La reencarnación es una de las creencias y principios filosóficos más importantes del Hinduismo, constituyendo una de sus principales bases espirituales y metafísicas.
Esta creencia nació en la India hace aproximadamente 5.000 años atrás, bajo el nombre original de "Punarjanma" (पुनर्जन्म), que significa literalmente "volver a nacer", en sánscrito. Con el pasar del tiempo, esta creencia fue extendiéndose a lo largo de diversas religiones, filosofías y disciplinas, transformándose no solo en un pilar del hinduismo, sino que también del budismo, sijismo, jainismo, gnosticismo, taoismo, teosofismo, y muchas más.
El concepto de reencarnación se basa en la noción lógica de que la vida en la tierra no surgió repentinamente, sino que evolucionó de forma gradual, involucrando grandes épocas de tiempo y una vasta multitud de seres. Durante este proceso, la conciencia estática e inerte de la materia cedió su lugar al movimiento dinámico y evolutivo del ser, provocando que cada criatura viva disponga de un vehículo espiritual interior; el alma. El alma no muere, es eterna, a diferencia del cuerpo físico que perece con el paso del tiempo. Para nosotros, la reencarnación es un hecho científico y comprobable, al cual están sujetos todos los seres vivos que conforman los diferentes planos y realidades.
Sin embargo, muchas personas, ignorantemente, suelen criticar este pensamiento, argumentando que la reencarnación no puede ser posible debido al constante crecimiento de la población, alegando que hace milenios atrás no existía la cantidad de gente que hay ahora en el mundo, por lo tanto; asumen que la reencarnación se invalida.
En esta publicación desmentiré esta falsa acusación, puesto que generalmente, la realizan personas que no tienen conocimiento en las sagradas escrituras indias.