishna y le atravesó el talón, destrozándole el pie. Tan pronto como el cazador llegó a Krishna, se dio cuenta de su error y le suplicó al Señor que lo perdonara. Krishna lo consuela y le dice que su muerte era inevitable, y no solo por las palabras del sabio Durbasa:
"Mi querido Jarā, no temas. Por favor, levántate. Lo que se ha hecho es en realidad Mi propio deseo".
Resulta que hace miles y miles de años atrás, en una época anterior a la de Krishna, específicamente en Tetra Yuga, descendió a nuestro plano el Señor Rāma, otro importante y muy noble avatar de Vishnu. Rāma ejemplificó a la persona perfecta; encarnó lo divino en la Tierra y nos enseñó a vivir nuestras vidas de acuerdo con el Dharma y los principios divinos. Rāma es la personificación de la compasión, de la gentileza, de la bondad, de la rectitud y de la integridad. Rāma siempre actuó generosamente, poniendo en primer lugar a otras personas antes que a sus propios deseos o necesidades, además, nunca se defendió con ira ante las injusticias.
Sin embargo, cabe decir que Rāma, a diferencia de otras encarnaciones, avatares y semidioses; no tuvo recuerdo alguno sobre su pasado como Dios, ni tampoco de sus poderes sobrenaturales, al contrario; Él nace como una persona común y corriente, sin saber que es una encarnación del propio Señor Vishnu.
El propósito de esto, fue demostrar que un hombre común y corriente puede acabar con el mal y despertar su divinidad interna solo con el desarrollo espiritual y una vida humilde. Pese a que en su vida física afrontó un gran número de adversidades y pérdidas; Rāma siempre se mantuvo recto y sereno, y fue así como fue despertando su divinidad interna, poco a poco. Al final de sus días, Rāma retorna a Vaikuntha, en donde existe eternamente.
Su vida y hazañas se registran en otro libro sagrado, el "Rāmāyaṇa". Sin embargo, el Señor no se vio exento a las problemáticas y turbulencias del momento. Rāma y su hermano Laxman, habían estado viajando a lo largo de la India en busca de Sita, esposa de Rāma, quien había sido secuestrada por un tirano de nombre Ravana. Vagando por el bosque, la pareja de hermanos se topa con Hanumān (otro Dios encarnado como humano, quien tampoco tenía recuerdos de su condición divina), y quedaron impresionados por su inteligencia y habilidades como yogui y orador. Hanumān iba acompañado por su hermano Sugriva, y los cuatro crean una amistad incondicional. Sugriva le solicita a Rāma que lo ayude a derrocar a su hermano Vali, quien lo había despojado del trono injustamente. Pero resulta que Vali era un guerrero excepcional, y se decía que había sido especialmente bendecido por el Dios Brahmā, dotándolo con invencibilidad. A cambio, Sugriva le hacia entrega de su ejército para combatir contra Ravana.
Sugriva desafió a Vali a una pelea cuerpo a cuerpo. Cuando luchaban, Rāma se hallaba escondido entre los árboles. Aprovechando el momento preciso, Rāma dispara con su arco y asesina a Vali. En su lecho de muerte, Vali sostuvo una larga y muy importante conversación con Rāma. Vali se convenció de que Rāma hizo lo correcto, y le pidió a su hijo Angada que apoyara a su tío Sugriva en todo lo que necesite. Sin embargo, Rāma le prometió a Vali que le daría la oportunidad de vengar su asesinato.
Nosotros actualmente estamos viviendo el Mahā Yuga número 28, en el cual transcurrió la vida de Krishna. Por su parte, Rāma vivió en el Mahā Yuga número 24, es decir, millones de años antes, habiendo un larguísimo intervalo entre ambas. Este fue tiempo suficiente para que el leela divino diese su fruto, puesto Vali reencarnó como Jara, el cazador que le disparó a Krishna. Recordemos que la literatura sagrada afirma que pueden existir millones de años y millones de cuerpos diferentes entre un nacimiento y otro.
