En el Hinduismo, la religión más antigua del planeta, se establece que el consumo de carne resulta ser totalmente perjudicial para nuestro desarrollo interno, siendo una actividad pecaminosa que el devoto deberá evitar si desea mantenerse alejado de energías dañinas y mal karma.
Desde tiempos inmemoriales, los sabios de la antigua India reconocieron la espiritualidad en todas las especies vivientes, llamando a proteger, respetar y valorar la vida de los animales, y no exclusivamente por motivos éticos, sino que también por la deuda kármica que una persona adquiere al asesinar y consumir otra vida.
En la presente publicación se adjuntan todas las razones por las cuales debemos evitar el consumo de carne, basándonos lógicamente en lo que dictan los textos sagrados del Hinduismo.
El Hinduismo nos dice que la raza humana tiene el deber moral y espiritual de tratar a los animales como amigos y compañeros, incitándonos a mantener una relación saludable en donde exista respeto y benevolencia para con todos los seres vivos.
Esto se conoce como "Ahiṃsā" (अहिंसा), que significa "No Violencia" en sánscrito, siendo uno de los pilares fundamentales de esta religión.
Los sabios hindúes definen el Ahiṃsā como una actitud de benevolencia universal en donde todos sus practicantes deben abogar por la paz, y esto se debe a dos principales razones:
A. Primero, porque todos los seres vivos tienen una Chispa Divina en su interior, por lo tanto, herir a otro ser viviente es herirse a uno mismo, y también a la Divinidad Suprema que mora dentro, y allí es en donde se incurre en el pecado. ¿Cómo podríamos asesinar o herir a otra criatura en cuyo interior también vive Dios?
B. Y en segundo lugar, por las consecuencias kármicas que contrae la violencia y el consumo de carne, afectando directa y perjudicialmente el desarrollo evolutivo de los seres humanos en cada reencarnación.
Por lo tanto, Ahiṃsā busca reprimir cualquier tipo de acto que evoque violencia, especialmente contra animales.
El Señor Krishna por ejemplo, quien encarnó en nuestro plano como un humilde pastor de vacas, enseña que Él habita dentro de cada criatura, y que por lo tanto, debemos ser amables con ellos.
De hecho, Krishna dice claramente que no existe distinción alguna entre un hombre o las distintas especies animales que abundan en el cosmos, por lo tanto, ¿qué nos hace creer que tenemos el derecho de quitarle la vida a otra especie? ¿Por qué hemos de creer que la raza humana es superior a otra ?
Por ello Krishna dice:
“El sabio humilde, en virtud del conocimiento verdadero, no hace distinción entre un sacerdote erudito, una vaca, un elefante, un perro y un paria.”
Y esto se complementa con:
"Sepa que solo el sabio que nunca daña ninguna forma de vida, ya sean insectos, gusanos, pájaros o plantas, es una persona que busca el verdadero conocimiento".
El Hinduismo explica y advierte que el consumo de carne se considera una actividad pecaminosa que contamina el cuerpo y la mente, además de interrumpir nuestra evolución espiritual.
La literatura hindú señala que la carne hace que los hombres sean más violentos, ignorantes e iracundos, aumentando también las deudas kármicas de cada alma. Por ello, lo correcto sería evitar este tipo de alimentos y optar por una dieta basada en verduras, frutas, granos, cereales, etc.
Son innumerables los versículos bíblicos en donde se rechaza tajantemente el consumo de carne.
Por ejemplo, en el libro sagrado; "Manusmṛiti", o "Leyes de Manu", se cataloga como asesinos a todos aquellas personas que se ven involucradas en el consumo de carne:
"El que aprueba, el que mata, el que corta, el que compra y el que vende, el que cocina, el que sirve y el que come, son asesinos".
[Manusmṛiti 5.51]
Esto es realmente cierto; el pecado de la matanza y de la carne cae en todos aquellos que participan en el acto.
