Antes de abordar el significado de las eras Yuga en el hinduismo, veremos que dicha concepción de tiempo también se encuentra presente en otras civilizaciones, por ejemplo, en la griega.
Hesíodo, un poeta y filósofo griego del siglo VIII a.n.e, fue una figura intelectual que abordó la existencia de estas edades, puesto que en su obra "Trabajos y Días" describe la sucesión de edades como un ciclo de declive: comenzando por la edad oro, edad de plata, edad de bronce y finalmente la edad hierro. También agrega la interesante idea de que éstas edades no solo cambian la calidad de vida, sino que también el estado de los humanos después de la muerte. La gente de las edades de oro y plata, cuando murieron, se convirtieron en espíritus que velan y benefician a la raza humana. La gente de la edad de bronce no era inmortal en ese sentido, sino que descendió a una existencia crepuscular en el Hades, al igual que las personas de la Edad de Hierro, quienes además estaban en un declive máximo de todos los aspectos morales y éticos.
La cultura posclásica aprendió de las Cuatro Edades principalmente a través de Virgilio y Ovidio. En el primer libro de sus Metamorfosis (I, 89-261), Ovidio describe que las razas van disminuyendo en felicidad y virtud hasta el Diluvio universal. Después de eso, un nuevo orden de humanos, animales y plantas se levantó de la tierra, similar a lo que se narra también en el Popol Vuh maya y en otras cosmovisiones mesoamericanas; nuevos pueblos que surgen a partir de un cataclismo que borró las civilizaciones anteriores.
Las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo, islamismo) no comparten el concepto "pagano" de múltiples ciclos de creación y destrucción, sin embargo, esto es contradictorio puesto que es posible encontrar dichas influencias en sus escritos. Los monoteísmos abrahámicos comienzan con el Jardín del Edén (antes de la caída) como un perfecto equivalente a la Edad de Oro o Satya Yuga; en donde solo existía pureza, perfección y paz. Para continuar el paralelismo, la Edad de Plata podría ser la era de los patriarcas bíblicos que todavía tenían intimidad con Dios, además de tener vidas muy longevas; la Edad de Bronce la de los profetas y reyes sagrados, que pese a tener conexiones divinas estaban impregnados en guerras y masacres; y finalmente la Edad del Hierro, desde el exilio de Babilonia hasta nuestros días. Esta última era terminará con el Juicio Final o Armagedón, después de lo cual los cristianos elegidos entrarán a la Nueva Jerusalén y los musulmanes al Jardín del Paraíso. Los judíos tienen su expectativa mesiánica correspondiente.
La tradición hindú tiene la más profunda versión de las Cuatro Edades, y fue de esta civilización que dicho conocimiento llegó a manos de griegos, hebreos, y de otros pueblos antiguos. Los Puranas y las Leyes de Manu (libros sagrados del hinduismo), están de acuerdo en que los cuatro Yugas están en la proporción 4: 3: 2: 1 en cuanto a duración. Sus nombres son, como mencioné al comienzo: "Satya Yuga" (Edad de Oro o Edad de la Verdad), "Treta Yuga" (Edad de Plata o Edad de Tres Partes), "Dwapara Yuga" (Edad de Bronce o Edad de Dos partes) y "Kali Yuga" (Edad de Hierro o Edad del Conflicto), y los cuatro juntos constituyen un "Mahā Yuga", que se traduce como Gran Ciclo.