Tras permanecer agonizante, Krishna abandona su cuerpo y se disuelve de nuestro plano, retornando a su Morada eterna en Vaikuntha. De acuerdo con las descripciones del Bhagavata Purana y el Bhagavad-gītā, y los cálculos astronómicos basados en ellos, la fecha de la muerte de Krishna es el 18 de febrero del año 3.102 antes de nuestra era. El lugar de peregrinación en Bhalka, Gujarat, marca el lugar en donde muere Krishna. El lugar también es conocido como "Dehotsarga", término que literalmente significa el lugar en donde Krishna "entregó su cuerpo" o "entrega de cuerpo".
Esta historia resalta maravillosamente el hecho importante de que, incluso para el Gobernante del Universo; las leyes del Karma siguen siendo las mismas.
En el Rāmāyaṇa hay varios pasajes que profetizan el futuro nacimiento de Krishna, así como su muerte.
A continuación adjunto algunas notas importantes con respecto a diversos detalles de la publicación.
1. Actualmente, en la parte occidental de la península de Kathiawar, en la India, se encuentra ubicada una ciudad con el nombre de Dwarka, la cual es considerada sagrada dentro del Hinduismo. Aquí, reposa uno de los templos más importantes de Krishna, el Templo Dwarkadhish, que recibe a miles de peregrinos cada año. Sin embargo, esta no es la misma Dwarka de Krishna, sino que lleva dicho nombre en su honor, ya que fue construida a las cercanías de donde se ubicaba la verdadera ciudad.
Durante el siglo XX, India llevó a cabo una gran cantidad de investigaciones arqueológicas a lo largo Kathiawar con el fin de encontrar la antigua ciudad de Krishna. Para sorpresa de muchos, las búsquedas dieron resultados positivos, puesto que las excavaciones arqueológicas e investigaciones submarinas revelaron los restos de una antigua ciudad en ruinas, así como diversos artefactos y objetos que evidencian la existencia de una civilización sumergida en aquel sitio.
A lo largo de las costas de la actual Dwarka, se encontró una base fortificada sobre la que debieron construirse las antiguas murallas de la ciudad. También se encontraron bloques de piedra utilizados para la construcción, pilares, sistemas de riego, muros exteriores inundados, un asentamiento, un gran muelle de piedra, y decenas de anclas. El análisis de estos artefactos datan las ruinas entre 4.000 a 9.000 años, que coincide con lo que narran los textos hindúes.
Eventualmente, todo lo que conocemos sobre Dwarka no son simples mitos religiosos, sino que antiguos relatos hechos por sobrevivientes y testigos oculares de tal maravillosa civilización y su violenta destrucción.
Además, el mero hecho de que Dwarka exista pone bajo tela de juicio todo lo que creemos saber sobre nuestro pasado.
2. Balarama fue un excelente guerrero, amigo y persona. Siempre velando por la seguridad de Krishna y su gente. A lo largo de su vida, pregonó el Dharma y asesinó a guerreros tiránicos y demonios, participando de forma invicta en muchas batallas. Sin embargo, prefirió permanecer neutral durante la gran guerra del Mahābhārata, por ello no se le menciona en aquellos episodios. Balarama no se involucró en la batalla, y en su lugar, optó por irse de peregrinaje.
Si usted desea leer el desarrollo de su peregrinaje y conocer la ruta que el Señor trazó, adjunto un artículo que trata al respecto:
Resulta que Balarama estimaba y admiraba a todos los participantes de la guerra, incluso llegó a ser amigo y maestro de muchos Pandavas y Kauravas, y por ello no quiso levantar sus armas en contra de nadie, además, si los Pandavas tenían a Krishna, es probable que los Kauravas hubiesen querido a Balarama en sus tropas, pero Balarama no estaba dispuesto a luchar contra Krishna ni romper sus designios. Finalmente, cabe decir que ambos hermanos tenían el poder suficiente como para acabar la guerra en tan solo unos segundos, pero ambos prefirieron no involucrarse directamente, con el fin de que el ciclo kármico siga su curso de manera natural, respetando la decisión de los hombres.