La mayoría de las personas serían incapaces de matar a un animal con sus propias manos, sea una vaca, un cerdo, un pollo, etc., sin embargo, no tienen reparo en ir a comprar carne en un supermercado, siendo una gran contradicción. Las personas piensan que están libres de culpa si consumen la carne de animales asesinados por otros, pero como bien enseña el hinduismo; el pecado incurre tanto en quien consume, como en quien sirve, quien prepara, quien cría, quien transporta, etc., no hay diferencia. Según la ley del karma, todos los implicados en la matanza de un animal son culpables.
El Mahābhārata, otro importante libro sagrado, también presenta un fuerte rechazo al consumo de carne, exponiendo toda la negatividad adyacente a ello.
De igual modo, se cataloga como demonios a todas aquellas personas deseosas de comer carne, existiendo tantos alimentos vegetales a disposición:
"¡Ay, esos hombres crueles que, descartando diversos tipos de alimentos sólo codician la carne, son realmente como demonios!".
El mismo libro dice que la abstinencia de consumir carne resulta ser una prioridad espiritual elevada:
"Por eso, oh monarca, sabe que el descarte de la carne es el más alto refugio de la religión, del cielo y de la felicidad. La abstención de injurias es la religión más elevada. Está, de nuevo, la más alta penitencia. Son también las verdades más elevadas de las que procede todo deber. La carne no se puede obtener de la hierba, de la madera o de la piedra. A menos que se mate a un ser vivo, no se puede tener. De ahí la culpa de comer carne".
[Mahābhārata 13.115]
En el libro sagrado, Átharva-veda, se deja en claro que el cuidado de los animales resulta ser uno de los compromisos más importantes que un verdadero devoto debe tomar y cumplir a lo largo de su vida:
"Aquellas almas nobles que practican la meditación y otras formas de yoga, que siempre se preocupan por todos los seres y que protegen a todos los animales, son las almas que realmente se toman en serio las prácticas espirituales".
De igual modo, se afirma que los hombres que defienden a los animales y evitan el consumo de carne generan gran mérito para llegar a planos superiores tras la muerte, evitando el naraka (infierno):
"En tiempos pasados, muchos hombres justos, al dar la carne de sus propios cuerpos protegían la carne de otras criaturas, y como consecuencia de tales actos de mérito, han ido al cielo".
[Mahābhārata 13.114]
"Altos Rishis (sabios videntes) dedicados a la observancia de los votos y al autocontrol, han dicho que la abstención de comer carne es digna de toda alabanza, productora de fama y del Cielo, y una gran propiciación en sí misma".
"Ese hombre, oh rey, que se abstiene de toda clase de carne desde su nacimiento, sin duda, adquiere un gran espacio en el Cielo. Los que comen carne de animales deseosos de vida, son ellos mismos devorados por los animales que comen, sin duda".
Se clasifica el consumo de carne como un acto de matanza, independientemente si fue uno quien asesinó al animal o no:
"El que come la carne de animales que están deseosos de vivir, pero que han sido asesinados por él mismo o por otras personas, incurre en el pecado de la matanza y la crueldad. El que compra carne está matando seres vivientes a través de su dinero. El que come carne mata criaturas vivientes a través del simple acto de comer. El que ata o captura también mata a los seres vivos junto con el degollador. Esos son los tres tipos de matanza, cada uno de estos tres actos es así. El que no come carne pero aprueba un acto de matanza se mancha con el pecado de la matanza".
[Mahābhārata 13.115]
Como pudimos observar en los versos citados, el pecado relacionado con la muerte de animales resulta ser tan grave, que incluso incurren en pecado aquellos que no se ven directamente involucrados en la muerte del animal, pero sí en su consumo y distribución.