En términos generales, el ciclo comienza con Satya Yuga, en donde la veracidad predomina sobre toda la faz de Tierra; hay justicia, rectitud, armonía, hermandad y prosperidad. Prácticamente todas las culturas y civilizaciones del planeta hablan de una época en la que existió una edad de oro, hasta que finalmente llegó el momento de la transición a una edad menos perfecta. La edad que sigue al Satya Yuga se conoce como Treta Yuga, también conocida como la Edad de Plata. Se sabe que hay un deterioro perceptible en la calidad de vida entre estas dos edades. El Treta Yuga es a su vez seguido por el Dvapara Yuga, que también se conoce como la Edad del Cobre. Así como cada metal precioso se vuelve menos puro y refinado, los nombres de estos yugas reflejan la degradación de la civilización a medida que se desarrollan inexorablemente en el plano terrestre. Finalmente llegamos al Kali Yuga o Edad de Hierro, en donde la humanidad se impregna en caos, guerras, hambre, corrupción, avaricia, enfermedades, ignorancia, falsedad y violencia; el reino de la mentira se impone ante la verdad, y los hombres se matan mutuamente.
Como resultado de las guerras, los desastres mundiales y la caída de las civilizaciones anteriores: la ciencia material y tecnológica lograda por los antiguos a menudo se pierde para la humanidad siguiente. Es por ello que nuestros científicos modernos se hayan desconcertados sobre cómo algunos pueblos antiguos pudieron haber construido obras arquitectónicas tan complejas y aparentemente imposibles para la época, las cuales presentan un nivel de precisión increíble. Las pirámides de Egipto, el Serapeum y el Osirión son un claro ejemplo de una sofisticada tecnología ancestral, perdida actualmente para nosotros y prácticamente irreplicable. Podemos ver la misma configuración precisa de los megalitos de Egipto en Irak, Perú, Bolivia, India, China, Göbekli Tepe, etc., y notar que dichas construcciones fueron elaboradas con una tecnología avanzada y desconocida para nosotros, puesto que ser perdió con el tiempo.
¿Qué son las Yugas Hindúes y de dónde provienen?
Durante el período de elaboración de la sofisticada y muy compleja astronomía hindú, que se expuso definitivamente en los tratados Siddhāntas y también por autores como Aryabhat, Brahmagupta, Varahamihira, etc., se desarrollaron nociones védicas sobre el ciclo de los años, abarcando números redondos de años solares y lunares, y luego se expresaron en libros sagrados como el Bhāgavata Purāṇa y el Vāyu Purāṇa.
Por un lado, se calcularon ciclos mayores para incluir las revoluciones de los planetas, y se elaboró la teoría de una conjunción general de cuerpos celestes a 0° de longitud después de la finalización de cada ciclo. Por otro lado, los cosmólogos especularon sobre la existencia de varios ciclos sucesivos que constituyen períodos sucesivos de evolución e involución del universo. El período calculado como base de la cronología del universo fue el "Mahā Yuga", que consta de 4.320.000 años siderales, el cual se encuentra dividido por las 4 edades mencionadas al principio, Satya Yuga, Treta Yuga, Dvapara Yuga y Kali Yuga.
Los cálculos para respaldar los años cósmicos provienen de una cosmovisión hindú muy compleja, intrínsecamente relacionadas con el Dios Brahmā, quien es le creador del universo material.
Los textos sagrados de la India, nos dicen que en un principio no existía nada; ni la materia, ni el tiempo, ni el espacio. Podríamos definir esta condición como si fuese una especie de vacío, descrito como un mar de aguas amorfas condensadas con energía primigenia (Brahman).
[Nota: Brahman es el principio abstracto y trascendental del universo, el gran Dios, creador y origen de todo lo existente. Si bien ambos términos se parecen; Brahman no debe confundirse con Brahmā].
En un acto de auto-creación; el Señor Vishnu emerge de este caos primigenio en su forma de "Mahā-Viṣhṇu", un Dios celestial que se haya en un profundo y constante estado de sueño, el cual le permite expandir su mente a niveles creativos inconmensurables. En un momento dado, Mahā-Viṣhṇu soñó con crear un universo físico, y en ese momento brotó una flor de loto de su ombligo, de la cual emanó una energía llamada "Púrusha", y luego, se concibieron los primeros principios de la materia; "Prakriti".
Púrusha y Prakriti se mezclaron entre sí, formando una especie de huevo dorado denominado "Hiranyagarbha", en donde todo el potencial creativo de Mahā-Viṣhṇu (energía, tiempo y materia) estaban siendo fecundados en su interior.