3. Balarama también es un Dios muy importante y venerado dentro del hinduismo. No solo se le adora por su compromiso incondicional con Krishna, sino que también, por ser una manifestación protectora de Ananta-shesha; la serpiente de Vishnu. En su vida terrenal, Balarama pasó toda su infancia como pastor de vacas y terneros, jugando y realizando diversas actividades sobrehumanas con su hermano Krishna y otros pastorcillos de vacas. Pero fundamentalmente, Balarama trabajó en el campo y se dedicó a cultivar y arar la tierra. Por ello, se le adora como Dios de la agricultura y de los granjeros, también de la fuerza y la protección.
4. ¿Por qué Krishna le ofreció su propio ejército al bando enemigo? El ejército de Krishna, llamado Narayani Sena, era realmente imponente y poderoso. A sabiendas del advenimiento de Kali Yuga, Krishna prefirió mantener a su ejército en contra, sabiendo muy bien que iban a ser derrotados dentro de la guerra. De este modo, con el fin de asegurar la paz para el futuro, el Señor sacrificó a su propio ejército, y por esta razón fue que Balarama tampoco formaba parte de dichas tropas. También podemos extraer la siguiente analogía. Recordemos que Krishna le dio la opción a Duryodhana y a Arjuna de elegir entre el Narayana Sena de Krishna, o Krishna mismo. Arjuna eligió a Krishna mientras que Duryodhana eligió el Narayana Sena. La lección aquí es que cuando nos enfrentamos ante una encrucijada en nuestras vidas, debemos siempre escoger al Señor (camino a la salvación) y no a su creación (placeres materiales). La elección de Arjuna hizo que los Kaurava tuvieran el doble de hombres, y aún así no pudieron vencer a los Pandavas. Por otro lado, debemos recordar que los Yadava y los Pandava fueron siempre rectos, pero luego, tras la llegada de Kali Yuga, se tornaron violentos y pecaminosos, causando grandes desastres. Hubiera ocurrido algo similar con el Narayani Sena, y quizá en mayores proporciones debido a su número.
5. Si bien Krishna tenía el cuerpo de un mortal, por dentro seguía siendo un Dios todopoderoso. Cuando Jara le dispara en su pie, Krishna no procuró sanarse ni impedir que la herida no lo afectara. Al contrario, Él sabía que su momento en nuestro plano había concluido. De hecho, su muerte también fue parte del designio celestial; Krishna estaba esperando a Jara. Físicamente, es probable que su cuerpo terrenal haya perecido producto de una hemorragia o por una gangrena provocada por la flecha metálica.
6. ¿Por qué Krishna escogió a Arjuna para revelarle su palabra y transformarlo en su discípulo más intimo? Porque psicológicamente, Arjuna se parece más a ti y a mí que cualquier otro personaje del Mahābhārata. Arjuna era un hombre sencillo y virtuoso que se esforzaba en hacer el bien y practicar el Dharma, pese a las adversidades de la vida. Pero también era sentimental, temerario, confuso, y muy crítico de sí mismo, hasta el punto de que no se perdonaba sus propios errores. Arjuna piensa demasiado las cosas; se cuestiona; se frustra; muchas veces cae en dilemas y encrucijadas, tal como ocurre en los primeros capítulos del Bhagavad-gītā, en donde Arjuna prefería morir en lugar de lastimar a sus parientes y amigos, y su corazón era tan noble que jamás los vio como oponentes, ni siquiera cuando los Kaurava eran hombres pecadores y malvados. Krishna sabía que Arjuna era un equilibrio perfecto entre Dharma y Adharma; un ser humano corriente que quería transformarse en una mejor persona, aunque aveces pudiese tropezarse en el camino. Tomemos a otros personajes del texto, partiendo por el rey Yudhishthira. Yudhishthira era un hombre extremadamente comprometido con el Dharma y la virtud, muy evolucionado espiritualmente, de cuya boca no podría salir ni siquiera una mentira. Yudhishthira no representa al hombre promedio, Él se encuentra en un nivel superior. Si Krishna hubiese escogido ser auriga de Yudhishthira, es muy probable que el Bhagavad-gītā no se hubiera pronunciado, porque Yudhishthira estaba comprometido con el combate a fin de defender a su pueblo y eliminar el adharma, y es probable que hubiera seguido ciegamente a Krishna. Otro personaje importante es Bhimá; hombre recto y muy virtuoso. Sin embargo, Bhimá era un guerrero innato. Con tal de hacer justicia prometió asesinar a todos los Kauravas, sin importarle si fuesen sus amigos y parientes. Cuando los Kaurava humillaron a Draupadi, Bhimá dijo que personalmente le lavaría su cabello con la sangre de los Kaurava. Entonces, el Bhagavad-gītā tampoco se hubiese pronunciado, porque Bhimá deseaba la lucha.