La explicación continúa en el Mahābhārata:
"¿Cuáles son los deméritos del que come carne matando a una criatura viviente? ¿Cuáles son los méritos de quien come la carne de los animales muertos? ¿Cuáles son los méritos y deméritos del que mata a un ser vivo por otro? [...] Hay que aplaudir la abstención de la carne. Ha dicho el Autonacido Manú que aquel hombre que no come carne, o que no mata seres vivientes, o que no los hace matar, es amigo de todas las criaturas. Tal hombre es incapaz de ser oprimido por ninguna criatura. Goza de la confianza de todos los seres vivos. Goza siempre, además, de la aprobación y el elogio de los hombres justos. Nārada, de alma justa, ha dicho que el hombre que desea aumentar su propia carne comiendo la carne de otras criaturas, se encuentra en calamidad".
La carne, tal como un vicio, es difícil de dejar:
"Es extremadamente difícil dejar la carne después de que uno se ha familiarizado con su sabor. De hecho, es extremadamente difícil para tal persona observar el alto voto de abstención de comer carne. [...] Incluso esta es la alta religión que aplauden los hombres de sabiduría. [...] Los hombres dotados de inteligencia y las almas limpias deben siempre comportarse con otras criaturas de la manera que les gustaría ser tratados".
[Mahābhārata 13.115]
Y esto también se aprecia en otros textos, por ejemplo:
"Cometer asesinato o causar dolor a alguien, ya sea en pensamiento, palabra o hecho, de forma leve o severa, o realizar cualquier tipo de acto que no esté autorizado por los Vedas: es violencia. Bajo la inspiración de la benevolencia, el hombre debe comportarse con todas las criaturas vivientes, ya sea en pensamiento, palabra o acción; de la misma forma en que le gustaría ser tratado. Una mente dedicada a servir a la humanidad lo mejor que pueda, llegará a establecer la benevolencia, cuya importancia es confirmada por aquellos que conocen los Vedas. "
[Jabala Darshana Upaniṣad 1.7-1.8]
El Hinduismo también enseña que el nivel de nuestra conciencia se ve determinado por el flujo vibratorio de aquellos alimentos que ingresan a nuestro organismo.
Cuanto más natural y apacible sea la comida, más sana y apacible será nuestra conciencia, puesto que su vibración ingresa en el organismo para posteriormente imprimirse en ella.
El consumo de una dieta vegetariana brinda comportamientos nobles y dota al individuo con una perspectiva diferente del mundo, haciendo que su desarrollo espiritual sea más intenso y que incluso posea mejor salud.
Sin embargo, ocurre todo lo contrario si comemos productos cárnicos, puesto que se trata de un alimento con una carga vibratoria muy densa y negativa.
La carne se encuentra contaminada con todos los sentimientos y terrores del animal sacrificado, sobre todo aquellos que se plasman en sus últimos minutos de vida, cuando el animal se petrifica ante el miedo y la angustia del matadero. Por ello se dice que:
"El pecado de comer carne se adhiere a la mente, a las palabras y a los actos. Es por esta razón que los hombres sabios que están dotados de penitencias se abstienen de comer carne. [...] Bien aliñada, cocinada con sal o sin sal, la carne, cualquiera que sea la forma que se la ingiera, atrae gradualmente la mente y la esclaviza".
Es sabido que los animales sufren toda clase de tortura, maltrato y situaciones de estrés durante el proceso de cría, engorde y sacrificio.
Ese miedo, esa agresión y ese sufrimiento, que siempre está presente y que se intensifica en el matadero, también se volverá parte de nuestra propia conciencia, la cual se reflejará en nosotros mismos y en nuestro entorno, creando comportamientos salvajes, violentos y entorpecidos.
El Mahābhārata comenta esto, afirmando que el miedo y los sentimientos negativos de un animal antes de morir se imprimen en su carne, para posteriormente impregnarse en su consumidor, y que los animales sienten el mismo terror ante la muerte como sienten los seres humanos:
"Se ve que incluso aquellos hombres que están en posesión de conocimientos y que buscan alcanzar el bien supremo en forma de liberación, no están libres del miedo a la muerte. ¿Qué queda para aquellas criaturas inocentes y sanas (los animales), dotadas de amor a la vida, cuando son buscadas para ser muertas por miserables pecadores que subsisten de la matanza?".