La eclosión del huevo generó una explosión inmensa que terminó creando cientos y miles de universos materiales, entre ellos el que nosotros habitamos.
Desde un punto de vista científico, la visión hindú sobre el origen del universo resulta asombrosa, puesto que están describiendo al pie de la letra los postulados actuales del Big Bang, solo que en lugar de una explosión, se habla de una eclosión; la eclosión del Hiranyagarbha, en cuyo interior se hallaban contenidos los principios necesarios para formar tiempo y materia, es decir; Púrusha y Prakriti, que perfectamente podría equivalen al "período de recalentamiento" del Big Bang; aquella fase transitoria en la que el universo estaba comenzando a formar las primeras partículas y constituyentes del futuro universo. Luego, la eclosión del huevo equivale a lo que establece el bosón de Higgs con los inflatones; los responsables de producir la gran explosión.
Cuando un universo es creado, Vishnu se expande y se manifiesta con otra forma divina, denominada; "Kṣīrodakaśāyī-Viṣṇu", el cual se encarga de entrar en cada átomo del mundo físico para dotarlo con gracia y energía divina. Esto significa que todos los cuerpos y objetos materiales del universo, desde los más pequeños a los más grandes; están hechos por el mismo principio divino, yaciendo Dios en todos y cada uno de ellos. Gracias a Kṣīrodakaśāyī-Viṣṇu, todos los seres vivos, sean humanos o animales, disponen de una partícula divina llamada "Paramātmā", que se traduce como "alma", nuestro vehículo espiritual con el que podemos entrar a planos superiores de conciencia, y la cual hace posible la reencarnación. Otra manifestación del Señor es "Garbhodakashayi Vishnu", que entra en cada uno de los universos para supervisarlos. Es por ello que etimológicamente "Vishnu" significa "Todo penetrante" o "El que todo impregna", puesto que yace en todos los universos.
Esta ilustración refleja bastante bien lo anteriormente dicho. En la pintura observamos el trance creativo de Mahā-Viṣhṇu, mientras que las burbujas representan los miles de universos creados, y dentro de cada burbuja; se observa a Kṣīrodakaśāyī y Garbhodakashayi, que son sus proyecciones o manifestaciones.
Ahora, los textos sagrados nos cuentan dos versiones sobre el origen de Brahmā. El primero, es que Brahmā nace junto con la eclosión del Hiranyagarbha, y la segunda, es que nace directamente del ombligo de Vishnu, emergiendo desde una flor de loto. Debido a esto se le conoce con el epíteto ya mencionado de "Nābhija", que significa "Nacido del ombligo". Pero independientemente de la versión, lo cierto es que Brahmā nace a causa de Vishnu. Es por ello que, iconográficamente, Brahmā siempre es retratado con barba y cabellos blancos, en señal de vejez. Esta es una manera de recordarnos que Brahmā fue el primer ser vivo de la creación.
Una vez entendida la explicación hindú sobre la creación del universo, podemos pasar a lo que nos compete: el "Soplo de Vishnu", también llamado, "Año de Brahmā".
Resulta que el tiempo celestial, es decir, el tiempo de los Dioses, es completamente diferente al de los seres humanos en este planeta, y de hecho, en cualquier otro. Por ejemplo, un día en la vida de Brahmā, equivale a un total de cuatro millones trescientos veinte mil años terrestres (4.320.000), cifra que se conoce como "Mahā Yuga". Y si a esto le sumamos la noche, obtenemos un total de ocho millones seiscientos cuarenta mil años terrestres (8.640.000).
Se dice que Brahmā vive durante 100 años, cada año se compone por 360 días divididos en 12 meses iguales, de 30 días cada uno, y cada día tiene la misma cantidad de días y noches (la suma de ambos se conoce como "Kalpa"). Cada Kalpa tiene 14 manvantaras con 15 sandhyas (coyunturas parciales de devastación) que las separan. Cada manvantara tiene 71 mahā yugas. Cada mahā yuga tiene cuatro yugas: Satya Yuga, Treta Yuga, Dvapara Yuga y Kali Yuga, cada una con una relación de duración de 4: 3: 2: 1.