Entonces, personajes como Yudhishtira eran demasiado espirituales, versados y disciplinados, mientras que personajes como Bhimá eran fuerza bruta y quizás no tendría la paciencia suficiente para apreciar las sutilezas reveladas por Krishna, al igual que Drupada. Sajádeva y Nakula eran demasiado jóvenes para echar un vistazo a las verdades espirituales más profundas. Y así sucesivamente podemos ir viendo a diferentes héroes. Pero sólo Arjuna podría retratar perfectamente al hombre promedio. Arjuna piensa demasiado. Se confunde. Se irrita. Se cuestiona. Se conmueve. Se juzga a sí mismo. Fácilmente queda atrapado en un dilema. Arjuna lucha por actuar de manera virtuosa, y cuando no, se cuestiona y frustra excesivamente.
Krishna conocía perfectamente el corazón de todos los seres humanos, y pese a que estuvo rodeado de muchos hombres rectos y puros, sólo Arjuna, entre millones, era el indicado para captar las sutilezas de su palabra. Sabía que su corazón era noble, y que tenía el objetivo de convertirse en una mejor persona y en un mejor devoto. Arjuna quería hacer el bien sin lastimar a nadie ni romper ninguna regla dhármica, por ello, cuando se veía en una encrucijada; necesitaba guía y ayuda. Arjuna puso a Krishna como su guía e ideal más alto y, a pesar de sus fallas, se destaca como el más exitoso y glorioso guerrero de todos los ejércitos. Krishna necesitaba un compañero en su búsqueda para ayudar a las almas condicionadas a salir de la ignorancia. Arjuna, como devoto puro y amigo, siempre está ansioso por servir a Krishna; él era la persona perfecta.
7. La cruenta batalla duró un total de 18 días.
8. En la parte superior del carro de Krishna y Arjuna, había una efigie o bandera con la imagen de Hanumān. En el capitulo 1 verso 20 del Bhagavad-gītā, se lee:
"En ese momento, Arjuna, el hijo de Pāṇḍu, sentado en la cuadriga que ostentaba el estandarte con la efigie de Hanumān [...]
El emblema de Hanumān, el Dios mono, es una señal de victoria y protección, porque Hanumān cooperó con el Señor Rāma en la batalla contra Rāvaṇa, y el Señor Rāma logró la victoria. Ahora, tanto Rāma como Hanumān se hallaban presentes en la cuadriga de Arjuna para ayudarlo, aunque él no lo supiera. Puesto que el Señor Krishna es el propio Rāma, y dondequiera que está el Señor Rāma, también está presente Su servidor eterno, Hanumān. Arjuna no tenía razón para temerle a ningún enemigo, porque los Dioses estaban con él, y la batalla, de hecho, la tenía ganada desde antes de empezar.
9. La evidencia epigráfica, literaria, tradicional y astronómica, indican unánimemente que los eventos del Mahābhārata tuvieron lugar entre los siglos XXXII - XXXI a.n.e., es decir, hace unos cinco mil años atrás. Y en concreto, la guerra de Kurukshetra ocurrió entre el 25 de noviembre del año 3.067 a.n.e., hasta el 12 de diciembre del mismo año, durando un total de 18 días. Otros cálculos matemáticos y astronómicos indican que la guerra pudo haber ocurrido un 25 de octubre del año 3.162 a.n.e., y finalizando el 12 de noviembre del mismo año. Como se puede apreciar no existe mucha diferencia entre ambas dataciones, considerando la antigüedad del evento.
10. Todo lo que he escrito en esta publicación, es apenas una insignificante gota de agua en el basto mar de sabiduría que posee el Mahābhārata. Por lo tanto, si desea leer todas las glorias de Krishna, por favor, no dude en adquirir un ejemplar del mismo, o bien, del Bhagavad-gītā o del Śrīmad-Bhāgavatam.
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