[Mahābhārata 13.115]
En tiempos modernos, la zootecnia ha confirmado que la calidad de un alimento cárnico dependerá del bienestar psicológico del animal, y que tanto el miedo, el estrés y la angustia influyen en la textura y el sabor de la carne.
Por lo tanto, es un hecho que el consumo cárnico equivale a permitir que a nuestro organismo ingrese un alimento pútrido y contaminado por emociones negativas. Si el miedo y el estrés del animal provocan que la carne se transforme en un producto de menor calidad, imaginemos ahora lo que provoca a nivel de conciencia.
Los textos sagrados corroboran este principio, diciendo por ejemplo que: "La mente se nutre con la comida" (Chandogya Upanishad 6.5.4), y que "Si uno come alimentos puros, la mente se vuelve pura" (Chandogya Upanishad 7.26.2).
Por si fuera poco, las sagradas escrituras nos dicen que los animales que hayan sido asesinados por el hombre; conservarán sus rasgos salvajes y primitivos en su próxima vida al no haber alcanzado un mayor grado de conciencia, lo cual contribuirá a la violencia y al caos de nuestra sociedad.
Básicamente, el animal asesinado nacerá en un futuro como un hombre violento, salvaje e iracundo que contribuirá a la degeneración del orden y la moral:
"El hombre que quiera evitar calamidades de todo tipo debe abstenerse de la carne de toda criatura viviente. [...] Si no hubiera nadie que comiera carne, tampoco habría nadie que matase criaturas vivientes. El hombre que mata a los seres vivos, los mata por causa del que come carne. Si la carne fuera considerada como no comestible, entonces no habría matanza de criaturas vivientes. Es por causa del que come que la matanza de criaturas vivientes continúa en el mundo".
[Mahābhārata 13.115]
Hoy en día, nuestro planeta Tierra está atravesando una era en donde la moral y la ética se ha desvirtuado, corrompido y degenerado por completo. Parte de esto, se debe a que el ser humano lleva milenios asesinando a los animales inescrupulosamente para diversos propósitos, en especial con fines alimenticios.
De igual modo, la literatura hindú establece claramente que las personas que matan animales serán asesinados en la próxima vida mediante un proceso similar, contribuyendo a un ciclo sin fin de asesinatos y sufrimiento, como podemos apreciar en los siguientes versículos:
"Aquellas personas que ignoran los principios religiosos reales, pero que se consideran completamente piadosas, y sin escrúpulos cometen violencia contra animales inocentes que confían plenamente en ellos. En sus próximas vidas, esas personas pecadoras serán devoradas por las mismas criaturas que han matado en este mundo".
"El gran santo Nārada dijo: 'Oh, gobernante de los ciudadanos, mi querido rey, por favor mira en el cielo a estos animales que has sacrificado sin compasión y sin misericordia en la arena de los sacrificios. Todos estos animales esperan tu muerte para vengar las heridas que les has infligido. Después de tu muerte, te perforarán el cuerpo con furia como con cuernos de hierro".
"Esas personas feroces que se dedican a la matanza de criaturas vivientes, nunca encontrarán protectores cuando estén en necesidad. Tales personas siempre deben ser molestadas y perseguidas, incluso como bestias de presa. Por codicia o estupefacción del entendimiento, por fuerza y energía, o por asociación con los pecadores, se manifiesta en los hombres la disposición a pecar. Ese hombre que busca aumentar su propia carne al comer la carne de otros, tiene que vivir en este mundo con gran ansiedad, y después de la muerte tiene que nacer en razas y familias inferiores".