El hinduismo nos dice que todos los universos creados por Mahā-Viṣhṇu, poseen una duración limitada de existencia. Dicho tiempo se conoce como "Soplo de Vishnu", o "Año de Brahmā", y dura un total de 100 años divinos.
Si un día completo de 24 horas en el tiempo celestial dura ocho millones seiscientos cuarenta mil días terrestres, entonces, un año celestial es el equivalente a tres mil ciento diez millones cuatrocientos mil años (3.110.400.000). Y si se nos dice que el "Soplo de Vishnu", o "Año de Brahmā", dura 100 años, obtenemos un total de trescientos once billones cuarenta mil millones de año terrestres (311.040.000.000.000), lo cual corresponde al ciclo total de vida de cada universo. Esa es la duración máxima.
Una vez transcurrido dicho tiempo, todos los universos se destruyen en su totalidad, para luego volver a nacer.
Por eso se le llama "Soplo de Vishnu", porque cuando Mahā-Viṣhṇu exhala en su profundo sueño; crea miles de universos, naciendo un Brahmā en cada uno de ellos, y cuando Vishnu inhala; todos los universos son absorbidos, destruyéndose por completo gracias a la acción del Dios Shiva, el aniquilador del universo, y quien permite que toda la materia pueda desintegrarse y ser purificada. Esto ya se explicó profundamente en los siguientes enlaces:
Producto de este acontecimiento, Brahmā, así como otros Dioses, terminan muriendo, o más bien; se disuelven en el Brahman inmortal abstracto, para luego volver a manifestarse. Este ciclo de nacimiento y destrucción se repite de forma perpetua, infinita e ininterrumpida. Por ejemplo, en el Bhagavad-gītā 8.19 se lee: "Multitudes de seres nacen repetidamente con la llegada del día de Brahmā, y se reabsorben con la llegada de la noche cósmica, para manifestarse de nuevo automáticamente con la llegada del siguiente día cósmico".
Actualmente, han transcurrido 50 años de Brahmā. El último Kalpa al final del año 50 se llama Padma Kalpa. Hasta la fecha nos situamos en el 28º Mahā Yuga de Kali Yuga, que comenzó en la medianoche del 17-18 de febrero del año 3102 a.n.e., (según el calendario juliano), lo que equivale a 5.122 años humanos cursados del Kali Yuga, y por ende se han cursado 3.885.122 años del actual Mahā Yuga. Quedan por lo tanto 426.878 años para completar este 28º Kali Yuga y terminar el ciclo. Curioso es que para los mayas esta fecha comenzó en el año 3114 a.n.e, una mínima diferencia.
Efectivamente, todo esto puede resultar muy complejo y extenso, además de poseer muchos cálculos tanto matemáticos como astronómicos, sin embargo intentaré sintetizarlo de la manera más clara y resumida posible.
Se nos dice que 1 día y 1 noche en la vida de Brahma equivalen a 2000 Mahā Yugas, por ende, si queremos saber cuánto dura un día entero de 24 horas en su vida (considerando día y noche), tendríamos que multiplicar 4.320.000 por 2000, operación cuyo resultado total es: 8.640.000.000 años terrestres, esto dura un día en la vida de Brahma, los cuales se denominan "Kalpas".
Ahora, también se nos dice que Brahma actualmente tiene 51 años, y que cada año está compuesto por 360 días. Por lo tanto para saber la edad de Brahma primero debemos multiplicar 1 Kalpa (8.640.000.000) por 360, lo que nos arroja un resultado final de 3.110.400.000.000 años (es decir 36.000 Kalpas), lo que se denomina: "Año de Brahma". Entonces, ahora tenemos que multiplicar un Año de Brahma por 50, esto nos da 155.520.000.000.000 años terrestres (no se multiplica por 51 ya que todavía estamos cursando el 28º Mahā Yuga de Kali Yuga).