[Mahābhārata 13.115]
"Se ve que los que codician la carne serán cocinados repetidamente antes del útero. Alcanzando diversas clases de nacimientos, ellos serán cocinados en el infierno llamado Kumbhipaka. Serán asaltados y asesinados, así es el ciclo. No hay nada tan querido para uno como nuestra propia vida. Por lo tanto, una persona de alma limpia debe ser compasiva con todas las criaturas vivientes. Ese hombre, oh rey, que se abstiene de toda clase de carne desde su nacimiento, sin duda, adquiere un gran espacio en el Cielo. Los que comen carne de animales deseosos de vida, son ellos mismos devorados por los animales que comen, sin duda".
"El asesino siempre es asesinado. Después de él, el devorador se encuentra con el mismo destino. El que actúa con hostilidad hacia otro en esta vida, se convierte en víctima de actos similares en otra. Cualesquiera que sean los actos que uno haga en cualquier cuerpo, uno tiene que sufrir las consecuencias de los mismos en esos cuerpos".
"La carne de otros animales es como la carne del hijo de uno. El necio, estupefacto por la locura, que come carne, es considerado como el más vil de los seres humanos. La unión de padre y madre produce una descendencia. De la misma manera, la crueldad que comete un miserable pecador le produce a su progenie repetidos renacimientos cargados de gran miseria. Así como la lengua es la causa del conocimiento o la sensación del gusto, así lo declaran las Escrituras, el apego procede del gusto".
[Mahābhārata 13.114]
Hay pasajes que condenan el consumo de carne como un pecado kármico que se paga en el Naraka (infierno):
"No hay la menor duda de que una persona por comer tal carne va al Infierno [...] Ese miserable entre los hombres que, siguiendo el camino de los ritos religiosos y sacrificios establecidos en los Vedas, mataría a una criatura viviente por el deseo de comer su carne, ciertamente se convertiría en un residente del infierno".
"Alcanzando diversas clases de nacimiento, se cocinan en el infierno llamado Kumbhipaka".
[Mahābhārata 13.116]
En libro sagrado, Śrīmad-Bhāgavatam, también se narra y describen los planos infernales en donde moran las almas impuras y crueles, afirmando que existe un infierno y un castigo para cada tipo de pecado.
El Mahābhārata ya comenta que los consumidores de carne son cocinados vivos en el plano infernal de Kumbhipaka, cosa que también confirma el Śrīmad-Bhāgavatam, añadiendo que las personas que matan animales, como cazadores y carniceros, perecerán en un infierno llamado Mahāraurava, en donde serán devorados una y otra vez por animales de la misma especie que asesinaron o consumieron.
Por su parte, el asesinato y maltrato de animales también se castiga en el infierno llamado Andhakūpa, en donde el pecador será atacado, picado, torturado y perseguido por toda clase de aves, reptiles, bestias, mosquitos, piojos, gusanos, moscas, o cualquier otra especie que haya matado o maltratado en su última vida.
Todos estos planos infernales están destinados para quien asesine y maltrate animales, pero se diferencian en el pecado propiamente tal. A Mahāraurava llegan los pecadores que asesinan animales para satisfacer su propia lengua, es decir, para comérselos. A Andhakūpa llegan los pecadores que asesinan animales por diversión, capricho o mera maldad. Y finalmente, a Kumbhipaka llegan aquellos que comen animales vivos o que los cocinan vivos.
También existen otros tipos de infiernos para maltratadores de animales según el pecado en sí. Por ejemplo, una persona que asesine a sus mascotas y abuse de su amor y confianza, van a ser castigados en el infierno de Śūlaprota, en donde serán torturados mediante perforaciones. Aquellos que asesinen animales en nombre de la religión perecen en un infierno llamado Viśasana, en donde existen torturas inenarrables. Y finalmente, aquellos que viven exclusivamente para la complacencia de los sentidos (y la complacencia de la lengua conlleva al asesinato de animales), morarán en un infierno de pus y heces llamado Pūyoda.