Estos números no han sido tomados al azar, sino que se deben a complejos cálculos astronómicos y matemáticos. Incluso científicos modernos se han admirado de los precisos cálculos hindúes, incluyendo a Carl Sagan, quien dijo:
"La religión hindú es la única de las grandes religiones del mundo dedicada a la idea de que el propio Cosmos sufre un inmenso, de hecho, infinito número de muertes y renacimientos. Es la única religión en la que las escalas de tiempo corresponden a la cosmología de los científicos modernos. Sus ciclos van desde nuestro día y noche ordinarios, hasta el día y la noche de Brahma, de 8,64 mil millones de años, más largos que la edad de la Tierra o el Sol y aproximadamente la mitad del tiempo desde el Big Bang "
De hecho, las últimas noticias sobre los agujeros negros y otros temas como física cuántica, muestran que los hindúes fueron y son la única raza antigua que entendió el funcionamiento del universo.
Características de cada edad
Se narra que los períodos de transición entre yugas están siempre asociados con un colapso mundial y catástrofes medioambientales, que terminan borrando las civilizaciones casi por completo y obligándolas a empezar desde cero, lo cual es curioso porque deja al descubierto lo poco y nada que sabemos sobre civilizaciones más antiguas a la nuestra, que evidencian haber tenido un pasado mucho más adelantado y sofisticado. Es de creer que las sociedades del futuro nos verán como seres arcaicos y primitivos cuando encuentren nuestros edificios y monumentos sumergidos bajo toneladas de tierra y escombro, tal como nosotros hacemos con todas las civilizaciones pasadas.
Por ejemplo, las civilizaciones que vivieron en Dvāpara Yuga fueron tremendamente adelantadas y sofisticadas, y no fueron seres primitivos como erróneamente se nos hace creer. Estas culturas desaparecieron y dejaron grandes vestigios de su existencia, como las mega estructuras monolíticas que posteriormente sirvieron como asentamiento para las civilizaciones de la nueva era. Un ejemplo es el Osirión de Egipto, el cual, realmente, no tiene ningún detalle atribuible a la cultura egipcia, y pareciera que ellos se hubieran instalado alrededor de estas ruinas, al igual que la esfinge, que como he demostrado en publicaciones anteriores (AQUI) podría tener más de 10.000 años de antigüedad, y así muchas otras estructuras que todavía siguen desconcertando a la ciencia moderna.
A continuación se detallan las características de cada una de las edades:
Satya Yuga es la primera era del Mahā Yuga, y significa "Edad de Oro" o "Edad de la Verdad". Esta edad se caracteriza por la evolución interna de los seres humanos, quienes viven de forma fraterna, pacífica y armoniosa; sin guerras, sin crímenes, sin corrupción y sin apego a lo material o mundano. Aquí, todos los hombres son espirituales, buscan la perfección, el conocimiento, y ponen la meditación en primer lugar. Los seres de esta época tenían la piedad y las cualidades divinas incorporados en su psique; ellos no sabían sobre codicia, lujuria, tristeza ni odio. Los hombres de Satya Yuga son tremendamente rectos, amorosos y disciplinados, ellos tenían desarrollado el Sattva (cualidades santas) y vivían como Dioses en la tierra, además, fácilmente podían entrar en los mundos sutiles debido a su conciencia pura. También fueron videntes y conocedores del Ser que podían asumir cuerpos astrales con total voluntad, pudiendo así conocer las grandes verdades del universo (que posteriormente se transmitirían en las edades siguientes a través del culto y la literatura sagrada). Como estaban libres de impurezas, tenían vidas más largas, pudiendo vivir hasta los 100.000 años, ya que no existían ni las enfermedades ni el hambre, además de que las condiciones climáticas son perfectas y existe mucha abundancia. En esta era no existe la maldad ni la codicia, los seres humanos son amables, pacíficos, honestos, eruditos, virtuosos, trabajan todos juntos para el bien común de las sociedades, siempre de forma recta, transparente y honrada. Aquí no existen diferencias ni clases sociales, al contrario, la humanidad se comporta como una hermandad global. Las personas que nacen en Satya Yuga estarán dotadas de inteligencia, pureza, iluminación, rectitud, conocimiento, valentía, humildad, salud, disciplina y un poder interior innato, el cual, simplemente resulta milagroso ante nuestros ojos imperfectos. Todos están inclinados hacia el conocimiento supremo, y todas las acciones realizadas tienen la intención de alcanzar la dicha celestial.
Este es el segundo yuga en orden cronológico. Los seres en esta época aún conservaban gran parte de su pureza y de sus cualidades divinas, pudiendo entrar en los mundos sutiles para comunicarse con los Dioses de manera directa. Muchos hombres permanecieron rectos; siendo grandes eruditos libres de maldad y corrupción. Sin embargo, con el paso del tiempo, los seres humanos de esta era se tornaron cada vez más físicos, adquirieron discernimiento y comprensión de la naturaleza de las cosas, y ganaron gusto por el placer terrenal, cayendo en las garras de "māyā" o "ilusión". Los poderes mentales que las personas poseían comenzaron a desaparecer progresivamente, y del mismo modo, la presencia de impurezas se intensificó; los hombres perdieron la conciencia de sus cuerpos de felicidad, y se sometieron al sufrimiento y al engaño. En esta época coexistieron masivamente dos tipos de personas: los rectos y los corrompidos. En consecuencia, algunos hombres eran piadosos mientras que otros estaban absortos en pecados, algunos eran extremadamente felices, y otros eran extremadamente infelices. Las personas se tornaron progresivamente egoístas e individualistas, quebrándose la unidad de la era anterior. El humano comenzó a ser cada vez más territorial, y surgieron muchos conflictos por territorios y tierras fértiles. Fue entonces cuando las viviendas comenzaron a construirse, ya que antes no habían lugares fijos para los seres humanos. Tales viviendas fueron construidas en montañas y ríos cercanos con el fin de aprovechar los recursos naturales, y así nacieron muchos pueblos. Habiendo desaparecido la abundancia de la era anterior, la gente tenía que buscar medios de sustento para poder sobrevivir. Esto lo encontraron en los árboles, las hierbas, la minería, la agricultura y la caza; y de hecho, aquí comenzó la explotación de los recursos naturales y la matanza de animales (en Satya Yuga todas las personas eran vegetarianas). Las condiciones climáticas y atmosféricas se tornan más adversas, habiendo cambios climáticos, contaminación del ambiente, explotación y desastres naturales. Los humanos ya no son tan longevos ni saludables, llegando a vivir como máximo unos 10.000 años, puesto que las enfermedades y otros males se hacen presentes. Las personas comienzan a perder contacto con su identidad espiritual, y erróneamente realizan sacrificios animales y humanos para apaciguar, según creen; la ira de los Dioses. En esta época, debido a todos los cambios y reestructuras; nacen las clases sociales, que en la India se dividen principalmente en "Brahmānas" (eruditos espirituales y sacerdotes), "Kshatriyas" (guerreros, milicia, terratenientes), "Vaishyas" (comerciantes, administradores, banqueros), "Shudras" (trabajadores, peones, sirvientes) y "Paraiyars" (esclavos, prostitutas, y rechazados en general). Este sistema de castas se extendió en todo el mundo bajo el nombre de "clases sociales", el cual predomina hasta nuestros días. El conflicto entre Dioses y demonios se intensificó y se extendió al microcosmos de los humanos en la Tierra, por el cual se volvieron vulnerables a las malas influencias. Así es como se desarrolla nuestro segundo yuga; una mitad de la población permanecía pura, mientras que la otra se entregó al vicio y al pecado, teniendo ambos bandos que coexistir y subsistir.
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