El Santo indio, Bhaktivedanta Swami Prabhupada, comenta al respecto:
"Todos somos criaturas de Dios, sea cual sea el cuerpo en que vivamos o el traje que vistamos. Dios es el Padre Supremo de todos. Un padre puede tener muchos hijos, unos inteligentes y otros no, pero si un hijo inteligente dice al padre: 'Mi hermano no es muy inteligente, voy a matarlo', ¿acaso creen que el padre va a estar de acuerdo? Del mismo modo, si Dios es nuestro Padre Supremo, ¿por qué iba a consentir que matemos a los animales, que también son hijos Suyos? [...] En la sociedad humana, si un hombre mata a otro, se le condena a muerte o se le castiga. Así es la ley. La gente, debido a la ignorancia, no ve que existe un Estado más grande, gobernado por el Señor Supremo. Todas las criaturas son hijas del Señor, y el Señor no tolera que se mate a ninguno de Sus hijos, ni aún a la más pequeña hormiga. Quien así lo haga, será castigado por ello".
"Si alguien Me ofrece con amor y devoción una hoja, una flor, una fruta o agua, Yo la aceptaré".
"Uno debe adorar al Señor ofreciendo agua pura, guirnaldas de flores puras, frutas, flores y vegetales que están disponibles en el bosque, o recolectando pastos recién crecidos, pequeños capullos de flores o incluso cortezas de árboles, y si es posible, ofreciendo hojas de tulasī (albahaca), que son muy queridas por la Suprema Personalidad de Dios".
"Así como un hombre descarta la ropa gastada y se pone ropa nueva, el alma descarta los cuerpos gastados y se adhiere a otros nuevos".
[Bhagavad-gītā 2.22]
“Todos los planetas del mundo material, ya sean los más elevados o los más bajos, son lugares de miseria en los que se producen repetidos ciclos de nacimiento y muerte. Pero quien llega a Mi morada, Vaikuṇṭha, ¡oh, hijo de Kunti, nunca vuelve a nacer! ”.
[Bhagavad-gītā 8.16]
Que una entidad viviente sea alimento para otra en el reino animal, es simplemente la ley de la naturaleza en acción. Nacer como vaca y ser asesinado por un tigre implica sufrimiento, sí, pero no karma. Más bien, es el final de alguna reacción. Libre de ese karma, el alma puede continuar su viaje hacia la vida humana, donde la elección consciente determina el sufrimiento y/o el disfrute futuros, y donde es posible la emancipación de todo sufrimiento.
Algunas personas disfrutan comiendo carne. Tristemente, ellas perpetúan la matanza de animales para poder disfrutar el presente, pero en el futuro esas personas sufrirán en cuerpos de animales, y tal vez sean asesinados por un tigre o por un carnicero. Lo que se siembra de recoge. Esto continuará hasta que dejemos la rueda de repetidos nacimientos y muertes.
Por ello está bien que los animales se asesinen y devoren; ellos no generan karma, solo actúan bajo los instintos naturales que subyacen a sus respectivos cuerpos. Pero el ser humano, ubicado en el eslabón más alto cadena espiritual; se contamina perjudicialmente con este acto. El ser humano, aunque lo parezca, no es un depredador como el tigre, el lobo, o cualquier otro animal carnívoro.
Otro argumento profesado por los defensores de la carne, es: "Las plantas también son seres vivos, por lo tanto, ¿comer plantas no es pecado?"
Sí, las plantas son seres vivos, es totalmente cierto, pero su consumo se autoriza por las siguientes razones:
- A diferencia de la matanza animal, los seres humanos no solemos consumir plantas o árboles; consumimos sus subproductos, como frutas, verduras, granos, etc., que brotan y se extraen amigablemente, sin dañar al árbol o la planta en sí, tal como una persona se corta el cabello o las uñas.
- Las plantas no tienen sistema nervioso, por lo tanto, no pueden sentir dolor.
- Las plantas no tienen emociones como los animales. Cuanto más emocional es la criatura que se mate, más esfuerzo debemos realizar en no consumirla, ya que, como se argumentó a lo largo de esta publicación; el miedo, la angustia, y el estrés del animal se impregnan en la psique y en el organismo de su consumidor, además de fomentar la deuda kármica al dañar y herir a otro ser vivo. Por el contrario las plantas, al carecer de sentimientos, son saludables y nutritivas; no contaminan al consumidor. De igual modo, tampoco generan karma.
- Los textos mencionan que, antes de ser ingerida; la comida debe ofrecerse como prasādam a Dios con el fin de reducir la carga pecaminosa, y Él solo aceptará alimentos a base de plantas. Si comemos prasādam, no hay pecado, y como un prasādam nunca lleva carne, se infiere que la liberación del pecado aplica únicamente en alimentos vegetales:
"Los devotos del Señor se liberan de toda clase de pecados, porque ingieren comida que primero se ha ofrecido en tributo. Los demás, que preparan comidas solo para el disfrute personal de los sentidos, en verdad comen únicamente pecados".
[Bhagavad-gītā 3.13]
Si seguimos ese método de sacrificio, es decir, ofreciendo primero nuestra comida vegetal a Dios, entonces, el Señor Supremo nos protegerá de las reacciones kármicas asociadas con el asesinato de las plantas.
En la mayoría de las religiones, los devotos piden a Dios que les dé de comer (por ejemplo: "danos hoy nuestro pan de cada día"), pero en el Hinduismo ocurre lo contrario; el devoto ofrece sus alimentos a Dios como expresión de amor.
El Santo Prabhupada comenta:
"Los seres humanos, a los que el Señor ha dado cereales, verduras, frutas y leche, tienen el deber de agradecer la misericordia del Señor. Como signo de gratitud, deben sentirse en deuda con Él por el alimento que reciben y ofrecérselo antes a Él, para después compartir los remanentes".
Recuerde que el verdadero sentido de la ofrenda no es la comida, sino el acto de devoción y gratitud; los alimentos en sí son secundarios. Sin ese sentimiento de devoción, Dios no aceptará la ofrenda. Él es completo en Sí mismo; no tiene necesidad de nada. Nuestra ofrenda no es más que una forma de expresarle nuestro amor y nuestra gratitud.
Como hemos visto, el consumo de carne se considera una actividad pecaminosa que debemos evitar a toda costa. Esto no es algo que yo diga o imponga de manera subjetiva, no. Es una verdad revelada que se encuentra escrita en la literatura canónica y sagrada del Hinduismo.
Ya finalmente cierro con el siguiente pasaje:
"La abstención de la crueldad es la Religión más alta. La abstención de la crueldad es el más alto autocontrol. Abstenerse de la crueldad es el mayor regalo. La abstención de la crueldad es la penitencia más alta. La abstención de la crueldad es el mayor sacrificio. La abstención de la crueldad es la más alta potencia. La abstención de la crueldad es el mejor amigo. La abstención de la crueldad es la felicidad más alta. La abstención de la crueldad es la verdad suprema. La abstención de la crueldad es el Sruti (revelación) más elevado. Dones hechos en todos los sacrificios, abluciones hechas en todas las aguas sagradas, y el mérito que se adquiere por hacer toda clase de dones mencionados en las escrituras, todo esto no llega a la abstención de crueldad (en cuanto al mérito que se atribuye). Las penitencias de un hombre que se abstiene de la crueldad son inagotables. Se considera que el hombre que se abstiene de la crueldad siempre realiza sacrificios. El hombre que se abstiene de la crueldad es padre y madre de todas las criaturas. Incluso estos, oh jefe de la raza de Kuru, son algunos de los méritos de la abstención de la crueldad. En conjunto, los méritos que se le atribuyen son tantos que son incapaces de agotarse incluso si uno hablara durante cien años".
[Mahābhārata 13.115]
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